La nieve se encargó de cubrir la casa por todos lados. El jardín estaba repleto de copos blancos que se juntaban para dejar una gruesa capa sobre el césped y todo lo que estuviera debajo de ella.
-Nieve-le dijo Crawford mientras señalaba por la ventana del coche-. Eso es nieve, Austin.
Austin sonrió a su padre y Crawford le devolvió la sonrisa. Se veían tan lindos juntos, eran perfectos y casi iguales.
-Odio el camino nevado-se quejó Crawford frunciendo el ceño.
-Ya nos queda poco, tú solo sigue con el ceño fruncido.
-¿Por qué?-preguntó divertido.
-Porque me gustas así, enojado-le dije riendo.
Me dedicó una mirada relámpago y sonrió nuevamente. Aparcó el auto en frente a la casa de sus padres y apagó el motor.
-¿Llevo a Austin y tú bajas las cosas?-pregunté.
Él asintió.
Como cada domingo de cada semana, Crawford, Austin y yo, almorzábamos en casa de los padres de Crawford. Era un hermoso día en familia, ya que, Crawford y yo, nos la pasábamos juntos mientras David y Mali jugaban con el pequeño Austin. Los padres de Crawford, por supuesto, amaban a su nieto y se lo pasaban de brazo en brazo, dejando que nosotros dos disfrutáramos de la compañía mutua, en este caso, junto al fuego.
-¡Mali y David!-gritó Maite mientras llenaba de besos a Austin.
Los dos niños no tardaron en bajar las escaleras, como un rayo. Lo primero que hicieron fue colgarse cada uno de la pierna de uno de nosotros. En este caso, Mali ocupaba la mía y David la de Crawford.
-¿Cómo has estado niño?-preguntó Crawford besando la mejilla de su hermano.
-El domingo pasado no vinieron-se quejó David.
-Austin pescó un pequeño resfrío-les comuniqué a los dos niños y besé la mejilla de Mali-. Tengo algo para ti.
-¡A que no adivinas, mamá!-dijo Crawford cuando Maite le pasaba al pequeño a su esposo.
-¿Qué cosa?
-No has adivinado-le sonrió y abrazó a su madre por los hombros-. Esta mañana, Austin ha dicho "mami".
-¡Austin habla!-gritó Mali.
Matt y Maite llenaron de besos al niño, Mali y David nos atormentaron con un par de preguntas, mientras yo revolvía entre mi bolso.
Entregué a Mali una pequeña caja de maquillaje de princesas. Ella comenzó a gritar y me abrazó. A David le di un pequeño auto de carreras y no tan igual como su hermana, pero comenzó a saltar y sonreír como bobo.
Almorzamos entre anécdotas y carcajadas de parte de los niños. Mali estaba maquillada tal cual una princesa, claro que a su estilo, de niña pequeña. Y David pasaba su auto por todo aquel lugar donde anduviera.
Cuando terminamos el almuerzo, Mali y David se llevaron a Austin a la sala, para jugar. Mientras que Maite y Matt iban por el postre, Crawford y yo nos dedicamos a levantar la mesa.
-¡Crawford! ¡______! ¡Mami! ¡Papi!-gritó Mali.
Dejé caer un vaso sobre la mesa y corrimos hacia la sala. Cualquiera que escuchaba a Mali gritar así, pensaba que algo malo había ocurrido.
-¿Qué pasa?-preguntó Crawford.
Maite y Matt llegaron a la sala.
-Austin, dilo-le ordenó Mali.
-Mali-dijo Austin.
Crawford sonrió.
David se colocó frente a Austin y se señaló con el dedo, en el pecho.
-Davi-gritó Austin.
Maite pegó un grito de felicidad y fue seguido por el de Matt. Yo, sonreí mientras buscaba la mirada de Crawford. Tomó a Austin es sus brazos y besó su mejilla.
-¿Por qué a ellos sí y a papi no?-preguntó con el ceño fruncido.
No sé si fue ilusión de todos nosotros o el pequeño Austin, frunció el ceño como su padre. Crawford rió y le despeinó el escaso cabello.
-Crawford-le dijo Crawford.
Reí.
-Austin, vamos, no es tan difícil-lo animo su tía más pequeña.
El resto de la tarde fue agobiante para Austin, quien fue molestado por Crawford para que dijera su nombre. El niño lloró más de seis veces y la situación se tornaba insoportable. Crawfordparecía otro niño caprichoso más.
-¿Verdad que Austin se puede quedar?-preguntó Mali a su madre.
-Si ustedes lo dejan.
-Si dice mi nombre, si-dijo Crawford tomando el bolso de Austin.
El niño dio dos palmaditas con las manos y rió.
-No creo que se quede, entonces-dije colocándole el gorro a mi hijo.
-Si llega a ser necesario llamarlos, lo haremos-prometió Matt.
Quizá no fuera la mejor idea, dejar a Austin con sus abuelos, cuando podía venirse una terrible tormenta de nieve esa misma noche. Pero Crawford estaba un poco molesto con el niño y ambos necesitábamos un breve respiro de los llantos nocturnos.-Solo tú y yo-dijo al cerrar la puerta de la casa.
-¿Y que se te ocurre?-pregunté alzando una ceja.
Crawford hizo lo mismo que yo, alzó una ceja y sonrió pícaramente. Dejé el bolso sobre el sillón y caminé hacia él.
-Arriba hace menos frío.
-¿Arriba tuyo?-pregunté pasando mis brazos por sus hombros para luego unirlos en su nuca. Beso-. ¿O a que te referías?
-Estamos de pícara-sonrió y me devolvió el beso-. Arriba de donde quieras pero aquí hace frío.
-Entonces no hablamos de lo mismo-dije sobre sus labios.
Rió.
Pasó sus manos por mi espalda y las dejó caer sobre mi cintura. Alzó mi cuerpo en el aire y me obligó a pasar las piernas por su cadera, para unirlas en la parte baja de su espalda.
Me pegó contra la pared, y desesperado, me besó mientras quitaba mi chaqueta.
-Por esto, odio el invierno-gruñó dándose cuenta de que cada uno llevaba más de seis prendas-. Maldito seas, frío inservible.
Reí y lo silencié con un beso.
Entre besos, caricias y algo más que no supe definir, llegamos a la cama. La habitación era obviamente nuestra y por supuesto, testigo de nuestra demuestra de amor.
-¿Sabes? Amo estar así contigo.
-Yo amo estar contigo, de cualquier manera-dije a su oído.
Lo sentí gruñir sensualmente y besó mi cuello.
-Te amo.
-Yo te amo más-contraataqué.
-Imposible.
-Ambos nos amamos por igual y fin de la discusión-reí y besé sus labios.
-Está bien, por ahora dejamos la discusión de lado, mi bella.
-Es tierno lo que dices.
Dejó de acariciar mi cuerpo con hambre y deseo. Me observó a los ojos, recibiendo así, una sonrisa dulce mi parte.
-¿Has visto la película "La Bella Y La Bestia"?-preguntó en un susurro.
-Claro que sí.
-Es como nuestra historia de amor.
-No exageres, tampoco eres tan feo.
-No, amor, en serio-dijo en una leve carcajada-. Mírate, tú eras tan frágil y yo tan desalmado contigo.
-Escucha, Crawford, eso ya pasó.
-Pero es parte de nuestras vidas, de nuestro pasado. Cuando Austin pregunte cómo nos conocimos, ¿Qué le diremos?
-Que me compraste en una subasta, me obligaste a casarme contigo y luego nos enamoramos él uno del otro.
-Suena hasta violeto si lo dices así-se quejó-. Mira, es simple, tú eres como una tierna muñeca de porcelana, como "Bella" y yo era un estúpido que ni siquiera sabía que te hacía daño.
-Crawford...
-No digas nada, solo escúchame-interrumpió mis palabras-. Yo sé que nuestra historia no empezó como la mejor historia de amor, como la mejor pareja del mundo. Pero, déjame decirte esto, no estamos juntos por amor desde el principio, pero te prometo que estaremos juntos por amor hasta el fin de nuestros días.
-No me hagas llorar, Crawford-me quejé entre lágrimas.
-Eres lo mejor que paso, ¿lo sabes? Gracias a ti y tu poca fuerza por defenderte de mí, logré volver a ver a mis hermanos, a reconstruir mi relación con mi papá, a estar más cerca de mi madre, me diste un niño, ________, me diste todo ese amor que nunca nadie me dio, nunca.
-Te amo.
-No, yo te amo a ti, ¿sabes por qué? Porque sin ti, seguiría sin ver a mis hermanos, en la oficina todo el día, mandando a Rosa todo el tiempo, tratando mal a la gente, pero, mírame ahora. A tu lado, hablando como un estúpido romántico, con un hijo de casi un año, con mis padres que te aman a ti y a mi hijo, mis hermanos que te adoran como si te conocieran desde siempre.
Se quedó en silencio unos segundos y luego secó mis lágrimas con sus dedos.
-No llores, mi amor. No tienes por qué llorar. Eres feliz, ¿lo eres?
Asentí sabiendo que no podría hilar ninguna oración.
-Yo también lo soy, si tú lo eres.
-Estoy embarazada-largué sin pensarlo dos veces.
-¿Qué has dicho?
-Estoy de seis semanas y media-aspiré mi nariz.
Crawford sonrió ampliamente y me estrechó en sus brazos.
-Megan.
-Ashley, Crawford, es Ashley.
-Mientras te haga feliz ese nombre para nuestra niña. Austin estará feliz.
-¿Tú lo estás?
-Siempre que tú lo estés, bella.
-No me digas así.
-Es que es así, no me lo niegues.
-No voy a negarlo.
-Entonces....
-Eres una bestia-le sonreí-. Y yo soy tu bella.
-Somos, "La Bella Y La Bestia"-besó mis labios-. Te amo hasta el infinito y más allá.
-Yo a ti cariñoFIN
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Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )
FanfictionEsta novela no es mia es adaptada y espero que les guste tanto como ami... ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ SINOPSIS: Que feo es cuando la pers...