cap.49

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C: Vamos, elige una que quiero irme a casa.
TU: Es que hay tantas.-dije frente a la estantería de películas de terror.- ¿Estás seguro que quieres que veamos de terror?-le pregunté mordiéndome las uñas.
C: Si, pero veo que tú no.-rio- Vamos, quiero irme.
TU: Pareces un niño.-le dije mientras soltaba su mano para alcanzar una de las películas de la última estantería.- Esta se ve buena, ¿no crees?-miré la tapa. Una rubia llena de cicatrices salía en un primer plano y atrás un hombre de negro con un cuchillo ensangrentado.- Da miedo.
C: Si, llevemos esa.-me sonrió.
TU: -Me da miedo.
C: ¡Que importa!-exclamó quitándome la película de las manos.- Ven, vamos.-tomó mi mano y fuimos a pagar.
Pagamos y luego nos subimos al auto para ir al supermercado por palomitas de maíz para hacer y otras cosas que Crawford dijo que había que comprar para la casa. Él tarareaba una canción mientras íbamos cargando un carro.
C: ¿Te gustan estos cereales?-preguntó. Asentí y el los cargó.- ¿Esto?- asentí nuevamente y los tiró dentro del carro.
TU: Apúrate.
C: Debo comprar comida.-me informó.- En casa no hay más que leche, yogur y una que otra galleta. No hemos estado en semanas.
TU: Bueno, bueno. Entonces préstame tu celular.
C: Ni lo sueñes.
TU: ¿Hay algo que debas ocultarme?-pregunté avanzando junto con él.
C: No, pero no voy a prestártelo.-me dijo haciendo una mueca. 
Luego de pagar las compras en el supermercado, Crawford y yo cargamos todo al auto y nos encaminamos hacia la casa. La noche marcaba su asistencia sobre Nueva York y las estrellas se hacían notar sobre el oscuro cielo. Las nubes se desplazaban formando otras nubes en conjunto y no me sorprendería si estas desataban sus aguas sobre Nueva York. El frío se apoderaba de toda la ciudad, haciendo que cada persona llevara un abrigo diferente. Crawford y yo, tomados de las manos, entramos a la casa para encontrarnos con un hermoso clima.
C: Oh, sí, aquí se está muy bien.-sonrió dejando su chaqueta sobre el sillón. 
-Señor, la cena ya está lista-dijo Sandy haciendo una tímida sonrisa.
C: Gracias.-le dijo sonriendo.- ¿Vamos a comer y luego vemos la película?-me preguntó viendo como yo me sacaba mi campera.
TU: Claro Crawford.-le respondí y caminé hasta la mesa, me senté en una silla. Crawford se sentó a mi lado.
Cenamos tranquilamente mientras Crawford decía cualquier cosa sobre cuando era chico. Me contó las pavadas que hacía con Ashton y Mich, y que también existía un tercer amigo que se llamaba Luke, al cual iba a conocer en nuestra boda. Reímos y tonteamos hasta que Crawford por fin terminó de cenar.

C: Voy a hacer las palomitas mientras tú te pones el pijama.-me dijo entrando a la cocina.
TU: Okay.-murmuré sabiendo que él no me escuchaba y comencé a subir las escaleras.
Mi ropa revuelta sobre la cama de Crawford me dio a entender que si él subía a su habitación y veía eso, yo moría al instante. Comencé a doblar la ropa y la metí dentro de las maletas. Por ahora no tenía armario donde meter mis pertenencias, por lo tanto, debía dejar todo dentro de la maleta.
C: ¿Ya estás?-golpeó la puerta de la habitación.
TU: No, pero puedes pasar.
C: ¿Qué hace toda esa ropa sobre mi cama?-preguntó entrando.
TU: Es que cuando nos fuimos a rentar la película, tenía que buscar ropa y lo primero que se me ocurrió fue tirar todo sobre tu cama.-le sonreí mientras él analizaba el desorden.- No me regañes.
C: No lo haré.-me dijo. Se sentó sobre la cama y comenzó a doblar una de mis remeras.- De a dos terminaremos más rápido.-sonrió.
¿En qué momento se había puesto tan buena onda? No lo sé, pero me gustaba. Juntos terminamos de doblar mi ropa y me prestó dos de sus estantes para que yo pudiera dejar lo justo y necesario fuera de mi maleta. Con el pijama en mano, entré al baño. Me lo coloqué y salí de allí mientras me ataba el cabello. Vi que Crawford se estaba desordenando el pelo frente a un pequeño espejo. Vestía unos pantalones a cuadros y una camiseta para dormir.
C: ¿Lista?-me dijo y volteó a verme.
TU: Claro.-le sonreí.- ¿Vamos a verla en el living?-él asintió ante mi pregunta.- ¿Bajamos almohadones?-le dije.
C: Si, como quieras.-respondió agarrando dos almohadas y una manta grande.- Lleva dos más.-fue casi una orden. Asentí y tomé dos.
Bajamos por las escaleras mientras nuestras fosas nasales se inundaban con un exquisito olor a palomitas de maíz recién hechas. Crawford tiró todo sobre el sillón y fue hasta la cocina. Mientras lo esperaba, coloqué todo sobre el sillón. Dos almohadas para él, dos para mí y la manta cubriendo todo el sillón.
Llegó con un tazón grande de palomitas y las dejó sobre la pequeña mesa del living.
C: ¿Sabías que se puede hacer esto?-me dijo haciendo una palanquita hacía atrás y el sillón se volvió algo más extenso.
TU: No, no sabía. Si no, lo hubiera hecho.-le sonreí.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora