Cap.82 Maraton 3/3

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Caminé hacia mi mesa de noche y tomé mi móvil. Dos llamadas pérdidas de Kendall.
-¿Levantaste los vidrios?
-Sí, pero, ¿Qué ocurre, cariño?
-Nada que pueda importarte.
-Sabes que lo que tenga que ver contigo me importa, mucho -respondió.
Pasé por su lado y salí de la habitación. Me siguió.
-No te enojes, no sé qué he hecho.
-Nada, no has hecho nada, Crawford-dije bajando las escaleras-. Solo no me fastidies.
-No quiero que estés enojada conmigo-siguió diciendo mientras bajaba detrás de mí-. Cuando venías por el pasillo estabas llorando.
-No es cierto-dije entrando en la cocina.
-Si lo es, ______. ¿Qué ocurre?
-No ocurre nada-abrí la heladera-. Has asustado a David cuando le gritaste-le reproché.
-¿Por eso llorabas?
-Oh vamos, Crawford -casi grité-. Ya no sigas con eso.
Bajó la mirada y se dedicó a mordisquear su labio inferior.
-Sigo sin saber que he hecho para que me trates así.
-Nada, ya te dije, no has hecho nada.
-Cariño, odio pelear contigo-dijo en un susurró
Como si fuera mi actividad favorita, pelear con Crawford.
-Anoche Mali me dijo que habías vomitado-dijo de repente.
¿Cómo sabía Mali sobre eso? ¿Por qué la niña era tan bocota?
-Que ganas de inventar-dije fingiendo una tierna risa.
A Crawford no se le movió un solo músculo de la cara y alzó la mirada hacia donde yo cortaba vegetales.
-Dicen que los niños no mienten sobre esas cosas.
-Crawford, dicen tantas cosas-le dije y busqué una olla.
Crawford mantuvo el silencio durante unos minutos y luego lo vi desviar la mirada hacia la puerta de la cocina, fue, la cerró y se apoyó en la mesada, al lado mío.
-Tienes razón, si hubieras vomitado me lo hubieras dicho-dijo suavemente.
No era de ceder fácilmente y claro estaba que era una trampa de su parte. Alcé la vista y le sonreí.
-Porque si fuera así tendríamos que ir al médico-siguió diciendo.
-Crawford, cuando alguien vomita es porque algo le ha caído mal al estómago.
-O porque puede estar embarazada-añadió.
La sangre de mis venas se evaporó y sentí a Crawford reír.
-Estaba bromeando.
El muy estúpido andaba de bromas cuando yo de verdad incubaba mis dudas sobre el tema.
-Pero de todas maneras tendrías que decirme si vuelves a vomitar.
-Es que no he vomitado, Crawford -le dije indignada.
-No te creo.
-No me creas, no me importa-seguí con la cocina.
Crawford se quedó a mi lado, en silencio y luego abrió la heladera para buscar zumo de naranja, tomó dos vasos y vertió el líquido allí. Me dejó uno al lado de la verdura recién picada, alcé la mirada y me sonrió para luego posar sus labios en el borde del cristal y tomar de lo que contenía el vaso. Me lavé las la manos y seguí los pasos de Crawford, tomé el zumo.
-_______, ¿recuerdas cuando te cortaste con el espejo?-preguntó.
Dejé de respirar por un segundo y luego cerré los ojos. No quería que todos esos recuerdos se apoderaran de mí, como la noche anterior.
-Prefiero no hablar sobre eso.
-Es que, ______, siento que estas en el mismo estado que cuando paso eso.
-No es cierto, Crawford -respiré hondo-. Estoy perfectamente bien y no necesito cortarme.
-Estás como, decaída, enojada, siempre te enfadas conmigo.
-Voy a decirte una sola cosa, Crawford -dije ocupando toda mi fuerza para cortar la zanahoria-, yo sé cómo estoy, como me siento y voy a decirte que él que ocasiona problemas entre nosotros, eres tú.
-¿Qué te he hecho?
-No voy a decirte porque me vas a gritar.
-¿Y por qué te gritaría?
-Porque he sido una metida y escuché cosas que no debía escuchar-le grité y observé su mirada perdida.
Sus ojos se abrieron a más no poder y pasó su lengua sobre sus labios, con cierto nerviosismo. Tomó mi mano que sostenía el cuchillo y me obligó a dejarlo sobre la encimera.
-¿Qué has escuchado?-preguntó suavemente mientras tomaba mi mano con firmeza.
-No es nada, ya está-dije ofuscada.
Mis ojos se llenaron de lágrimas.
-¿Qué pasa, ________?
-No pasa nada, Crawford-sequé mis lágrimas-. Estoy acostumbrada a que mi vida sea una basura.
-No, amor, no hables así-me envolvió entre sus brazos-. ¿Qué te hace pensar eso?
-Que tú no quieres estar conmigo.
-¿Yo?-preguntó separándose un poco de mí-. ¿De dónde has sacado semejante barbaridad?
-Tú lo has dicho-dije tragando saliva-, estás con otra.
-¿Qué?-preguntó arqueando una ceja.
-Crawford, yo lo entiendo-aspiré mi nariz-, es normal. Yo solo soy una niñita se dieciocho años y tú quieres algo más real, el amor se acaba y está bien.
-No, ______, no está bien-dijo secando mis lágrimas-. No digas pavadas, hazme ese grandísimo favor.
-Dijiste que mañana vas a verla y que hoy no te ha llamado.
-¿Quién?-preguntó estrechándome en sus brazos nuevamente.
-Tu amante, no lo sé.
-Yo no tengo amante, ______-dijo tranquilamente-. Odio cuando comienzas a sacar conclusiones que no son. Si no sabes de quién hablaba, no digas nada.
-¿A quién veras?
-No voy a decirte.
-Entonces si tienes una amante.
-¿Para que necesitaría una amante? Se coherente, mi amor-se separó de mí y tomó mi mano.
Posó ambas manos en mi cintura y elevó mi cuerpo. Para no caerme rodeé mis piernas en su cintura y él bajó sus manos a mi trasero.
-Quizá porque ya no quieres estar conmigo.
-¿No te ha quedado claro que te amo?-preguntó en un susurro y luego besó mis labios cortamente.
-Crawford, hay hombres que...
-Shh, ______, ya te he dicho que nuestra relación no es igual a las demás y por lo tanto esas cosas que dices no son ciertas-volvió a besarme.
Caminó hacia el living conmigo en brazos y se recostó en el sillón. Quedé sobre él.
-¿Tienes una o no?
-No hay nadie más que tú-murmuró-. Te amo, _______.
-¿A quién veras mañana?
-Oh, vamos, ______, ya deja eso.
-No copies mis palabras-susurré haciéndolo reír.
-No es nadie importante y tiene que ver contigo.
-¿Conmigo?
-Si contigo.
-¿Qué tiene que ver tu amante conmigo?-pregunté
-Voy a ponerme agresivo si sigues con eso-gritó haciéndome sobresaltar-. No era en serio pero ya déjalo.
-Entonces, ¿no me estás engañando?
-Quítate de encima de mí, _______-ordenó.
Sin comprender el por qué, me bajé de su cuerpo y él se puso de pie. No dudó ni dos segundos en tomar mi mano y llevarme a rastras hacia la escalera. Comenzó a correr mientras subía las escaleras y me hacía tropezar cada dos segundos.
-Hablaba con Chris, ¿cierto?
Asentí desconcertada y luego Crawford tomó su móvil. Marcó el número de Chris y me dio el teléfono a mí.
-¿Qué haces?
-Pregúntale de qué hablábamos-me ordenó.
El teléfono dio dos tonos y la masculina voz de Chris se hizo presente.
-¿Crawford?-preguntó el mejor amigo de mi esposo.
-Chris, habla _______-dije.
-Hey, hola-dijo animadamente-. ¿Qué pasó?
-Sé que va a sonar algo extraño pero bueno, así es todo con Crawford, extraño.
Chris rió y luego habló.
-Dime, ¿qué hizo Crawford?
-Recién hablaste con él, ¿cierto?
-Si-asintió mientras escuchaba atentamente.
-¿De que hablaron?
-Creo que no debería decirte.
Desvié mi mirada a Crawford y él suspiró frustrado.
-¿Por qué?-pregunté con intriga.
-Porque Crawford luego va a contarte, no hay nada de lo que no vayas a enterarte-explicó.
-¿Me está engañando?
-¿Crawford? ¿A ti?-rió-. Deja las telenovelas, ______
-Es que escuché que decía algo y...
-¿Crees que te está engañando? Pues yo que tú, hablaría con él y le preguntaría que es lo que siente. Créeme, él te ama y no deja de hablar de ti, es insoportable, no habla de nadie más, no creo que te esté engañando y si es que lo hace, yo no tengo idea de nada.
-Gracias, Chris-dije.
-De nada, _______, cuando quieras, adiós.
Finalicé la llamada y dejé el celular en manos de Crawford.
-Está bien, te creo-dije. Me sonrió-. Pero vuelves a decir que le presto más atención a tus hermanos que a ti y la que se pondrá agresiva voy a ser yo.
Di media vuelta y salí de la habitación. Lo escuché reír y luego me siguió hasta bajar las escaleras.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora