Cap.78

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La casa estallaba en gente, risas, alcohol, comida rápida, globos, música, vasos, bebidas, familiares, amigos y regalos. Todos bailando al ritmo de la música. Tres cuarenta de la mañana y Crawford gruñía a cada uno que se cruzara por su camino.
-Ya, tranquilo, Collins -apoyé mi mano sobre su hombro y volteó exasperado.
-¿Cómo quieres que esté tranquilo?-gritó-. Mira mi casa, _______.
-Hey, es nuestra casa, ¿no es así?
-Bueno, mira nuestra casa. Está infestada de gente borracha.
-No todos están borrachos-le corregí y frunció el ceño-. Cálmate y disfruta, ¿puedes por favor? Es por mi cumple años y no pienso pasar el resto de la noche peleando contigo.
-Disculpa-desvió la mirada-. Van a destrozar todo, es eso lo que me molesta.
-No van a destrozar nada.
-Aparte están todos con ganas de tener sexo en cualquier parte de mi casa-se quejó-. Yo te juro que si alguien sube, sufrirá las consecuencias.
-¿Sabes, Crawford? Voy a echarlos a todos, no tienes de qué preocuparte-dije enojada y comencé a caminar hacia la puerta.
-No, no, espera, ______-me tomó del brazo y volteé a verlo-. No me hagas caso, solo ve con tus amigas y disfruta.
-¿Te vas a dormir?
-¿Estás loca? Nunca me iría a dormir cuando esta casa corre peligro de ser incendiada.
Hice caso omiso a sus palabras y me zafé de su agarre. Caminé hasta donde estaban Mady y Hanna. Ellas me sonrieron.
-Está el sucio Max aquí-dijo Hanna a las carcajadas.
-No hables así de él, es mi amigo-lo defendí.
-Bueno, pero si es sucio-dijo Hanna alzando las manos.
-Estás pasada de alcohol-le dijo Mady.
-Pero si es sucio.
-Como digas, Hanna-dijo Mady-. ¿Tu novio esta gruñón? -me preguntó.
-Sí, algo así-dije buscándolo con la mirada-. No sé qué le ocurre.
-Necesita un buen polvo.
-Seguro que _____ se lo da todas las noches-rió Hanna. Mady la empujó y cayó sentada en un sillón.
-Quieta, Hanna-le gritó-, y cállate, nadie quiere oírte.
-Bueno-dijo riendo y cerró los ojos.
-Apartemos la vista de ella, cuando esta ebria la gusta llamar la atención-dijo Mady y le dimos la espalda.
-Hay tanta gente que no conozco-admití. Mady rió.
-Así son las fiestas, invitas a alguien y ese alguien viene con amigos y amigos de sus amigos.
-Me he dado cuenta-dije entre risas.
-Está buena tu fiesta, pero si tú no las disfrutas, no vale la pena-me dijo.
-Es que no puedo disfrutarla si Crawford se está quejando por todo.
-Él es solo tu novio, que no te afecte.
-Mady-dije y le mostré mi anillo de bodas-, no es solo mi novio.
-¡Oh por Dios!-gritó y algunas chicas nos observaron-. No hablas en serio, dime que estás jugando.
-Hablo muy en serio-dije y reí por su expresión.
-¿Comprometidos?
-Casados.
-¡Dios!-volvió a gritar y la gente comenzaba a fastidiarse.
-Bueno, ya cálmate.
-En el colegio no lo usabas-me reprochó-, eres una pilla.
-Cállate, estúpida-reímos.
-Pero es en serio, ¿por qué en el colegio no lo usabas?
-Porque con Crawford preferimos dejar esa parte de nuestra vida, escondida-le dije. Me sonrió-. La única vez que me olvidé de quitármelo, Max lo vio y se enteró.
-O sea que; el sucio Johan supo antes que yo, ¿verdad?-preguntó con aire ofendido-. Eres mala, ______.
-Se enteró solo-me excusé-, a ti te lo he contado yo.
-¡Tienes razón!-gritó y me abrazó.
-¡Hey, Mady!-dijo un rubio a nuestras espaldas. Volteamos a verlo.
-Hola, Paúl-le sonrió.
-¿Bailas conmigo?-preguntó. Mady me observó y preguntó con la mirada. Asentí tímidamente y ella le tomó la mano-. Te la robo solo un segundo.
-No te hagas problema, llévatela todo lo que quieras-dije y reí. Mady se sonrojó.
Ellos dos se alejaron y observé a Hanna en el sillón, estaba completamente dormida con la boca abierta. Reí y me crucé de brazos para observar a toda la gente bailando. Dos chicos en las escaleras se devoraban a besos, si no salían de allí, Crawford iba a hacerles daño.
-Hola-susurró una masculina voz a mi oído.
-¡Crawford!-me sobresalté.
-Has adivinado-dijo y rodeó mi cintura con sus brazos-. ¿Me perdonas?
-¿Por qué?-pregunté mientras mis brazos rodeaban su cuello-, ¿por portarte como un crío?
-Si-dijo apenado. Besé sus labios.
-Siempre te perdono por todo, Crawford.
-Lo sé y me siento un bobo.
-Lo eres.
-¡Oye!-se quejó y volvió a besarme.
-Es la verdad.
-Está bien, lo acepto-rió y me besó-. Échalos a todos, vamos arriba.
-Crawford...-murmuré vagamente. Rió.
-En serio, ______-me apretó a su cuerpo-. Son las cuatro de la mañana, que nos dejen solos.
-Estás viejo, Crawford-dije riendo-. Una fiesta acostumbra a ser hasta las seis de la mañana o más.
-Entonces está será una fiesta especial-susurró-. No pienso aguantar hasta las seis de la mañana para llevarte a la cama.
-Depravado-susurré.
-Oh, vamos, dime que no te gusta y me voy de aquí.
-¿Qué no me gusta que?
-Que sea depravado y diga cosas sucias cuando estoy cachondo.
-Crawford, ya basta.
-No quiero.
-¿Has tomado?
-No mucho.
-No te creo.
-No me creas, pero vamos arriba.
-¿No vas a parar hasta que vayamos arriba?
-Claro que no parare hasta que vayamos arriba-me besó-. Suena excitante hacer el amor arriba mientras nadie de los de abajo sabe que ocurre allí.
-Estás loco.
-Cachondo, mi amor, se dice; cachondo-dijo y reí.
-Has bebido demasiado.
-Merezco un castigo, ¿no crees?
-Si-dije y sonrió pícaramente-, por eso dormirás solo.
-Hey, no es justo-se quejó. Reí.
-¿Se han ido tus amigos?
-Sí, hace como media hora-besó mi cuello.
-Crawford, apártate si no quieres que te empuje.
Hizo caso omiso a mis palabras y siguió con su camino de besos, bajó al escote de mi vestido e intente sacar su rostro de entre mis pechos. El muy depravado me tomó en brazos y besó mis labios.
-Arriba-murmuró.
-Estás ebrio y ya suéltame-me quejé.
Me dejó en el suelo y sacó la lengua en gesto burlón, hice lo mismo y rió.
La siguiente hora y media la pasamos bailando. El lado pervertido de Crawford nunca podría reprimirse y menos si estaba pasado de copas. Según él, estaba esperando a que se fueran todos para darme mi regalo de cumple años y no me sorprendía en lo absoluto porque estaba más que claro que lo primero que iba a hacer era tomarme en brazos y llevarme arriba.
-Tengo sueño-se quejó mientras se tiraba en el sillón.
-Estás viejo, ya te he dicho-dije y reí. Frunció el ceño y cerró los ojos-. Duérmete mientras arreglo un poco este desastre.
-¿Por qué no se lo dejas a las chicas de limpieza?-preguntó adormilado.
-Las compadezco-murmuré observando el lugar.

Beauty & the Beast ( Crawford Collins y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora