cap. 35

2.4K 172 0
                                    

J: Ya está el taxi en la puerta.-avisó James. Le dedique una sonrisa y Crawford me fusilo con la mirada.
C: Gracias.-se levantó del sillón y me tomó la mano con brutalidad.- ¿Cómo no va a coquetearte si tú haces lo mismo?-dijo cuándo subíamos al taxi.
TU: No empieces Crawford.-dije desganada. Me salvé porque se puso a hablar con el taxista.
C: ¿Conoce algún lugar donde renten autos?-preguntó.
-Hay un lugar por aquí cerca, ¿ahí vamos?-preguntó. Crawford asintió.- Bien.-concluyó el hombre antes de poner en marcha el motor.
Recorrimos unas seis cuadras en silencio y cuando llegamos bajamos, Crawford pagó y nos metimos en la agencia de rentas de autos.
-¿Sería uno como este o como este?-señaló el muchacho de traje.
C: Este.-dijo Crawford no muy convencido.- ¿Tu que dices?
TU: Crawford, da igual, lo tendrás solo nueve días.-le dije.
C: Pero quiero uno lindo.-me dijo. Reí.- ¿Ese o ese?
TU: Este Crawford.-dije.
La verdad eran iguales, a diferencia de la forma de los asientos, no se por qué tanto problema.
Pagó y luego nos acondicionaron el auto para salir a andar.
C: Esta genial.-dijo cuándo encendió el motor.
TU: Si, me gusta.-le dije mientras encendía la radio.- ¿Qué tipo de música te gusta?-pregunté cambiando repentinamente de tema.
C: Lo que sea mientras no sean nenitos chillones que solo cantan bien en el estudio de grabación.-dijo, reí.
TU: ¿Esta canción te gusta?-pregunté mientras escuchábamos Adele. Asintió.- Tiene una muy linda voz.-admití.
C: Me gusta.-sonrió.- ¿A ti que tipo de música te gusta?-preguntó.
TU: Lo que sea.-admití.- El otro día te escuché cantar.-le confesé.
C: ¿Ah sí?-preguntó sin despegar los ojos del camino.- ¿Y qué tal canto?
TU: Bien, me gusta tu voz.-sonreí mientras me acomodaba en el asiento.
C: ¿Qué calificación me pondrías?-preguntó.
TU: Es que ya no me acuerdo bien, luego de escucharte quedé en el suelo del baño.
C: Ah, entonces eso hacías.-dijo con gracia.- No estabas comprobando lo de la puerta con olor a vainilla.-rio. Me uní a sus risas.- Si ahora te canto, ¿me calificas?-preguntó. Asentí efusivamente.- Never mind, I'll find someone like you, I wish nothing but the best for you, too, Don't forget me, I beg, I remember you said, "Sometimes it lasts in love, But sometimes it hurts instead,"
Su voz cubría la voz de Adele en la radio, pero estaba segura de que si estos dos hicieran un dúo, de seguro estaría genial. Crawford terminó de cantar y me sonrió, le devolví la sonrisa. A veces no puedo entender por qué es tan duro conmigo si en verdad nos podemos llevar bien.
C: ¿Y?
TU: Un nueve.-le dije. Me dedicó una mirada y luego volvió la vista a la calle.
C: Mala.
TU: Hey, es verdad, no eres cantante profesional.
C: Mala.-repitió como un nene. Reí, sonrió y siguió manejando.
TU: Esta bien, un 9.5.-dije y luego reí.
C: Eso sería un diez.-me dijo sonriente.- Es en serio, en el colegio eso era un diez.-me comentó. Reí y se unió a mi risa.
TU: Como quieras-carcajeé.
C: te vez tierna cuando ríes así.- dijo 
TU: Ya cállate.-dije sonrojada. Rio y bajó del auto, hice lo mismo.
Entramos juntos pero no de la mano. Lo primero que hicimos fue buscar un lugar donde almorzar, ambos coincidíamos que íbamos a morir de hambre si no comíamos algo en este instante. Nos sentamos y pronto pedimos nuestra comida. Veinte minutos después la comida estaba frente a nuestros ojos y Crawford no dudo un segundo en hacer notar su hambre.
TU: Entonces…-dije tomando gaseosa.- ¿Qué haremos hoy?
C: Primero, pediremos postre.-dijo. Reí.- Luego iremos al cine, si conseguimos algo bueno para ver, porque si no, no me gusta el cine a ver películas malas.-hizo una mueca y siguió hablando.- Y luego podremos comprar ropa.
TU: Si.-sonreí.- Ropa, ropa, ropa.-dije. Rio divertido.- ¿Sabes?-lo incité a mirarme.
C: ¿Qué debo saber?-me sonrió.
TU: Creo que tú también deberías comprarte ropa.
C: No.-hizo una mueca.- Yo ya tengo.-tomó de su jugo.- Aparte sé que llevaremos muchas bolsas como para que también compremos para mí.
TU: ¡Que cosas dices!-dije divertida. Sonrió para luego hablar.
C: Estas sonriente hoy.-me dijo.- ¿Por qué?
TU: No sabía que si o si tiene que haber una razón para estar feliz.
C: Sé que la hay.-me dijo sonriente.
TU: Puede que la haya.-le sonreí.
C: Pues dímela.-respondió buscando a la mesera con la vista.
TU: No se.-dije cruzándome de brazos. El hecho de que el buscara a la mesera, no me gustaba para nada. Celos, bienvenidos.
C: ¿Tiene que ver con alguien o con algo?-elevó la mano llamando a la mesera. Volvió su vista a mi.- ¿Ya no estas feliz?-dijo arqueando una ceja. Negué con la cabeza.- ¿Qué paso?
-¿Si, señor?-dijo la castaña de unos treinta y pico de años.- ¿Desean postre?- ella hablaba mientras Crawford y yo jugábamos un debate de miradas. Sonrió y le dedicó su mirada a ella.
C: Si, un helado de vainilla y chocolate.-respondió. Me miró a mi esperando que pidiera algo. Desvié la mirada y largó una pequeña risa.- ¿Amor?-me llamó.- ¿Vas a pedir postre?- había dejado claro que no nos iban a pasar por “hermanos” otra vez.
Tu: Una ensalada de frutas, por favor.-dije sin mirar a ninguno de los dos.
-Muy bien, en unos minutos les traigo su postre.-dijo antes de retirarse. Crawford rio.
TU: No me parece para nada gracioso Collins.-dije mirando un nene que acababa de caer al suelo y su madre iba por él.
C: ¿Tu puedes celarme y yo a ti no?
TU: ¿Celarte?-dije entre dientes.- ¿Yo a ti?
C: Si, tu a mi.-dijo señalándome y luego a el.- Debo de llamarte amor para que pidas.-rio.- Ella no me interesa en lo más mínimo.-agregó. No iba a responderle.- El silencio otorga cariño.-me dijo. 
TU: ¿Y que si estoy celosa ah?-pregunté cuando la mesera puso mi postre frente a mis ojos.- Gracias.-le dije. Ella sonrió y le dio el suyo a Crawford, luego se fue.
C: Mi nena celosa.-dijo casi tiernamente. Lo fulminé con la mirada.
TU: Yo no dije eso.-dije pinchando un pedazo de ananá. 
C: Pero se nota.-dijo. Lo miré.- ¿Nunca me lo admitirás?-dijo haciendo muecas raras.
TU: No, porque no es verdad.-le dije. Callamos mientras comíamos el postre. 
Me miraba de a ratos mientras yo intentaba no encontrar su mirada. Reía y seguía con lo suyo. Minutos después el terminó y luego yo. Él pagó y luego nos fuimos a ver que películas habían en el cine. La siguiente función de “The Avengers” empezaba en veinte minutos. Así que sacamos las entradas y compramos palomitas de maíz junto con gaseosas. Entramos y nos sentamos a esperar que la película comenzara. Las luces se apagaron y las colillas de películas estreno comenzaron. Me recosté sobre el hombro de Crawford y levanté la cabeza para susurrar a su oído.
TU: Si estoy celosa.-susurré. Sonrió y volteó para besarme.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora