Celeste.
Si no le gusta la comida me voy a morir weon, no le pego mucho a la cocina pero es mi mayor esfuerzo.
Arroz es la única wea que se hacer.
—¿Necesitas ayuda?—me preguntó el Ulises
Buta el weon le dije que durmiera.
—Oye, si queda malo..—me interrumpió
—Si quedó malo no importa, comemos cualquier otra cosa.—me abrazo por detrás
—No, es un almuerzo muy simple.—hice una mueca
—Ay Celeste, el arroz y los fideos son las weas que más me gusta comer.— me dio un beso en el pelo
—¿Y te gustan las hamburguesas?—le pregunte
—Si.
—No es la gran cosa, pero iba a hacer arroz con hamburguesas.
—Rico po, ¿voy a buscar las hamburguesas mientras?
—Bueno, estan en esa wea donde echaste una bebida.
Fue al auto y sacó la caja roja que no se como se llama pero te mantiene frías las weas.
—¿Cuando echaste las hamburguesas?—me preguntó cuando volvió con ellas
—Anoche cuando fui a buscar mis cosas pasé a comprar, igual traje nuggets y el arroz, también un chocolate, ¿no te lo comiste verdad?—fruncí el ceño
—No.—se rio—no sabía que había un chocolate, ¿puedo sacar un poquito?
—Después de almuerzo.
—Ya po Celeste, si no soy un pendejo, te recuerdo que yo soy mayor que tú.—sonrió
—Y te recuerdo que me importa un pico eso.—le saque la lengua
—Entonces no te voy a dar doritos.
—Uy ya, saca.—rodé los ojos
Camino otra vez hacia el auto y lo vi sacando mi chocolate.
Le paré el dedo corazón y le apagué al arroz, empecé a freír las hamburguesas porque las cocidas no me gustan, tal vez son más sanas pero no, iugh.
Serví la comida en los platos y el Ulises se tiro en el colchón a comer, mientras yo estoy sentada en el colchón.
Ay que incómodo estar sentada, a la mierda lo de "si comes acostada vas a engordar", me acoste de guata en el colchón igual que el Ulises y lo mire, está tan concentrado comiendo.
—Te quedo rico.—me sonrió
Probé el arroz y tiene razón, me quedo bien bueno.
—Gracias.
Nos comimos todo y el Ulises lavó los platos, nos lavamos los dientes y volvimos a tirarnos en el colchón, nos quedamos mirando.
—Hay mucho silencio.—susurre
—Si, que relajante.—sonrió
Cerró los ojos y lo comencé a observar bien, sus pestañas largas y gruesas, sus labios rosaditos, el pelo claro, es tan hermoso.
Puse mi mano sobre su mejilla y le hice cariño en el pómulo.
—Celeste.
—Dime.
—¿Vamos al lago?—sonrio
—¿A bañarnos?
—Si, hace calor.
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Oiga vecino#1 |𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗮𝗱𝗮|
Fiksi RemajaLa vida de la Celeste se desmorona poco a poco a causa de las mentiras que la rodean, pero él está ahí, y aunque la Celeste solo piense que su vecino es un aweonao, puede que no lo es del todo