26.

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Una semana completa sin Eunmi.

Pensó que moriría, pensó que los días serían intolerables, gélidos y distantes como aquellos próximos a las nevadas de enero. Pero se equivocó, porque aunque no podía negar la baja temperatura que congelaba hasta los huesos, su corazón, su mente y su alma se mantenían bajo un tórrido verano.

Sin Eunmi se habían incrementado sus días, con orgullo podía gritar a los cuatro vientos que había decidido vivir, y que jamás había estado tan seguro de ello. Con Sowoon había aclarado su panorama y se habían disminuido sus deseos de convertirse en polvo, porque en vez de eso, quiso convertirse en su propio motor.

Cuando arribaron a la escuela después de días ausentes, se despertaron los murmullos recelosos: «¿Donde estaban?» «¿Los dos desaparecen y aparecen al mismo tiempo? No pueden ser más obvios» «¿Quiénes se creen que son? Ni siquiera el dueño de esta escuela es capaz de hacer algo así» «¿Y Heeyoon? ¿Les importa poco lo que pueda hacerles?» «Quiero ver hasta donde llegará su valentía» «Increíble, no sé si felicitarlos por desobedecer la guía, o sentirme triste porque lo hicieron a tan solo días de graduarnos» «Pfff. Perdedores».

—¡Silencio!

El maestro Gong tomó la iniciativa y con una palmada al escritorio calló las imprudentes bocas.

—Todos, saquen el libro de historia, comenzaremos con la clase.

Las hileras se quejaron con vehemencia mientras observaban de reojo a quiénes cruzaban por el lado. Sowoon le sonrió a la única que no le miraba con desprecio y le tocó el hombro. Suji quién constantemente la esperaba suspiró aliviada de verla, pero el alivio le fue interrumpido por el bramido de Heeyoon, la llegada de su único freno arruinó lo que tenía preparado para ella y pateó con fuerza su mochila. La ausencia de Sowoon desató su ira, y a falta de Yoongi se desquitó con quiénes acumuló un profundo resentimiento, Kijoon y Suji.

Sowoon tomó asiento sin siquiera voltear a mirarle, se echó el cabello hacia atrás y sacó su libro de historia, lista para atender la clase. Pero nadie más aparte de ella prestó atención, porque todos estaban pendientes de aquellos jóvenes que habían protestado y que habían dado la base para levantar una revolución.

No tuvieron tiempo de estructurar un gran plan, tampoco sentarse a analizar los pros y los contras, pero sabían exactamente qué hacer, por lo menos estaban seguros de por dónde debían comenzar; Yoongi se metería en problemas para lograr infiltrarse en la oficina del director y, mientras Sowoon se las ingeniaba para sacarlo de su oficina, él buscaría entre libros, cajones y alfombras, algo que pudiese servirles, algo que pudiesen usar en su contra. Porque si querían acabar con el reinado, debían comenzar por la cabeza. Para ello Sowoon necesitó asesoramiento, pero no podía comunicarle algo así por teléfono a la maestra Dong Hee, tampoco ayudaba el que estuviese tan lejos, así que se jugó las últimas cartas; y una de ellas era el maestro Gong.

Receso.

En otras circunstancias era anhelado, ahora se evitaba cualquier eventualidad que requiriera estar solo, por lo menos así lo pensaba Suji en ausencia de Sowoon. Había sufrido de constantes insultos y amenazas por parte de Heeyoon los últimos días, tantas eran y sin motivo que la llevaron a echarse a llorar todas las noches durante dos semanas. No quiso molestar a Sowoon, pero es que se sentía segura cuando estaba junto a ella, y ésta última no tardó en sospechar que algo no andaba bien cuando en vez de caminar a su lado, prefería esconderse disimuladamente tras ella.

—Suji, ¿qué sucede contigo?

La morena dejó caer la vista cuando fue atrapada.

—Yo...-

For 365. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora