Cap.80 Maraton 1/3

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-Eres la mejor nuera que puede existir-gritó Maite emocionada-. Matt, debemos hacerle un regalo enorme-siguió gritando con emoción.
-¿Crawford ha dicho que si?
-Tuvimos una breve discusión pero luego lo convencí-sonreí. Maite y Matt me devolvieron el gesto-. Pasaré por los niños el domingo por la noche.
-Sí, sí, muchas gracias-aplaudió y me acomodó el cabello-. Oh, nena, no sabes lo mucho que te agradecemos por eso-dijo rápidamente-.
Pasar una tarde con ellos siempre era un placer para mí. Jueves por la tarde, nuera y suegra tomando la media tarde junto a la pequeña Mali y sus tiernas preguntas. Crawford aún no estaba al tanto de que ambos nos haríamos cargo de sus dos hermanos durante un mes. Le parecía una locura y sin embargo, me había atrevido a pasar por la casa de mis suegros y contarles que nosotros serviríamos de niñeros por ese mes. Maite se había emocionado y Crawford iba a enojarse cuando supiera de esto. El ama a sus hermanos, pero, no soportaba que hicieran daños en la casa. Una casa costosa y bien cuidada. Crawford, quien era el dueño sin contar que según él lo suyo era mío, se hacía cargo de todos los arreglos para bien del hogar. Y un par de niños traviesos, iban a pasarse el mes de abril destruyendo plantas y mojando el suelo de la casa.
-Nos vemos el domingo, Mali-dije revolviendo su cabello.
-Sí, ______-me sonrió-. Recuerda que llevaré todas mis muñecas, prepárales una cama-me avisó. Asentí y le devolví la sonrisa.
Salí de la casa con una sonrisa traviesa en mis labios. Crawford no iba a tomárselo con calma pero tenía tres noches para convencerlo de la única manera en la que se veía vulnerable, la cama.
Crawford llegaba a casa luego de un día de arduo trabajo, acostumbraba a tomar algo fresco por la noche y luego de la ducha nocturna, se tumbaba en la cama. Compartíamos unas palabras y después se quedaba completamente agotado.
Acababa de llegar a casa cuando le pregunté por sus vacaciones, respondió que podría tomarse las siguientes dos semanas y podríamos viajar a algún lugar que yo eligiera. Pero íbamos a estar ocupados con los dos niños para cuando el dejara de trabajar para tomarse unas pequeñas vacaciones, solo que él aún no lo sabía.
-¿Te gusta más América Central o prefieres Europa?-me preguntó. Alcé los hombros restándole importancia.
-Aún sigo pensando que deberíamos cuidar de Mali y David.
-Hace dos semanas quedamos en que eso no ocurriría, aparte mamá y papá ya no insisten con el tema.
-Porque tú lo evades-le reproché.
Me observó unos segundos y luego desvió la mirada. Me apoyé en la mesada mientras él abría la heladera y examinaba la comida allí adentro. Sacó el jugo de naranja y buscó dos vasos, sirvió y me ofreció uno. Le sonreí y luego escuché como comenzaba a molestar con sus conversaciones sobre el matrimonio y todo eso.
-Sabes que amo a mis hermanos, a mis padres y también a ti, pero esta vez no voy a hacer esto. No vamos a cuidar de mis hermanos, quiero que nos vayamos de viaje, solos, sin mis hermanos, sin mis padres. Entiende, tengo solo dos semanas de vacaciones y las quiero aprovechar junto a ti, ¿es mucho pedir?
-Crawford...-colocó un dedo sobre mis labios, haciéndome callar.
-Escúchame a mí, luego puedes decir lo que quieras, _______-dijo. Asentí-. Mis padres pueden llevarse a los niños pero no quieren porque quieren estar solos, lo mismo que queremos nosotros. Y ellos deben hacerse cargo, son los padres y cuando nosotros tengamos hijos, nos haremos cargo nosotros, ¿no es así?-preguntó. Asentí-. Bueno, no quiero volver a tocar el tema.
-Tenemos un problema-le dije cuando él tomaba de su jugo.
-¿Qué pasa?-preguntó interrumpiendo su bebida.
-Es que yo...-hice una mueca. Crawford llevó el vaso a su boca nuevamente-, le dije a Maite que si lo haríamos.
Crawford bajó el vaso de golpe y comenzó a toser. Torcí la boca y noté que la culpa era mía.
-Oye, no te vayas a morir en frente mío.
-¿Qué has hecho que?-me gritó aun ahogado por el jugo de naranja.
Fruncí los labios y bajé la mirada. Sentí a Crawford respirar con fuerza y dejó el vaso en el fregadero. Alcé la mirada y lo vi observándome intensamente.
-Perdona, ¿sí? Pensé que iba a poder convencerte-dije en un hilo de voz-. No lo había visto de esa forma y pensé que podríamos hacernos cargo de ellos dos
-Como quieras, ______-dijo rindiéndose-. Nos haremos cargo del lío en él que tú nos has metido, pero voy a decirte una simple cosa, no dejaras de estudiar durante el verano.
-¿Vas a castigarme?
-Oh, claro que lo haré-dijo enfadado-. Tú me has castigado a mí, haciendo que me ocupara de mis hermanos durante las pocas vacaciones que puedo tomarme.
-Te he pedido disculpas y no me pasaré el verano entero estudiando.
-Si lo harás, ______ y no quiero que volvamos a tener esta conversación.
-Crawford tú no eres mi padre-dije intentando que no se fuera de la cocina.
-Voy a recordarte que fui yo quien pagó por tu custodia y te aviso, _______, que aunque estemos casados, esto sigue siendo así, yo ordeno, tú cumples.
-Recuerda lo que acabas de decir, Crawford-dije casi a los gritos-. Y no quiero que me hables, ¿entiendes?
-Está más claro que el agua-me gritó antes de salir de la cocina.

Los días transcurrían aburridos y sin sentido alguno. Martes por la noche pasé por casa de Maite y me llevé los niños a mi casa.
Alice me avisó que Crawford iba a llegar tarde esa noche porque tenía una cena.
-¿Y Crawford?-preguntó David cuando era arropado por mí-. No lo hemos visto hoy.
-Crawford tiene mucho trabajo, pequeño-dije revolviendo sus rubios cabellos-. Mañana podrán chapotear en la alberca, ¿Qué dices?
-Sí, sí, si-me sonrió-. Hasta mañana, ________.
-Hasta mañana, David
Me puse de pie y caminé hacía la puerta.
-Te quiero hasta el cielo, ______ -me dijo tiernamente.
-Yo también te quiero, cariño-le sonreí y apagué la luz-. Que descanses.
Mali se había quedado dormida en el sofá, por lo tanto, debía esperar a que Crawford llegara para pedirle que la cargara hasta la habitación de huéspedes. Me senté en la mesa del living y observé la puerta de entrada.
Recordé cuando Crawford me había enseñado todas las habitaciones de la casa y pensé que había sido una exageración que aparte de la nuestra, tres habitaciones fueran para huéspedes, pero en este caso funcionaban a la perfección. Crawford procuraba esquivarme lo poco que estaba conmigo en casa, Mali ocupaba una y David la restante.
Tres de la mañana y Crawford no se hacía presente en la casa. Comenzaba a pensar que podría haberse desahogado en brazos de otra mujer. Ese pensamiento hizo que mis ojos se aguaran y que las lágrimas comenzaran a descender por mis mejillas. Cerré los ojos y crucé mis brazos sobre la mesa para luego esconder mi rostro allí.
-Hey, ________-dijo una aterciopelada voz-. Va a dolerte todo si no duermes en una cama-lo sentí decir.
-No quiero moverme-me quejé levantando la cabeza.
Se me quedó viendo durante unos segundos y luego besó mi mejilla. Estar peleada con él era como vivir un año sin agua, imposible. Me sonrió tiernamente y se sentó a mi lado.
-¿Dónde estabas?-pregunté adormilada.
-A uno de los socios de la empresa, se le ocurrió salir a cenar para cerrar el contrato. Debía aceptar.
-Es lo mismo, de todas maneras, no me hablas.
-Porque tú me lo has pedido-hizo morros-. Vamos a la cama, no te veo muy cómoda y yo estoy bastante cansado.
-¿Duermes conmigo?-pregunté en un susurro.
-Si insistes-rió.
-Mali está durmiendo en el sofá.
-Sí, la he visto-me avisó-. Ve arriba, voy a llevarla a su habitación.
Nos pusimos de pie y el caminó hacía Mali para tomarla en brazos, yo subí a la habitación y me coloqué el pijama. Crawford tardó más de veinte minutos y pensé que se habría quedado dormido al lado de Mali. Cuando iba a salir de la cama para buscarlo, apareció por la habitación mientras se quitaba la corbata.
-Me ha pedido que me quedara a dormir con ella-dijo quitándose la ropa.
-¿Y por qué has vuelto?
-Se quedó dormida y yo debía venir con mi esposa, ¿Qué crees?-hizo una mueca y luego bufó-. Dejé mi pijama en la habitación de huéspedes.
-Ven aquí-dije observando sus coloridos boxers-, no tienes que ocultarte de mí.
-Oh, no, sabes que eso no lo hago muy a menudo-dijo riendo y se metió en la cama.
Apagamos las luces y en menos de veinte minutos la habitación yacía en silencio y completa oscuridad.
-Abrázame, Crawford -susurré.
Sus musculosos brazos envolvieron mi frágil cuerpo y me llevó hacía él. Apoyé la cabeza en su pecho y acompasé mi respiración con la suya. Comenzó a mover sus dedos por toda mi espalda, brindando así, tiernas caricias en mi piel.
-He estado pensando...-susurró, no hacía falta hablar más fuerte que eso-, que tal vez, podríamos renovar nuestros votos.
-Hace solo un año y pocos meses que nos casamos.
-Pero no sentíamos lo que ahora, ¿o sí?
-No, pero...
-Pero nada-me interrumpió-. Compláceme en esto, _______. Quiero estar seguro de que me amas y que quieres compartir tu vida conmigo. Te has casado por obligación el año pasado, ¿podemos casarnos por qué queremos?
-Sí, me encantaría-respondí adormilada-. Pero creo que ya te he dado muchas pruebas de amor para que sepas que si quiero pasar el resto de mi vida contigo.
-Entonces, ______ Jarrel, ¿te volverías a casar conmigo?
-Me encantaría, Crawford Collins.
-Eso quería escuchar-dijo y besó mi cabeza-. Descansa, princesa.
-Tú también, Crawford
Nos quedamos en silencio mientras ambos conciliábamos el sueño, o por lo menos, lo intentábamos.
-_______...-me llamó en un susurro. Ronroneé dando a entender que lo escuchaba-, te amo.
-Yo a ti, mi amor-murmuré antes de caer en un profundo sueño.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora