Cap.31

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C: ¿_______ estás ahí?- mierda, era su voz.
Sin responder abrí la puerta y lo esquivé. Como era de suponerse, me tomó del brazo.
C: ¿Qué te pasa?-preguntó. Me zafé de su agarre y seguí caminando.- Ven aquí.-me siguió. Me senté a la mesa y el en frente mío. Me observó por unos segundo y se dispuso a hablar.- ¿Estuviste llorando?-preguntó.
TU: No.-dije secamente mientras intentaba no mirarlo.
C: ¿Segura?
TU: ¿Ahora harás que te explique cada uno de mis movimientos?-pregunté enojada. Frunció el ceño y quiso hablar pero lo interrumpí.- No quiero seguir con esto.-dije.- ¿Podemos irnos al hotel?
C: Si. Luego de que termine mi postre.-me dijo. Apoyé un codo sobre la mesa y mi barbilla sobre mi mano.
TU: Tengo sueño, apúrate.
C: Okey, déjame en paz.-me dijo.
TU: No debería porque tú nunca me dejas en paz, pero lo haré porque de todas maneras siempre salgo perdiendo yo.-dije. Sonó a víctima. Me miró por un segundo pero no respondió.
Veinte minutos para comerse un helado. Y como siempre, lo había hecho a propósito. Salimos del lugar, luego de que Crawford pagara. Tomó mi mano y la corrí de un solo tironeo.
C: ¿Qué te pasa?-preguntó enojado.
TU: Tú me pasas.-le dije de mal modo.- Allí hay un taxi.-dije caminando hacía uno, abrí la puerta y Crawford la cerró.
C: No subes ahí hasta que no hablemos.
TU: No quiero hablar contigo.-dije dándole la espalda.
C: Disculpe, no ocuparemos el taxi.-le dijo al señor. Volteé a verlo y sus manos me tomaron de los brazos.- Ya me explicas.
TU: ¡Suéltame!-le dije enojada.- Me lastimas.
C: No voy a soltarte hasta que no me digas que te pasa.-me dijo con enojo. Volteé la cara.- ¡Que me digas!-gritó. Un hombre se acercó a nosotros.
-¿Todo bien?-preguntó. Crawford me soltó de golpe.
C: Si todo bien. ¿No amor?-dijo pacíficamente, me observó y asentí fingiendo una sonrisa. Sabía que si decía algo, “Chau pacifismo”.
-¿Segura señorita?-preguntó. Volví a asentir.
TU: Segura.-respondí. Sonrió y se retiró.- ¿Podemos irnos?-pregunté. 
C: Si, pero no vamos al hotel.-dijo frunciendo el ceño.
TU: Por favor Crawford, ¿no crees que fue demasiado por hoy?-pregunté irritada.
C: Okey, como quieras.-dijo y abrió la puerta del taxi. Entre yo y detrás mío él.
La noche terminó totalmente distinta a como había empezado. Pensaba que tal vez íbamos a hablar de nuestros gustos y personalidades, no de la boda. Llegamos y baje, Crawford se quedó más tiempo porque le pagó al chofer. Entre y llamé al ascensor, entré y Crawford entró detrás mío. La caja metálica comenzó a ascender hasta el piso marcado en los botones luminosos al costado de la puerta corrediza. Suspiré mientras me acomodaba un mechón de pelo frente al espejo. Este se detuvo y las puertas se abrieron, sin decir nada, ambos salimos del ascensor. Crawford abrió la puerta y entró, seguí sus pasos y cerré la puerta detrás de mí. Silencio, silencio y más silencio. Pero lo cierto era que quería saber en qué estaba pensando. Tres preguntas revoloteaban en mi mente.
• ¿A dónde quería ir antes de venir al hotel?
• ¿Por qué se había enojado?
• ¿Se acordara que hoy le toca dormir en la cama?
Me quité los tacones y tire el saco sobre el sillón más pequeño. Abrí el armario y saque mi ropa de dormir. Entre al baño. Me coloqué el pijama, me cepille los dientes, ate mi cabello en una coleta alta para que no estorbara al dormir y lave mi cara para quitar todo el maquillaje. Al salir vi a Crawford tendido en el sillón. Esta era la respuesta a mi tercera pregunta, no, no lo recuerda.
C: ¿Puedes apagar las luces?-preguntó adormilado. Sin emitir palabra alguna apagué el velador, dejando la habitación completamente a oscuras.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora