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Bastó que la cabellera negra se asomara por la puerta para que el corazón que permanecía calmado, comenzará agitarse. Yoonjae no pudo incorporarse para verle como quería, así que esperó a que estuviese lo suficientemente cerca para que alcanzara a oír lo que tenía para decirle. Yoongi se le acercó con cautela, preguntándose si aquellos ojos serenos que le observaban no estaban bajo los efectos de algún analgésico.

—Lo lamento.

Lo primero que escuchó ratificó lo que pensaba y observo a su alrededor, pero no encontró ninguna medicina en la cual fundamentarse.

—Si...lo lamento.

El mayor volvió a repetirle después de apreciar el largo silencio.

—Lamento haber dejado que enfrentaras esta batalla tú solo. Un pequeño huérfano deambulando por el mundo...sin saber sus pies qué pisan, ni sus manos qué tocan...sin saber a quién hablarle...ni donde refugiarse.—Yoongi desvió su vista y estuvo a punto de abandonar el lugar hasta que volvió a escucharle— Debí quedarme contigo, fue egoísta de mi parte pensar que si decidía quedarme solo, no iba a ser abandonado de nuevo. Pero...eso temía.

—Eso es estúpido— susurró al borde de tontas lagrimas que a la fuerza quería reprimir— No tienes ni idea de cuánto te necesitaba. ¡Eres mi hermano mayor! ¡Debiste quedarte y protegerme, debiste tomar mi mano y llevarme contigo!

—¿Llevarte conmigo? No. Si me detengo un momento y lo pienso bien... dejarte fue lo mejor que pude haber hecho, ¿no estás viendo lo miserable que soy?

El menor negó con su cabeza, enojado.

—¿Crees que yo hubiese dejado que te perdieras así? ¡¿Qué me hubiese sentado a ver como acababas con tu vida?!

—Yoongi...

—Hubiésemos avanzando juntos. Hubiésemos superado el duelo... juntos. Quizás mi vida no hubiese sido tan lamentable si encontraba un apoyo al llegar a casa. Pero en vez de eso, en vez de estar contento por encontrarte me preguntaba cada noche si debía morir...si dejarte mi cadáver colgando del techo sería la mejor manera de demostrarte que tu indiferencia y hostilidad había ganado. 

Yoonjae negó con su cabeza y mientras lo escuchaba, quejándose comenzó a golpearse el pecho.

—No sabía con qué estabas satisfecho, no sabía donde esconderme para no molestarte. No sabía si querías matarme con tus propias manos u observar como yo lo hacía, Yoonjae...no tienes ni la menor idea de cuanto me destrozaste y simplemente, ¿lo sientes?—se rió sin gracia— ¿Crees que dos simples palabras serán suficientes para recoger cada maldita pieza que te encargaste de destruir?

—¿Qué...que quieres de mí?— respondió desesperado por buscar su remisión— ¿Qué...que quieres que haga? Dímelo, por favor dímelo, lo haré... haré lo que sea con tal de-

—Piérdete —se apresuró en decir— Tan pronto te recuperes piérdete de mi vista.

Su ruda respuesta pareció intencional, pero solo estaba dejándose llevar por la ira que le provocó escuchar que lo sentía. Con esto quiso finalizar su visita y dando un paso atrás se acercó al picaporte.

—Lo haré.

Le escuchó decir débilmente.

—Lo haré pero primero... déjame hablar con ella.

Con ella. Su impulso por abrir la puerta fue súbitamente detenido, y muy en el fondo agradeció que no pronunciara su nombre, porque su reacción hubiese sido impredecible.

—Tú no tienes absolutamente nada de que hablar con Sowoon.

—Todo lo contrario. Quiero... agradecerle.

For 365. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora