Cap. 45

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Luego de pasar una semana y media de diversión con Ashton, Crawford y las chicas, tuvimos que volver porque Crawford debía trabajar y su padre necesitaba de su ayuda mientras viajaba al otro lado del mundo. Nos encontrábamos en el avión, Crawford estaba viendo una película mientras por momentos cerraba sus ojos y los abría de golpe. Yo, por mi parte, estaba a su lado, leyendo una revista sobre chismes de famosos, nada interesante. Crawford estiró una pierna y me pateó haciendo que me sobresaltara y la revista cayera al suelo, maldije por lo bajo y me agaché a tomar la revista.
C: ¿No tienes sueño?-preguntó bostezando. Negué con la cabeza y tomé de mi jugo de manzana.- ¿Ni un poco?-preguntó apagando el pequeño televisor frente a nosotros.
TU: Anoche pude dormir como Dios manda.-dije sonriendo y volví a tomar del jugo.- ¿Tú no?
C: Convengamos que dormir en ese sillón nunca fue lo más cómodo.-se quejó mientras se acomodaba sobre el asiento.- Convídame.-dijo estirando su mano.
TU: No, búscate el tuyo.-le dije sacando el vaso de su alcance.
C: ¡Que mala persona!-dijo de mala gana.- Quiero jugo.-se quejó. Le di el vaso y me sonrió antes de tomarlo.- Retiro lo dicho.-me dijo y tomó del vaso, dejándolo completamente vació. Me lo devolvió.
TU: Oye.-dije mirando que el contenido del vaso, ya no estaba.- Ahora me buscas uno.
C: No queda nada para aterrizar.-dijo acomodándose mientras me daba la espalda.
TU: Quiero un jugo.-dije insistente.
C: Pídele a Lucy.-me dijo.
TU: A bien, ahora le dices Lucy.-dije más que molesta. Volteó y me miró.
C: ¿Celosa?
TU: ¿Qué crees?
C: Pensé que no te gustaba ni un poquito.-me dijo sonriente.- ¿Ves? Te dije que nadie se resiste a mí, soy una bomba sexual.-sonrió.
TU: Que este celosa no significa que me gustes tú.-dije arqueando una ceja.- Aparte, cuido lo que es mío y tú serás mi esposo y no dejare que me engañes.-me crucé de brazos.
C: ¿Y también soy tuyo?
TU: Basta Crawford.-dije enojada. 
Si bien nos llevábamos mejor, las peleas eran muy comunes día a día. Podíamos pasar momentos muy lindos juntos, mientras que cuando uno miraba a otra persona, el otro ya se fastidiaba y se iba todo por la borda. Crawford, quien siempre quería tener la razón, me hacía casi vendarme los ojos cuando íbamos a la playa, y yo, que según él, siempre quería tener la razón, no podía decirle que dejara de mirar a las chicas, porque comenzaba con sus juegos de preguntas sobre mis celos hacia sus actos.
L: Crawford, vamos a aterrizar.-dijo la castaña cuando se colocó frente a él.- Le sugiero que se ponga el cinturón de seguridad.- esa era Lucy, la castaña que de seguro traía loco a Crawford. Eso me ponía de los pelos.
TU: Claro y que a mí me parta un rayo.-dije enojada. Crawford rio.
L: Oh, a usted también.-sonrió. Falsa, estúpida, castaña hueca. 
TU: Si, si, comprendimos, puedes retirarte y dejar de tirarte a mi novio.-dije mientras me abrochaba el cinturón de seguridad. Crawford volvió a reír y la castaña se retiró con cara de perro.
C: Eso fue descortés.-me dijo.
TU: Lo descortés me lo paso por ya sabes dónde.-le dije de mala gana. Rio.- Oh, ¿estas risueño Collins?
C: Ya, cálmate.-dijo entre risas.- Me gustó tu forma de marcar territorio.
TU: Bueno.-le dije sin siquiera mirarlo.- Abróchate eso, no vaya a ser que Lucy tenga que volver a recordártelo.-miré hacia el frente.
C: Tú y tus celos.
TU: Tú y tus estúpidos encantos que, en realidad, no sé qué te ven.
C: Lo que tú misma ves, pero no quieres admitir.
TU: Ya, como digas Collins. Mejor cállate.
C: Okay, voy a callarme porque ya veo que te enfadaste de nuevo y me vas a montar otro numerito por la azafata.
TU: Yo no te monto ningún numerito.-dije enojada.- Tú, que te tiras a cualquier zorra que es diferente.
C: Bueno, ya, de verdad, dejémoslo aquí.
TU: Muérete.
C: ¡Ya, cállate _______, me sacas de quicio!-gritó haciendo que yo abriera mis ojos a todo lo que daba. Imbécil.
Me quedé callada. El avión privado de Crawford descendió hasta tocar tierra. Una vez ahí, Crawford se desabrochó el cinturón y yo hice lo mismo. Tomando mi bolso me le adelante a Crawford y baje las escaleras con rapidez para tomar mis tres maletas, que llevaría, no sé cómo.
C: ¿Puedes?
TU: Si, puedo. No necesito tu ayuda.-le dije enojada. 
Crawford asintió y tomó su única maleta, la cual comenzó a rodar con facilidad. Yo con tres maletas y más pesadas que un elefante. Tomé una y acomodé mi bolso bien sobre mi hombro, tomé otra e intenté tomar la otra pero dio una vuelta y calló sobre el pavimento. Refunfuñé y miré hacia adelante, donde estaba Crawford caminando mientras su maleta rodaba tras él.
TU: Estúpida maleta.-le pegué una patada. La acomodé y me senté sobre ella.
Dos minutos después Crawford estaba al lado mío y me estaba mirando como si yo fuera un bicho raro.
TU: ¿Qué tanto ves?-le dije enojada. Rio.
C: ¿Sigues pensando que no necesitas mi ayuda?-preguntó arqueando una ceja. Bajé la mirada.- Vamos, levántate de ahí y dame eso.-dijo dándome la mano para que me pusiera de pie.- Tú lleva la mía y una de las tuyas, la mía está más liviana.-me aconsejó.- Yo llevaré las dos restantes.-me explicó. Asentí.- _______, un favor.
TU: ¿Qué?
C: Cambia esa cara.-me dijo. Me di la media vuelta y tomé una de sus maletas junto con la mía. Crawford comenzó a caminar delante mío y pronto me puse a la par de él.- ¿Qué rayos llevas aquí?-preguntó. Reí.
TU: Tú culpa.-le dije.- Me compraste más ropa de lo que usualmente uso.-reí. Negó con la cabeza sabiendo que una mujer no tiene remedio frente a las tiendas de ropa.
C: Recuérdame no volver a sacarte de compras.
TU: No te aseguro nada.-le dije cuando salíamos del aeropuerto.
C: ¿Por qué nos llevamos tan mal si de verdad podemos llevarnos muy bien?-preguntó.
TU: ¡Que se yo!-exclamé levantando los hombros. Me sonrió.
Pronto el chofer de Crawford se situaba frente al aeropuerto y nos ayudó con las maletas. Nos montamos en el automóvil y en menos de diez minutos estábamos en la casa de Crawford. Baje antes que él y recogí su maleta y una de las mías, como antes habíamos hecho. Él, pobre, tuvo que recoger las dos maletas mías y así subir las escaleras.
C: Llévala a mi habitación, por favor.-me dijo. Asentí y dejé la mía en el pasillo para luego buscarla. Entré en su habitación, perfectamente arreglada y deje su maleta frente a su cama.
TU: Listo.-dije al salir y vi que él venía desde mi habitación.
C: Gracias. No sé cuántos días tardaras para ordenar toda esa ropa.-rio.- ¿Crees que necesitaras otro armario?-reí y le di un leve golpe en el hombro.
TU: Cierra la boca, útil para nada.-reí.
C: ¿Mi boca? ¿Inútil?-dijo y rio.- No sabes lo que se hacer con mi boca, cariño.-sonrió con picardía y me tomó de la cintura.
TU: Bueno, bueno.-dije apartándolo de mí.- Te aseguro que prefiero no saberlo.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora