Cap. 41

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TU: No me salgas con cursilería.-dije sin siquiera mirarlo. Me negaba a creer todo eso.
C: Pues no es cursilería, te estoy diciendo lo que de verdad es lo que siento.-dijo enojado antes de levantarse del sillón.- Me pone de los pelos que peleemos por simples estupideces como tu jugo sobre el sillón. ¡Es que no tiene sentido!-gritó haciéndome sobresaltar. 
Es que simplemente era totalmente incomprensible. Peleas tras peleas y luego pretendía que le crea al momento de ser sincero. Caminó hacía la cama y se sentó a mi lado. Lo ignoré mientras observaba el techo y algunas partes de la habitación. Con tal de no hablarle, yo estaba bien haciendo otra cosa.
C: ¿Puedes perdonarme?-preguntó.
TU: Si, como no.-dije fastidiada. Volteé la cara para no brindarle mis gestos y se acostó a mi lado.- ¿Crees que es tan fácil como venir y pedir perdón?
C: mmm… ¿sí?-dudó. Suspiré conteniendo mis ganas de matarlo.- ¿No?-preguntó aun dudando.- No, no.-dijo confiado.
TU: Bueno, entonces has algo para que me dé cuenta que en verdad tu perdón viene del corazón y no porque solo se te ocurre pedirlo.-dije. 
C: Por lo menos te pedí perdón.-se quejó.- Si no quieres perdonarme entonces no me gastaré el tiempo en pedirte que me perdones.
TU: Pues ya lo gastaste.-dije.
C: No comencemos a pelear de nuevo.
TU: Okey, entonces no me molestes y vete a tu habitación.-dije enojada.
C: ¿Mi habitación?-preguntó.- Esta también es mi habitación.
TU: No, anoche dormiste en otra habitación. Pues entonces quédate en esa, yo quiero estar sola.
C: No.-respondió. Me levanté de la cama.- No voy a irme de esta habitación, pues porque yo la pago así que tengo derecho de quedarme aquí cuanto yo quiera.
TU: Okey, entonces yo me voy.
C: ¿A dónde iras?-se sentó en la cama.
TU: No lo sé, simplemente me quiero ir. No te quiero en mi camino.
C: Imposible.-se burló.
TU: No es imposible.-le dije molesta.- Tú te duermes, yo me voy.
C: Okey, entonces me obligaras a contratar un guarda espaldas para ti.-dijo. Lo fulminé con la mirada.
TU: No serias capas de gastar dinero en semejante bobada.
C: El dinero es lo de menos en mi vida, cariño.-dijo egocéntricamente. 
TU: Oh, como usted diga señor plata fácil.-estaba total y completamente molesta con él.- No me hables.-añadí causando su risa a la cual respondí con un gesto de asco.
C: ¿Qué pasa si sigo hablando?
TU: ¿Crawford te das cuenta lo inmaduro que eres?-pregunté cruzándome de brazos.
C: Ah, claro, habló la madura.-me dijo.- Es que eres tan madura que te escaparas, eres tan madura que esperas al chico correcto y eres tan madura que te la pasas haciendo bobadas y viendo televisión.
TU: ¿Y eso que tiene que ver?-le tiré una remera que anteriormente tenía en la mano.
C: Deja de arrojar cosas.-me gritó lanzándome la remera de vuelta.- Y tiene mucho que ver porque una persona madura no se escapa para “ser feliz”-hizo comillas con los dedos.- y tiene que ver porque me dices inmaduro a mí y tú ni siquiera has perdido tu virginidad.
TU: Y aquí vamos de nuevo con el tema sexo.-le grité.- ¿Qué no tienes otra cosa para decir? Es siempre lo mismo.-le tiré la remera de vuelta y la atrapó con ambas manos.- Todo en tu vida es sexo y dinero. ¿Pues sabes qué? No quiero ser parte de tu vida, no quiero tener sexo contigo y ni siquiera necesito de tu plata para sobrevivir.
C: Dos cosas cariño.-se acercaba peligrosamente a mí.- Primero, vives mojándote cuando estas cerca de mí y eso no me lo discutas.-me señaló con su dedo.- Y segundo, si necesitas de mi plata para vivir, sino ¿dónde dormirías? ¿Dónde vivirías? Responde, vamos.
TU: Muérete.
C: Sigo insistiendo, luego el inmaduro soy yo.-se burló.
TU: En serio te digo, muérete.-dije de mala gana mientras lo empujaba para que se alejara de mí.
C: Okey, cuando tenga la suficiente edad me moriré ahora, no digas pavadas.-me dijo antes de dar media vuelta.
TU: Y luego pides que no peleemos.-canturreé. Volvió a mirarme.
C: No vale la pena intentar no pelear porque te pido perdón y no lo aceptas.-me dijo en un cantito parecido al mío.- Aparte quieres que me muera, ¿Qué más da?-alzó los hombros en señal de desinterés.
TU: Okey, si eso es lo que quieres.-dije.
C: Eso es lo que tú quieres.-me corrigió.
TU: ¿Lo que yo quiero? Te he dicho miles de veces que no me gusta pelear contigo.-dije enojada.- También he intentado que estoy funcione, pero de verdad no haces ni el mínimo esfuerzo.
C: ¿Yo?-preguntó señalándose.
TU: Si, tú, Crawford ¿ves a alguien más aquí?
C: Pues perdona pero no es mi culpa que tú quieras pelear por todo.
TU: ¡Yo no te he dicho nada! Tú empezaste.
C: ¡Por Dios!-gritó.- ¡Me vuelves loco! Todo el tiempo me gritas y me fastidias por todo. Aprende a quedarte callada cuando no tienes la razón.
TU: ¿Acaso tú la tienes?-grité.
C: Si, yo la tengo.
TU: No Crawford, tú no tienes la razón, esta vez, admite que la tengo yo.
C: ¿Tú?-siguió gritando.- ¿Tú? Pero por favor _________ apenas tienes dieciséis años y encima ni siquiera has madurado, dime si vas a venir a tener la razón, pero por Dios, que cosas dices.
TU: Claro, es obvio que señor perfección tiene la razón.
C: Tú misma lo has dicho.-dijo bajando su tono de voz.
TU: Crawford me tienes harta, me dan ganas de pegarte cada vez que hablas.
C: ¡Que lastima pequeña! Así será para siempre, tú y yo juntos, ¿debo repetirlo?
TU: Ni sueñes que me casare contigo.-grité antes de sentir dos golpes en la puerta.- Y no pienses que esta vez iré yo a abrir la puerta.-seguí gritando.- Te odio con toda mi alma.-le grité antes de entrar al baño. 
C: Te juro que esto no se termina aquí.-me gritó y pateó la puerta.- ¿Y tú que quieres?-siguió gritando cuando abrió la puerta de entrada.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora