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Huérfano.

No era un insulto.

No era algo de lo que sentirse avergonzado.

Pero Kwonjae lo odiaba.

Kwonjae aborrecía su pasado.

Nunca conoció a sus padres, y nunca quiso preguntar la razón por la cual lo abandonaron, porque eso no le importaba, su corazón se lleno de odio y resentimiento hacia aquellos seres y si alguna vez se decidía por buscarlos, sería solo para cobrar venganza.

Sin embargo fue un niño afortunado, y el triste y solitario Yeon Kwon Jae, pasó a ser un Byun Hee Yoon adinerado.

—¿Huérfano?

La maestra asintió mientras tomaba un sorbo de su café. Sowoon sacudió su cabeza al punto de llevarla a un estado de negación. Sus emociones variaron, entre el asombro, la indignación y el desconcierto.

—Si. Tampoco podía creerlo...pero si me detenía a pensarlo, solo por un momento, la idea no sonaba tan descabellada.

—¿A qué...se refiere?

Dong Hee llamó al camarero y le pidió que le sirviera dos tazas más de lo mismo.

—En la secundaria Jeongdae cada mes se convoca una reunión organizada por el presidente, en ella están presentes tanto las directrices como los maestros...Fueron en esas ocasiones dónde llegué a conocerlo, así que comparé esto con lo que ahora sabes y puedo decirte, Sowoon, que lo único que tienen en común, es el apellido. Byun Hwang Tae no tiene nada que lo conecte a su supuesto hijo. Ni el físico, y mucho menos la personalidad.

—Pero...¿c-como se enteró de todo esto?

—Por un artículo en internet.—confesó—Decidí buscar buenas secundarias dónde ejercer mi profesión, y por supuesto que Jeongdae no podía faltar. Navegando me topé con un viejo artículo que hablaba sobre ella y los logros de su fundador. Hablaban maravillas de él y de su esposa, hacian enfasis en sus mayores éxitos y elogiaban su trayectoria...pero nunca mencionaron nada acerca de un hijo. Lo que me pareció un poco extraño porque existían otros, escritos en el mismo año, dónde si lo hacían.

—Quizas aún no había nacido...y no querían que nadie se enterara.

—Eso pensé, pero de todos los artículos que vi, viejos y actuales, ese en particular... nunca lo nombró. Hablaban de sus mayores logros,
¿Por qué no habrían de nombrarlo? ¿Un hijo único, un heredero, no era también un logro del cuál alardear? Traté de contactarme con su escritor, pero la editorial me dijo que se había mudado del país, y desistí por ese lado.

Sowoon tomó un panecillo de la mesa y sin apartar la vista de la maestra lo llevó a su boca, la conversación duraría más de lo que esperaban, así que se pusieron cómodas y pidieron algunos bocadillos.

—No sé porque lo hice...tal vez fue una corazonada. Ese artículo fue escrito en el 2007, y también lo fueron aquellos dónde Heeyoon sí era nombrado, para ese entonces el pequeño tenía unos 5 años. ¿Un niño que no existía y otro que apareció con 5 años de la nada?— negó con la cabeza—Algo no estaba bien...así que decidí buscar a los orfanatos que hubiesen recibido niños entre el 2002 y el 2007. De hecho ni siquiera esperaba algo en concreto, pero me sorprendi porque se mostraban dos, habían dos artículos de ello, ambos informaban sobre el aumento de la tasa de abandono en el país y cómo los orfanatos lidiaban con todo esto.

Sowoon olvidó que no era ficción y se creó una película de detectives en la cabeza, fascinada por las habilidades investigativas de la ex-maestra.

—Me dirigí a los dos con una foto de Heeyoon en mano, pensando que era una completa locura, pensando que perdía mi tiempo y que debía invertirlo en buscar un trabajo real. Estuve a punto de rendirme cuando no recibí la respuesta que quería del primer orfanato. Pero me faltaba uno, y no había nada que pudiera perder si lo averiguaba...por suerte o por desgracia, la cuidadora lo recordaba. Me dijo que nunca olvidaría unos ojos como aquellos, vacíos, llenos de odio y dolor. Allí, Sowoon, borré todo lo que creía conocer de Heeyoon y volví a estructurar su comportamiento.

For 365. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora