Cap.68

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Cada segundo que pasaba me sentía más nerviosa. Me daba terror pensar que iba a estar completamente desnuda frente a él. Crawford, quien ya tenía experiencia, iba a ser el primer hombre en tenerme. Después de todo, no iba a pasar toda mi vida huyendo de los deseos sexuales de mi esposo. Y si, era pequeña a comparación de él, pero uno no gana si no arriesga. Y yo si quería ganarme su amor, después de todo, estaba claro que iba a suceder esa noche.
Se apoyó sobre sus codos y sin dejar de besarme comenzó a retroceder sobre la cama. Dio media vuelta y me dejó debajo de su fuerte cuerpo. Sonrió, sabía que tenía el control. Sin darnos cuenta, comenzamos a acomodarnos en la cama. Y en menos de cinco minutos la molesta ropa, en este caso, había desaparecido. Crawford solo quedaba con sus bóxer azules y yo solo poseía mi ropa interior. Observó mi cuerpo descaradamente y devoró mis labios una vez más, para luego, bajar y recorrer mi cuerpo dejando un rastro de besos.
Definitivamente iba a ocurrir y yo ya no tenía cordura alguna para detener al hombre que se dedicaba a hacerme sentir todo tipo de placer. Estábamos agitados, Crawford sonreía deseosamente mientras acariciaba parte por parte mi bien formado cuerpo.
C: Esta vez no van a golpear la puerta, no vas a salir corriendo, tampoco saldrás llorando ¿verdad?-dijo mientras me elevaba un poco para desabrochar mi sostén.
TU: No, Crawford. Nadie vendrá, nadie llorará y si, ambos nos correremos, tú solo sigue.-dije. Sonrió y siguió tal cual yo lo había pedido.
Al escuchar mis jadeos, Crawford, apartó el sostén de nuestras vistas y lo tiró al suelo junto con toda la ropa que antes habíamos tenido puesta. El pudor había desaparecido, Crawford parecía una bestia salvaje en busca de su presa y yo disfrutaba de sus caricias desesperadas. Se dispuso a dejarme totalmente desnuda y no iba a quedarme atrás, coloqué mis manos en su cintura y bajé sus bóxer con suma delicadez, él hizo lo mismo con mis bragas y luego bajo su mirada.
C: ¿Lista?-preguntó entre jadeos.
TU: Tienes que usar protección.
C: Estamos casados.-se quejó mientras su respiración agitada no cesaba.
TU: No tiene nada que ver, no quiero quedar embarazada, no ahora Crawford. Vamos, búscalo.-casi le ordené. Asintió rápidamente con la cabeza y se tiró al suelo.- ¿Qué haces allí?-pregunté sin comprender.
C: Lo tengo en el pantalón.-dijo y revisó todos los bolsillos de su jean.- Ha desaparecido ______, no me importa, mañana compramos pastillas.- se subió a la cama.
Tu: Crawford.-lo regañé. Volvió a tirarse al suelo y revisó los bolsillos con desesperación.- ¿Está?
C: Si, si, si.-dijo y subió nuevamente. Se posiciono entre mis piernas.- Te quiero ______.-dijo mientras abría el pequeño sobre blanco.
TU: Yo también te quiero Crawford.
Lo hicimos, hicimos el amor.
Sentía mis parpados tan pesados que se cerraban inconscientemente. Crawford sin decir nada, sobre mi pecho, se alejó un poco de mí y abrió la cama. Rodé un poco para meterme entre las sabanas y luego lo hizo él. Tomó mano y me atrajo a él, apoyé mi cabeza sobre su pecho y el rodeó mi cuerpo con un de sus fuertes brazos. Soltó mi mano y estiró el otro brazo para apagar la tenue luz de la lámpara. Quedamos iluminados por las luces de la enorme ciudad y respirando agitadamente, Crawford acarició mi cabello. Pronto el cansancio se hizo nuestro amigo y quedamos completamente hundidos en un profundo sueño.

Desperté asustada cuando Crawford estornudó. Me sobresalté haciendo que él riera y volviera a atraerme a su cuerpo. Besó mi mejilla. Aún adormilada lo observé. Estábamos, aún, desnudos y abrazados en la cama.
C: Buen día.-susurró.
TU: Buen día.-hablé en un tono muy bajo.
C: ¿Cómo has dormido?-preguntó acariciando mi espalda desnuda.
TU: Bien, pero digamos que este despertar no ha sido ni un tanto lindo.-dije. Rió.
C: Perdón, no era mi intención asustarte.-dijo. Alcé el rostro para observarlo.
Su cabello estaba revuelto y sus ojos miel tenían una gran intensidad por la mañana. Sonreía mientras hablaba y acariciaba mi espalda.
TU: Esta bien, estas perdonado.-le dije y sonreí.- Tú, ¿Cómo has dormido?
C: De maravilla.-respondió.- ¿Desayunamos en la cama?-preguntó. Asentí con emoción. Rió y dio un corto beso sobre mis labios.
TU: ¿Quieres que vaya yo a pedirlo?
C: No, no te muevas.-me dijo y sonrió. Estiró el brazo e intentó tomar el teléfono que se situaba al lado de la lámpara.
TU: Crawford.-dije riendo. Estiró más el brazo y quedó solo a unos centímetros del teléfono. Agitó la mano y luego la dejó caer sobre la cama.- ¿Me quito de encima de ti?-pregunté y reí.
C: Solo un rato.-dijo. Reí y me moví tapando mi cuerpo con las sábanas. Crawford negó con la cabeza dando a entender que no tenía sentido y luego, tomó el teléfono.- ¿Pido por ti o quieres algo en especial?-preguntó.
TU: Pide lo que quieras.
C: Como digas.-dijo y me tomó de la cintura para acomodarme sobre él.- Dije solo un rato, ¿recuerdas?-me sonrió y besó mis labios.
TU: Tonto.-dije despeinando más su cabello. Rió y marcó el número para pedir el desayuno

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora