El despertar

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La comprendí, entendí el sufrimiento de mi madre cuando mi padre murió. Entendí porque se tumbo en una cama olvidándose de Prim y de mí. Aunque yo me esforzaba un poco mas por atender y cuidar de Nadia. Effie se pasaba casi todo el día aquí, ayudándome. Haymitch se pasaba todo el día con Peeta, ayudándolo. Era ridículo como se sentía la lejanía más profunda, aun cuando estaba justo frente a mi casa. 

«Como si nunca hubiera existido» 

El tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento en la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre al palpitar detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual con extraños saltos y treguas insoportables, pero pasar, pasa. Incluso para mí. Allí tumbada en mi cama, tuve la sensación de que el tiempo transcurría más deprisa de lo que podía percibir y me estaba perdiendo las cosas que sucedían a mí alrededor. Una tarde al sentarme en el sofá en silencio, pude darme cuenta de que Nadia estaba dando sus primeros pasos. Effie aplaudía y decía cosas como ‘’muy bien cariño’’, yo me limite a sonreír débilmente, pensando en que Peeta también se estaba perdiendo de esto. Yo podía ver el momento, mas no disfrutarlo.

Sin vida, pensé.

A ratos me hundía en la inconsciencia, a veces salía de ella. Comencé a sentir cierto aturdimiento, en ocasiones olvidaba como llegue hasta la cama desde la sala, otras veces me encontraba empapada bajo la regadera, sin recordar cuando me había desnudado. Pero no importaba. Lo más elemental que le pedía a la vida era precisamente perder la noción del tiempo. Una mañana me levante un poco más consciente de lo normal y me prepare para bajar, sabía que Effie ya abría atendido a Nadia. Pero aun así me apresure, sentía la extraña y desesperada necesidad de tomar entre mis brazos a mi hija, le hice lo mismo que mi madre me hizo a mí. Y la culpa se agrego a mi lista de torturas. Al bajar me sorprendió ver bolsas de compras en el sillón, eran muchas, no era normal.

- Buenos días –le dije a Effie, quien estaba bebiendo café en la mesa, mientras Nadia jugueteaba en su silla-

- Oh Katniss, buen día. –su expresión fue de sorpresa-

- Y estas bolsas?

- Son para los preparativos.

- De qué? –pregunto confusa-

- La fiesta de Nadia, su primer cumpleaños es mañana –dice en un tono triste-

Ni siquiera me tomo un segundo para pensar, me acerco a mi pequeña sin vacilar y la saco de su silla. La tomo en mis brazos, la abrazo con fuerza y las lágrimas comienzan a bañar mis mejillas. En ese momento, no existe nada más que ella y yo. ‘’Perdón’’ susurro una y otra vez.  Hasta que se queja y aflojo mi abrazo.

- No tenía idea de que ya fuera octubre… -digo tratando de secarme las lagrimas-

- Katniss, has pasado por mucho… –comienza a decir Effie, pero ni siquiera puedo escuchar el resto, lo ultimo recuerdo es que fue agosto cuando Peeta se marcho, el hecho de haber estado esencialmente ausente tanto tiempo, me estremece-

Fue el despertar, no podía permitirme a mi misma seguir en esta condición. Debía encontrar la fuerza necesaria para salir adelante, y si no la había, tenia que desarrollarla. Fue la gota que derramo el vaso, era demasiado, estuve mentalmente inconsciente durante meses. No recuerdo cuantas veces me prometí a mi misma jamás ser como mi madre, claro, hice esas promesas cuando era joven y aun no experimentaba el verdadero amor. Este amor que aun sigue ardiendo dentro de mí, pero esta sin poderse expresar, la persona que amo, no está y es precisamente eso lo que me desbarata el alma. Debía prepararme para lo peor y comenzar a pensar en que quizás jamás lo iba a recuperar. Quizás esta vez no logre volver a mí. Y no hay nada que yo pueda hacer. ‘’El tiempo no cura nada, pero si te acostumbra a la idea de que las cosas cambian, y debes aceptarlo’’ es la segunda vez que me digo esto a mí misma. Y esta vez, duele más.

Logro pasar este día y a la mañana siguiente decido que es tiempo de una notable recuperación, me baño, me arreglo y ayudo a Effie con los preparativos. Me pone al tanto de la lista de invitados, mi madre, Johanna, Annie y su hijo, Beetee también fue invitado pero tiene mucho trabajo, así que solo envió un video de felicitación, Gale también vendrá y eso me pone nerviosa. Recuerdo la última vez que lo vi, fue exactamente en una situación parecida, solo que en ese entonces estaba embarazada. Ahora tengo a mi hija y esta es la razón por la que viene, a celebrar el primer cumpleaños de Nadia.

Llaman a la puerta y Effie dice que debe ser el pastel, atiendo al joven que trae el paquete y al verlo, no lo dudo un segundo. Este pastel lo hizo Peeta, estoy segura. Es precioso sin duda, me pongo a pensar en que cuando estábamos en el 13 el hizo el pastel de la boda de Annie y Finnick, Haymitch dijo que era como una terapia para él. Y me pregunto vagamente, si esto fue idea de nuestro mentor. Los invitados comienzan a llegar y me abrazan con mucho cariño, a pesar de eso, nadie pregunta por Peeta y no hay duda de que Haymitch los puso al tanto de la situación y seguramente les prohibió preguntarme sobre él. Incluso Johanna, quien siempre ha sido odiosa, no lo menciona. Ni tampoco Gale, quien se limita a pasar un buen rato y mostrarse simplemente como un amigo para mí. Mi madre, como la abuela orgullosa de nuestra pequeña, se pone llorosa al recordar los primeros días de Nadia.

Mi familia y amigos cenamos en paz y cuando cae la noche, todos comienzan a irse, excepto por mi madre que se quedara esta noche. Gale se despide de mi naturalmente, como en los viejos tiempos y yo le agradezco por haber venido. Me lanza una mirada de pena y simplemente le suelto ‘’déjalo, ya’’ se da la media vuelta y se va, obviamente entendió a que me refería. Johanna me llama descerebrada y me da un golpe en el hombro, luego me abraza, le agradezco por venir y se marcha junto con Annie y el pequeño Finnick. Cuando vuelvo a la sala, Haymitch y Effie están terminando de recoger las cosas y sé que es el momento perfecto para agradecerles infinitamente su apoyo.

- Uhm, no sé cómo comenzar… -digo mientras veo fijamente a mis dedos- Les debo mucho, gracias por todo el apoyo que me han brindado. Effie tú has sido más madre que yo los últimos meses, Haymitch gracias por no rendirte. Gracias por estar aquí, en serio. –me detengo porque siento que el llanto hará su aparición pronto-

- Preciosa, estamos contigo y lo estaremos en todo momento –me dice Haymitch y luego ambos se acercan a mí y me abrazan, me siento como una niña indefensa rodeada por sus padres-

- Gracias –susurro y luego nos separamos, me volteo para seguir limpiando y ellos vuelven a lo mismo, pero cuando ya están casi en la puerta, me dirijo a Haymitch y pregunto- Como esta?

- -se toma un segundo para responder- Se pondrá bien –me pone la mano en el hombro como gesto de apoyo y luego me besa la frente- Trata de descansar, vale? Buenas noches. –se marchan- 

SiluetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora