Cap.8

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Luego de que nos pusiéramos delantales y me levantara el pelo en un rodete, decidimos hacer pizzas caseras.

TU: ¡Crawford!-grite riendo- estas ensuciando todo.

C: No es mi culpa que ese huevo prefiera estar en el piso.-ambos reímos- toma-me paso harina.

TU: Gracias.

Seguimos haciendo lo que pudimos hasta que Crawford comenzó a tirarme harina en la cara.

TU: ¿Qué haces?-grite escupiendo harina al piso.

C: No quería tirarte en la boca.-rio.

TU: Ahora veras Collins.-dije agarrando el recipiente lleno de harina.

El comenzó a correr dejando huellas de harina por toda la sala, la cocina y el comedor. Cuando lo alcancé fue víctima de la harina.

C: Ya basta-dijo riendo- no me tires más.

Tu: Te lo merecías.-corrí hacía la cocina.

Luego de la guerra de harina y las ocurrencias tontas de Collins, terminamos de hacer una pizza. Mientras el limpiaba el piso de la cocina, la sala y el comedor, yo me encargaba de preparar la mesa y limpiar los recipientes sucios.

C: Tiene buen sabor.-dijo tomando una porción.

TU: Bastante

C: Lo más gracioso es que ninguno de los dos sabemos cocinar y nos salió bien.-me sonrió.

Después de todo Rosa tenía razón, él es buena persona pero no tiene afecto entonces no sabe cómo dar afecto a los demás. Cuando terminamos de almorzar levantamos la mesa juntos y limpiamos toda la suciedad de los platos.

Subí a mi habitación y Crawford se quedó abajo. Estaba totalmente aburrida así que decidí hacer “tarde de películas” pero a diferencia de mi casa, que tenía millones de películas, tuve que buscar algunas en el televisor. Me quedé dormida mientras veía “Que paso ayer”. Desperté por el suave movimiento que causaron en mi cuerpo.

TU: Crawford.-susurré a penas abrí mis ojos.- ¿Qué haces aquí?-me senté en la cama.

C: Vengo a decirte que esta noche mis padres vendrán a cenar con nosotros.-me informó.

TU: Es una broma. ¿Verdad?-dije aun adormilada. Negó con la cabeza.- ¿Por qué vienen?

C: Después de todo son mis padres. ¿No crees?-respondió secamente.- Mi padre le comentó a mi madre sobre nuestro “noviazgo” y ella quiere conocerte.

TU: ¿A mí?-dije corriendo un mechón de pelo que caía sobre mi frente.

C: Si a ti, se supone que eres mi novia. Así que ponte la ropa más decente que tengas, vienen a las 20:00 y son las 18:45. No me dejes en ridículo.- caminó hasta la puerta.

TU: No.

C: ¿No qué?-me dijo desafiante.

TU: Yo NO cenaré con tu familia.

C: No es elección tuya.-dijo fríamente.- Te recuerdo que yo estoy a cargo tuyo así que tienes que obedecer.

TU: Bien.-respondí de mal modo mientras me levantaba de la cama.

C: Me voy a comprar la cena.

TU: ¿Me dejaras sola?-dije en un grito ahogado.

C: Si. Debo comprar la comida porque Rosa se fue, así que también debo conseguir a otras empleadas.

TU: Voy contigo.-dije decidida mientras me acercaba a él.

C: No _____, no iras.-me advirtió antes de cerrar la puerta.

Crawford, eres un perfecto imbécil. Encima que debo cenar con su familia me dejas sola en una casa que ni siquiera puedo estar porque me pierdo. Decidí darme un largo baño de inmersión, al salir rodee mi cuerpo con una toalla blanca y me dispuse a secar mi cabello para luego plancharlo. Me peiné con dos pequeñas trenzas que se unían en la parte de atrás de mi cabeza y por debajo caía el lacio cabello hasta un poco más arriba de mi cintura. Me maquillé aun con la toalla en el cuerpo. Natural pero presentable, tal cual Crawford había dicho. Rímel para resaltar mis largas pestañas y un delineador que marcara mis ojos color verde, rubor para agregar color a mis mejillas y un brillo labial. Abrí el armario en busca de algo lindo para ponerme. Terminé eligiendo un vestido azul hasta más arriba de mis rodillas. Me coloqué tacones altos y negros. Sonreí ante el espejo al verme tan arreglada. Y es que nunca me visto de esta manera porque mi vida es y siempre fue estar encerrada en alguna casa.

Me hundí en mis pensamientos mientras daba los últimos toques en mi maquillaje. Tres golpes en la puerta fueron los causantes de mi susto. Me quedé paralizada, pues Crawford no estaba en casa, o por lo menos yo no lo había escuchado llegar.

C: ¿_______? ¿Estás ahí?-su voz sonaba preocupante.

TU: Si. ¿Qué necesitas?-pregunté mientras me echaba unas gotas de perfume en el cuello.

C: ¿Estas lista? Mis padres me dijeron que ya vienen en camino.-me avisó. Sonaba un poco más relajado de lo que estaba horas antes cuando se fue a buscar la cena de esta noche.

TU: Si, ya estoy lista.

C: ¿Puedo verte?-definitivamente, esta era una de las conversaciones más largas con Crawford en las que no nos hemos gritado ni insultado.

TU: Ya abro.-dije mirándome por última vez en el espejo.

Abrí la puerta y me encontré con un Crawford diferente al que yo había conocido. Él estaba vestido con una camisa blanca y un pantalón negro, sus zapatillas estaban perfectamente limpias y su cabello desordenado.

C: Wooow.-pronunció al verme salir de la habitación.

TU: -¿Crees que podamos convencer a tus papás de que somos novios?-pregunté conteniendo una risa. Él se veía tan formal y niño bueno.

C: Creo que sí.

TU: Crawford.-lo llamé para que me mirara a los ojos.

C: ¿Qué pasa?-preguntó levantando su mirada y centrándola en mis delineados ojos.

TU: Hare esto con una sola condición.

C: ¿Me pondrás condiciones?-preguntó arqueando una ceja.

TU: Si, solo una.

C: A ver, dime.-preguntó cruzando sus brazos.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora