28.

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Min Yoonjae.

Mucho habían dicho de él, que quizá había huido, desaparecido o muerto. Pero la verdad era otra, el hermano mayor se había hundido en una tristeza inmesurable.

Estaba acabado.

En todos los aspectos, Yoonjae estaba hecho trizas. Y quién pudo haberlo rescatado permanecía observándolo impotente desde el cielo. Cuando tocó fondo, cuando se halló borracho y agonizando, cuando se vio las marcas en su sangradura y sintió el ardor en sus rojizos ojos, cuando despierto, en sus cinco sentidos se percató de lo que hacia... lloró, lloró porque dolía, porque el daño que se hacia era casi irreparable y entonces, buscando consuelo vago por las calles, buscando a alguien que pudiese sanarle y decirle que aún estaba a tiempo... buscando a Yoongi, a su hermanito.

—No debiste traerlo a casa.

—No debí. Pero tu lo hiciste conmigo.

Sowoon exprimió el paño y dejándolo empapado y tibio lo llevó rápidamente a la frente del muchacho. Yoonjae permanecía acostado en su cama después de desmayarse en plena vía peatonal.
Yoongi se cruzó de brazos y apartó la vista de la escena, refunfuñando molesto el hecho de que estuviese atendiéndolo tan cuidadosamente.

—Dejalo así—murmuró.

—Yoongi, este chico está ardiendo en fiebre.

Él encogió sus hombros, desinteresado.

—Arde en fiebre cada tanto.

—¿Deberíamos llamar a un médico?— dijo, mientras se levantaba dispuesta a hervir más agua.

—Sowoon, lo conozco. Ya se le pasara.

La joven volvió a tomar asiento y se agarró de las manos, inconforme con la respuesta de su compañero.

—No puedo... simplemente dejarlo así.

Yoongi se puso en pie y le echó un vistazo al estado de su hermano. Mantenía su ceño fruncido, estaba empapado hasta el cuello de sudor y no dejaba de temblar, espasmos involuntarios abundaban en su cuerpo. Tal panorama lo alarmó y poniéndose de cuclillas alcanzó a estar de la misma altura que la cama.

—Yoonjae —le llamó mientras lo sacudía— Yoonjae, despierta.

—Yoongi...—Sowoon murmuró intranquila tras él— Debemos llevarlo al hospital...

El muchacho lo observó en silencio por unos segundos mientras lo negaba.

—A él no le gustan los hospitales.

La joven cerró los ojos con pesadez.

—Entonces... deja que lo ayude.

De un salto Yoongi se puso en pie y retrocediendo le dio paso al afable corazón de la morena. Sowoon le quitó el paño de la frente y le abrió los primeros botones de su camiseta, sudaba frío y para Sowoon fue buena idea despojarlo de sus prendas superiores y arroparle solamente con sus sábanas. Los minutos transcurrían y Yoonjae se mantenía bajo los cuidados de una inexperta enfermera, si continuaban así, la salud del mayor podría empeorar y no era una situación que Sowoon quisiera seguir controlando.

—Si no quieres ir al hospital—le susurró al oído—entonces haremos que el hospital venga a ti.

Bajo esta premisa Sowoon sacó su teléfono.

—Si le marcas al hospital—Yoongi se adelantó y agarró su muñeca—Yoonjae será hombre muerto.

Sowoon sonrió y sobando el dorso de su mano apaciguó su inquietud.

For 365. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora