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Entre a mi casa y mis papas están sentados en la mesa.

—¿Donde fuiste?—preguntó mi papá

—Si quieres saber si fui donde la Maria o el Pedro, no, solo quería pensar.—me encogí de hombros y me senté al lado de mi mamá

—Perdón.—dijo mi mamá con los ojos llenos de lágrimas

La abrace.—Ustedes son mis papas y los únicos que tengo, gracias a ustedes soy lo que soy y entiendo que me lo hayan ocultado, creo que yo igual hubiera echo lo mismo en su lugar.

Mi papá se unió al abrazo y no me queje, se siente bien estar así aunque sea por unos segundos, olvidar un poco todo.

Nos dejamos de abrazar y mire a mi papá.

—Papá...

—Dime, hija.

—Si pasó el fin de semana contigo..¿puedes decirle a ella que no este?

—Si.—sonrió

Puta skul, ya estoy arta.

—¡Deja de rayar esa wea!—la Jesús me pego un wate y la mire mal

Deje de rayar la parte de atrás de mi mochila y la tiré a la mierda, bueno..a mi lado nomas.

—Es que.—bufé—weona estoy..estoy ¡aaaaa la wea!—me agarre el pelo

—Haber, cálmate, inhala y exhala.—me sobo los hombros

—Tengo hambre.—dije—Voy a ir a comprar.

—Celeste, recién terminamos de almorzar.—me miró raro

—¿Y eso que? tengo hambre.—me paré de la banca y caminé hacia el casino

Puta la wea, está lleno.

Hice la cola pero no avanza nunca esta wea, todo sonido me irrita weon, quiero mandar a todos a la mierda.

—Me pone nervioso que muevas tanto el pie.—dijo el Ulises a mi lado que está comiendo doritos

—No estoy pa' tus weas.

—Uy, tranquila fiera.—me webio—¿qué tienes ahora?

—Nada.

Se rio—Ya, nos vemos entonces.

—¿A donde vas?

—Por ahí.

—¿Por ahí donde?

—Por ahí donde no haya tanto boche, ¿por qué?—frunció el ceño

—¿Puedo ir contigo?

Se encogió de hombros, pero lo tomaré como un si.

Me salí de la fila y caminamos en silencio, mire hacia donde la Jesús pero está hablando con el Santiago, le pegaría con la silla por weona.

—No vas a chocar.—me advirtió el Ulises y me empujó, choque con la pared y nos reímos

—Puta, weon.—lo empuje pero no lo moví ni dos centímetros

—Que tienes fuerza.—me webio

—Dame doritos mejor.—le quite la bolsa y me eche uno a la boca

—Shaa ahora los doritos.—se rio y pasó su brazo por mis hombros, me tensé un poco pero después me apoye en él y caminamos así hasta llegar al gimnasio, aqui nunca anda nadie, ¿cómo no se me había ocurrido antes?

Oiga vecino#1                           |𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗮𝗱𝗮|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora