Cap.60

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Cuando el auto aparcó frente a la casa, la música resonó en nuestros oídos. Lucy, Macy y Louise se emocionaron y bajaron rápido del auto.
M: No debe verte nadie.-dijo Macy. Asentí.- Vamos por detrás.-añadió.
Corrimos por el jardín, hasta llegar a la puerta trasera y allí entramos a la casa. Lucy inspeccionó el comedor y cuando estuvimos seguras de que no había nadie que pudiera verme, corrimos escaleras arriba.
TU: ¿Dónde está Crawford ?-pregunté cuando nos encerrábamos en la habitación de mi casi esposo.
L: No esta aquí, ya lo veras, no seas ansiosa.-dijo Louise golpeando mi hombro.
TU: Okey, solo quería saber.
M: Creo que mencionó algo de que se vestiría en el apartamento de Michael.-gritó Macy desde el vestidor.
TU: ¿Desde cuando conocen a Crawford ?-pregunté.
L: De la universidad.-respondió Lucy y abrió la caja de mis tacones.
LO: Nos pidió ayuda y aceptamos.-sonrió Louise.
Macy entró nuevamente a la habitación, con mi vestido en manos. Lo admiré, no me arrepentía de haber gastado semejante cantidad de dinero en ese hermoso vestido, aunque el dinero, era de Crawford
LO: Buena elección ______.-dijo Louise sentándose en la cama.
TU: Gracias.-me senté a su lado.
M: Bueno, vamos a ayudarte con el vestido y los tacones. No puedes despeinarte.-dijo Macy. Asentí.
L: Ponte de pie.-me ordenó Lucy.
Me quedé en ropa interior frente a ellas, después de todo, eran mujeres y no había nada que ellas no hubieran visto jamás, pero la vergüenza no me abandonó hasta que estuve con el vestido puesto.
LO: Ajusta allí atrás.-le dijo Louise a Macy mientras ella chequeaba que mi cabello estuviera sano y salvo.- Genial.-sonrió.
Lucy corrió a su bolso y sacó un pequeño frasco de perfume con forma de manzana.
-Es especial y delicioso.-sonrió con emoción.- Se que te dará suerte.-dijo antes de presionarlo y las gotas chocaron en mi cuello.
LO: Estas hermosa ______.-dijo Louise.
TU: Gracias.
M: Faltan los tacones y pronto podré decir que estas lista.-dijo Macy. Lucy sonrió.
Me senté en la cama y cómodamente me coloqué ambos tacones. Eran de gran altura, pero no perdían comodidad.
M: Ahora si, lista.-sonrió Macy.
LO: Hagamos una foto.-dijo Louise revolviendo su bolso.- Aquí.-sonrió y sacó la cámara de fotos.
Corrió y colocó la cámara sobre un estante del armario, puso el temporizador y volvió a correr hacía nosotras.
L: 1, 2 ,3.-gritó Lucy y el flash salió disparado.
LO: Esta muy linda.-dijo Louise tomando la cámara entre sus manos.
Xxx: ¿Se puede?-dijo una voz desde afuera de la habitación. Era una mujer.
M: Si, adelante.-dijo Macy acomodando las cajas y las cosas que habíamos desordenado.
-Oh, _______, estas hermosa.-dijo una tierna voz maternal.
TU: Oh, mi Dios.-me tapé la boca con ambas manos.- Rosa, hacía tanto que no te veía.-casi grité antes de correr a abrazarla.
Me tomó sutilmente entre sus brazos y sonrió. Estaba más corpulenta y tenía un cortes distinto. Me separé de ella y le sonreí.
TU: Estas... muy, muy linda.-le dije. Sonrió y examinó mi vestido.
R: Si te digo que estas linda, me quedo corta.-me halagó.
TU: Gracias.
R: No hay de que, pequeña.-dijo acomodando su maquillaje.- Crawford me ha pedido que venga por ti, dice que puedes bajar cuando quieras pero que no tardes.-sonrió con emoción.
TU: Okey, ya enseguida bajo.-dije y puse mi mano sobre su hombro.- Te eché mucho de menos.-expresé con mi más sincero sentimiento.
R: Y yo a ti.-me dijo y volteó para retirarse.- Nos vemos en unos minutos, iré a buscar un buen lugar para ver el beso más de cerca.-dijo y sonrió.
La vi salir de la habitación y volteé a ver a las tres chicas que me sonreían.
-Y bueno, ya debes bajar.-dijo Macy.- Y nosotras, debemos correr a vestirnos para, por lo menos, verte entrar al camino de flores.-sonrió.
-Claro que si.-la secundó Louise.- Vamos, Lucy, camina. Y las tres, salieron de la habitación sin decir más nada.

Me quedé sola, sin compañía. Ya no había escapatoria, era bajar, poner mi mejor cara y decir "si, acepto". De seguro Crawford estaba hermoso, más de lo habitual. Sonreí y me senté en la cama. Estaba más que nerviosa e iba a llorar si no me contenía un poco. Era hora de bajar y estaba convencida de que si quería dar el "si", casarme con él, pero no a esta altura de mi vida, no con dieciséis años, no con obligación, si no, más adelante, con mayor edad y porque ambos quisiéramos. El reloj de la mesa de luz, marcó las siete, ya era hora de estar abajo. De seguro, todos sentados, esperando a la novia. No podía no aparecerme. Tomé valor y me puse de pie. Giré el picaporte y caminé haciendo sonar mis tacones por todo el pasillo. Llegué a la escalera y miré los escalones que debería bajar para llegar a la puerta del jardín y así, estar en la boda. Tomé el barandal de la escalera y comencé a bajar.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora