Cap.58

1.7K 134 6
                                    


TU: Como digas.-hablé y luego me llevé las uñas a la boca.- ¿A qué hora podemos irnos?
C: ¿Quién te entiende mujer?-preguntó fastidiado.
Una vez más, se estaba pasando de tono.
C: Acabas de decirme que no quieres irte a casa.-añadió.
TU: Crawford, me has dicho que íbamos a pasar por los pasajes a Paris, ¿Qué no recuerdas?-dije mirándolo con enojo. Cerró los ojos y contuvo su respiración por un segundo.
C: Vamos, muévete.-se levantó del asiento y apagó el ordenador.- Volveré más a la tarde. Gracias a ti, no he podido terminar mi trabajo.
Hice caso omiso a sus palabras y abrí la puerta de madera que dirigía al largo pasillo lleno de puertas hacía distintas oficinas y otros lugares. Crawford no me siguió, por lo que, pensé, saldría en un rato. Comencé a caminar por el pasillo hasta toparme con el escritorio de Kate. Ella, tranquilamente leía un documento mientras tomaba de su café. Me acerqué a la rubia, e intentando no asustarla, me apoyé en su escritorio. Levantó su mirada y pronto se enderezó en su asiento. Sonrió intentando ocultar la incomodidad que había causado Crawford hacía tan solo unos minutos.
KA: ¿Crawford la ha mandado a pedirme algo?-preguntó con voz temblorosa.- Porque si es así, puede comunicarse por el teléfono interno y pue...-interrumpí con suma sutilidad.
TU: No me ha mandado nadie.-respondí a su primera pregunta.- Estoy esperando que él salga de su oficina así ya nos vamos.-suspiré.- Vengo a pedirte perdón por el incidente de hace un instante, Crawford es muy grosero cuando está enojado.-alcé los hombros.
KA: No te hagas drama _______.-dijo con suma confianza, la cual, me agradó.
TU: Gracias por comprender.-dije acomodando mi cabello.
KA: No hay de que.-me sonrió. Le devolví el gesto y volteé al sentir pasos en el largo pasillo.
TU: Luego nos vemos.-le dije. Ella asintió y siguió con lo que hacía.
C: ¿Ya nos vamos?-preguntó tendiéndome la mano.
TU: Claro.-no la tomé y comencé a caminar.
Sentí como bufaba y luego una risa traviesa de parte de Kate. Llamé al elevador, teniendo a Crawford al lado, y juntos subimos. Sin decir una sola palabra, bajamos en planta baja y salimos por la gran puerta. Caminamos hasta el auto de Crawford y allí nos montamos en él.
C: Es algo lejos de aquí.-me advirtió. Abroché mi cinturón de seguridad.
TU: Como digas, solo enciende el motor.
.
.
No tenía por qué, pero estaba nerviosa. A tan solo un día de mi boda, la cual, no sabía cómo iba a ser. Crawford no había estado en casa los últimos dos días, o por lo menos, no habíamos hablado casi nada. Las empleadas iban y venían por toda la casa, gente que arreglaba el jardín, personas que colocaban adornos. Maite y Matt se la pasaban en casa, cuidando detalle por detalle, dando órdenes sin cesar, intentando que todo fuera lo más perfecto posible. Crawford, llegaba a las once de la noche y pasaba directo a la ducha, luego, a la cama. Sin cenar en casa, sin almorzar en casa, sin hablarme más que para desearme un buen día o dulces sueños. Ya no compartíamos cama, pues luego de haber descubierto la habitación de huéspedes, no iba a permitir que Crawford me retuviera en su habitación.
Estaba todo listo, solo faltaba el sí de ambos y Crawford sería feliz para siempre.
Xxx: -¿Estas despierta?-preguntó una voz adormilada. Me senté en la cama y miré la puerta entreabierta de la habitación.
TU: Si, pasa.-dije sabiendo que era Crawford quien estaba del otro lado de la madera.
C: ¿No duermes?
TU: ¿Me ves dormir?-dije divertida. Rió y entró en la habitación.- No puedo, no sé por qué.
C: Yo se.-dijo y se puso de pie junto a mi pequeña cama.- ¿Me haces un hueco contigo?-preguntó acomodando su pantalón a cuadros.
Sin responder a esa pregunta, me hice a un lado y él se sentó a un costado. La escasa luz de la luna iluminaba la habitación. Justin y yo, dominados por el nerviosismo, sin poder dormir, juntos, a las tres y media de la mañana.
TU: ¿Por qué?-pregunté intentando no mirarlo a los ojos.
C: Porque ambos estamos nerviosos.-respondió sin siquiera mirarme. Ambos, mirábamos a la pared celeste de la habitación, que en estos momentos, se veía blanca, gracias a la escasez de luz.
TU: No estoy nerviosa.-mentí. Chasqueó la lengua y pasó uno de sus brazos por encima de mis hombros. Besó mi mejilla.- Es en serio Crawford.-tragué saliva sonoramente. Rió.
C: Perdona.-susurró.
TU: ¿Qué?-pregunté sin comprender.
C: Que me perdones ______.-susurró de nuevo.
TU: He escuchado pero no sé a qué te refieres.
C: Solo perdóname, no preguntes por qué. Perdóname.-su voz sonaba sincera y sus besos sobre mi mejilla no me dejaban pensar más que, eso salía de su corazón.- ¿Puedes perdonarme?
TU: No puedo perdonar algo que no sé qué estoy perdonando.-dije confusamente.
C: No preguntes _______, pero perdóname.-insistió.
TU: Te perdono Crawford.-dije serena y acaricie su rostro.
Acomodó su cabeza sobre mi hombro derecho y sentí su respiración sobre mi cuello. Tomó una de mis manos y la entrelazó con una de las suyas. Brindó leves caricias a mis finos dedos y luego dio un suave besó sobre la palma de mi mano. Alzó la mirada con suma delicadez y me sonrió.
C: Mañana veras a mi hermana.-dijo.
Finalmente, comprendí.
Él no estaba nervioso por la boda, si no, por ver a su pequeña hermana. Sus nervios se debían a algo que a él de verdad le importaba, no a pararse en el altar y pronunciar un simple "si" para toda la vida. Él amaba a su hermana y quería tenerla cerca. No me amaba a mí, era solo su pase a la vista de Crawford a su pequeña hermana.
TU: Tú también la veras.-dije sonriente.
Ocultar las lágrimas, no siempre es fácil.
C: Claro que si.-dijo emocionado.- Imagínate lo hermosa que estará.-sonrió de nuevo. Desvié la mirada.- ¿No te emociona?-preguntó.
TU: Si, obvio que si, Crawford.-dije intentando sonar feliz.
C: Que bien.-dijo y suspiró.- ¿Puedo dormir contigo?
Esa pregunta resonó una y mil veces en mi cabeza. Pensé en decirle que sí, pero luego, mis ganas de llorar volvieron y sí él estaba en la habitación, no podría desahogarme con la almohada.
TU: ¿Qué necesidad de dormir conmigo tienes?-pregunté.- De mañana en adelante, estoy obligada a dormir contigo.
C: Eso es cierto.-dijo y vi como cerraba sus ojos.- Pero una noche más, no le hace mal a nadie.
Pero en eso, Crawford se estaba equivocando. A mí sí me hacía mal, me hacía ilusionarme con cosas que nunca ocurrirían, me hacía sentirme utilizada, sin valor alguno.
TU: No.-dije secamente. Abrió sus ojos y volvió a mirarme.
C: ¡Que mala eres!-exclamó con suma tranquilidad.- Te he tratado bien.
TU: Solo ahora. No me has tratado bien ni tampoco mal, simplemente, no me has tratado.-alcé los hombros y con ellos, la cabeza de Crawford.- No has estado en casa por días.-dije casi quejándome.
C: No te enfades, linda.-dijo divertido.
TU: No me enfado.-le dije.
C: No dormiré contigo pero mañana, no te salvas.-se puso de pie.- Supongo que tampoco querrás regalarme un beso.-me dijo y se rascó la nuca.
TU: Supones mal.-murmuré.
C: ¿Oí lo que creo que oí?
TU: No sé qué has oído, pero si oíste lo que he dicho, es cierto.-sonreí de costado. Bajó unos centímetros y me besó.
C: De nuevo, perdona.-me dijo. No comprendí, nuevamente.
TU: No sé por qué, pero voy a perdonarte. Hasta hoy más tarde.-le dije. Rió.
C: Hasta más tarde.-me secundó y salió por la puerta de mi habitación.
Parpadee tres veces seguidas sin poder creer que Crawford y yo nos estábamos llevando bien. Alcé mi mano y la coloqué sobre mis labios. Él acababa de besarme, recordé con entusiasmo. Me introduje entre las verdes sabanas y apoyé mi cabeza sobre la almohada.
De algún modo, tenía que conciliar el sueño.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora