049

3.4K 253 67
                                    

—Pedro, ¿podemos hablar?—me mordi el labio nerviosa

—No tengo nada que hablar contigo.—respondió frio

—Ya po, Pedro.

—No weon, no quiero hablar.

—No te dije nada porque la Maria te quería contar.

—Andate a la chucha.—dijo y se subió al auto

—Déjalo, otro día hablan.—me dijo el Ulises y entramos a la casa

Esto es incómodo.

Me senté en el sillón con ganas de llorar, el Pedro nunca más me volverá a hablar.

Llevo diez minutos sentada en el sillón mirando a cualquier parte que no sea el Ulises, es tan silencioso esto.

—¿Te sientes mejor ahora?—me preguntó enojado el Ulises—¿Te quito la sed de venganza?

—Deja de retarme, no eres mi papá.—bufé

—No, pero soy tu pololo.

—Fue solo un susto oh, no tienes porque alterarte tanto.—me acerqué a él y me senté en sus piernas

—¿Un susto? ¿Acaso se te desconectaron los cables de la cabeza o que wea? ¿Te crees maleante?

—Aveces no es malo darle a las personas de su propia medicina.—me encogí de hombros

—Pero cuando les das de su propia medicina estás siendo igual que ellos, y hay que ser mejor, no seas..tonta.—dijo enojado

—Como si tú nunca lo hubieras echo.—murmuré

—Y no lo niego, pero eso no soluciona nada, por algo te lo digo, no quiero que te metas en weas, el Kevin no es una buena influencia.

—Lo se.

—Jurame que no haras más weas así.—me hizo mirarlo a los ojos

—Lo juro.—acerqué su cara a la de él y le iba a dar un beso pero corrió la cara, ay mi corazoncito—¿Quieres terminar? ¿Es por qué el Manuel es mi papá? por eso no quería contarte, me daba miedo a que pasara esto, aún no estaba preparada para contarte, pero el aweonao del Borja hizo que...—suspire y lo mire, su cara es totalmente relajada

—¿Terminaste?—alzó una ceja

Asentí.

—No quiero terminar contigo, tontita.—me dio un beso en la mejilla—Me da lo mismo si tu papá es un paco o el mismisimo Piñera, no me importa que el Manuel sea tu papá y menos que seas adoptada, yo estoy enamorado de ti.

—Estoy enamorado de ti por como eres como persona, no por si eres adoptada o no, si tienes plata o si tu hermano es un aweonao, a mi esa wea me da lo mismo.—añadió

—Y entiendo que no me hayas contado, de verdad, esas son tus cosas personales y aunq seamos pololos si tu no me lo quieres contar, esta bien, respeto eso, no tienes porque sentirte presionada a nada.—sonrió

—Gracias..—susurre y lo abrace

—¿Vamos a tu pieza? me dio sueño.—bostezo

Asentí y le iba a dar un piquito pero otra vez corrió la cara, fruncí el ceño.

—¿Es por lo que dijo el Borja? ¿Piensas que en verdad dije eso?—hice una mueca

—Yo no le creo nada a ese weon, confío en ti, se que me amas igual como yo te amo a ti, si no te doy un beso ahora mismo es porque estoy un poco enfermo, no quiero que te enfermes tú también.

Me tomo por los muslos y camino conmigo encima hasta llegar a mi pieza, me recostó en la cama y él se acomodó a mi lado, con su cabeza en mi guata.

—Suenan bacanes tus tripas.—se rio

Solo me limite a asentir y a jugar un poco con su pelo, mientras los ojos se me cierran solos.

Desperté y sentí al Ulises tiritar, lo tape bien con el cubre camas, porque el weon está todo destapado.

Tosió un poco, siguió tiritando, le toque la frente y creo que tiene fiebre, si está hasta sudando po weon.

Me levante de la cama y fui hasta la pieza de mi mamá, agarre la caja de plástico donde guarda remedios, termómetros y weas así.

Volví a la pieza y aún sigue dormido, le tome la temperatura y weon, tiene casi treinta y ocho.

Baje a la cocina y busqué un pañito limpio, cuando lo encontré, lo mojé y se lo puse en la frente al Ulises.

Abrió los ojos débilmente e hizo una mueca.

—¿Qué hora es?.—murmuró

—Las tres y media.—volví a recostarme a su lado

—Me duele la guata.—hizo una mueca—No se si son cólicos o acidez, tal vez las dos.—suspiro y se removió incómodo en la cama

—¿Te hago un agua de manzanilla?

—No, es tarde, hay que dormir.—me dio la espalda

—Pero no me des la espalda po, abrázame.

Se dio vuelta y me abrazo, me apegué mucho a él, le sobe la guata.

—Me saqué el Loto con premio mayor.—dijo

—¿De verdad?

—Lo decía por ti, siempre me cuidas cuando yo debería cuidarte a ti.

—Los dos tenemos que cuidarnos, no solo tú a mi, hay que ser 50/50.

—¿Yo mato la araña mientras tú corres?—me webio

—Exacto.—sonreí

Oiga vecino#1                           |𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗮𝗱𝗮|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora