Cap.61

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Cada escalón parecía alejarse más y más a medida que yo colocaba el tacón sobre este. Ya sabía que en la puerta me esperaba Matt, eso me tranquilizaba un poco, por lo menos no iba a entrar sola y enfrentarme a eso sin nadie a mi lado.
M: Estas hermosa.-dijo el hombre que me observaba desde el pie de la escalera.
Levanté mi concentrada mirada de los escalones y observé a Matt. Él me sonrió y me tendió la mano. La tomé y terminé de bajar.
TU: Gracias.-respondí al cumplido.
M: No hay de que _____.-dijo sonriente.- Estoy muy orgulloso de que tú seas la que va a casarse con Crawford
TU: Oh.-sonreí intentando ocultar mi nerviosismo.- Yo estoy muy feliz de casarme con Crawford .-dije. Suspiró.
M: Ya, ¿vamos?-hizo un gesto extraño.
TU: Claro.-respondí con miedo.
Terminamos de caminar por la sala para llegar a la puerta del jardín. Dos mujeres a los lados de la puerta nos sonrieron y luego miraron a Matt para preguntar por si estábamos listos para salir. Matt asintió y al ver esto, las pequeñas mujeres abrieron las puertas para dejarnos a la vista de todos. El sol a penas se escondía y daba una sensación de calidez sobre el panorama. Crawford dio la vuelta para observarme y vi como sus labios se curvaban en una sonrisa. La gente se ponía de pie a la vez que la tenue música comenzaba a sonar.
M: Vamos.-susurró Matt para que ambos comenzáramos a caminar por la estrecha alfombra cubierta por pequeñas flores blancas.
Sonrisas, susurros y pequeñas risas de dos niñas a nuestras espaldas, se hacían notar en el lugar. Crawford sin quitar su sonrisa, me observó desde que entré al lugar hasta que llegué a su lado.
C: Estas hermosa.-susurró a mi odio cuando su padre me dejo en sus brazos.
TU: Gracias.-dije levemente y me aferré a su brazo. Miró al sacerdote.
Mi mirada se fijó en dos pequeños pájaros revoloteando sobre un árbol. El sacerdote, sin dejar de hablar, sonreía y con su libro en mano nos hacía orar. Crawford, nervioso, apretó mi brazo para que prestara atención. La madre de Crawford, retó unas cuantas veces a la pequeña que detrás de nosotros jugaba con su vestido rosa.
S: Crawford Daniel Collins, ¿acepta usted por esposa a ________ Jarrel? ¿Promete serle fiel tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándola y respetándola hasta que la muerte los separe?
C: Si, acepto.-dijo Crawford con una sonrisa en su rostro. Respiró profundo y me dedicó su dulce mirada. La nena se acercó con los anillos y los puso delante nuestro Crawford tomó el que me correspondía y lo colocó sobre mi dedo. Sonrió
Era mi turno.
S: ________ _______ Jarrel, ¿Acepta usted por esposo a Crawford Daniel Collins? ¿Promete serle fiel tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándolo y respetándolo hasta que la muerte los separe?
TU: Si, acepto.-dije tragando saliva con nerviosismo. Crawford se aferró más a mi brazo y coloqué el anillo sobre su dedo.
S: Si hay alguien que se oponga a este matrimonio, que hable ahora o calle para siempre.-dijo en una elevada voz el hombre de túnica frente a nosotros.
Todo en el lugar era silencio. Los ruidos más fuertes eran de pájaros cantar y las hojas de los árboles moverse al compás del viento. Nadie se oponía, eso era bueno, para Crawford
S: Por el poder que me confiere Dios, los declaro, marido y mujer.
Por un momento el mundo se detuvo. Las agujas del reloj se quedaron estáticas sobre sus lugares. Nadie lo había impedido, estaba casada. Sola, en un mundo lleno de peligros para mí. Con un hombre que me hacía la vida imposible y que a pesar de que yo lo intentaba, no nos llevábamos bien.
S: Puede besar a la novia.-concluyó el sacerdote.
Crawford, mi esposo, se acercó lentamente a mis labios y me dio un tierno beso. Suaves, cálidos y adictivos, la manera perfecta de describir sus labios. Gracias a Dios sentía ya menos nerviosa. Arroz volando sobre nosotros dos, pétalos de rosa brincando en el aire, Crawford riendo y mi corazón latiendo a mil por hora. Maite y Matt, se habían acercado muy atentamente a saludarnos, al igual que el resto de la familia de Crawford. La poca gente que pude reconocer, eran los padres de Crawford, Kendall, Sophie, Melanie, Ashton, Michael y su novia, a la cual no le recordaba el nombre, las tres chicas que me habían servido de compañía hoy y Rosa, quien sonreía al ver a Crawford feliz.
C: Vamos, ven aquí.-me dijo quitándome del tumulto de gente.- Quiero estar contigo.-añadió y tiró de brazo para entrar en la casa.
Estaba vacía, sin ruidos, todo lo que se escuchaba provenía de la fiesta, afuera.
C: ¿Estas bien?-preguntó tomándome de la cintura mientras se tiraba en el sillón.
TU: Claro que si.-me dejé caer junto con él.- ¿Tú?
C: Muy bien.-sonrió.- ¿Has visto a Mali?
TU: No.-respondí con sinceridad.
C: ¿Es en serio?¬-me preguntó enarcando una ceja.
TU: Es en serio.-dije en tono burlón. Rió.
C: Rubia, de baja estatura, ojos celestes.-la describió brevemente.
TU: Oh, la nena de vestido rosado.-pregunté. Asintió.- Es adorable.
C: Lo se.-dijo sonriente.
TU: Que baboso eres con tu hermana.-reí.
C: ¿Me das un beso?-preguntó cambiando radicalmente el tema.
TU: No, gracias.-me puse de pie.
C: Hey, quiero uno, de verdad.-dijo y se puso de pie al igual que yo.
TU: Vamos afuera, no es correcto que los novios desaparezcan.-comencé a caminar hacia afuera.
C: Tampoco es correcto que me niegues un beso y sin embargo lo estás haciendo.-se quejó mientras me seguía.
Reí ante sus palabras y seguí con mi paso hasta abrir las puertas hacia el jardín y salí.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora