For 365.

33.

¿Cuándo fue la última vez que se vieron tan bien acompañados? ¿Cuándo lo que les rodeaba no eran puños ni patadas, sino personas?

¿Cuándo fue la última vez que lloraron de risa y no de dolor? ¿Cuándo les dolió el estómago por una interminable carcajada y no por una insoportable fatiga?

¿Cuándo? Sino ahora.

A Naeun le pareció buena idea reunir los ingredientes necesarios para preparar una torta de zanahoria, aunque les hubiese sobrado comida del exagerado banquete, quería crear nuevas recetas, quería convertir el solitario y triste ambiente en uno festivo, colorido y feliz...¿y qué mejor manera de hacerlo que con la comida?

—¿Necesitas algo?

La morena descubrió sus intenciones y se acercó para ser de ayuda. Pero vio que no podía hacer mucho más que quedarse de pie a observar la rapidez de su amiga.

—Naeun, no prepares tanta comida. No creo que los invitados se puedan quedar a disfrutarla por tanto tiempo.

—Se las puedo empacar—dijo campante—No tengo ningún problema en hacerlo.

Ya lo sabía, cocinar era su segundo hobby y el precio que cobraba por esto eran su caras de "¡Dios mío! Esto está delicioso". La morena decidió molestarla y fisgoneando de vez en cuando por encima de su hombro, se robó pequeñas rebanadas de la hortaliza.

—Voy a descontarte un pedazo por cada uno que tomes— la regaño con el cuchillo cuándo fue pillada infraganti.

—Está bien, está bien— Sowoon se llevó las manos al pecho en señal de paz— No te molestaré, seré tu apoyo moral. Aquí parada.

Naeun sacudió su cabeza y volviendo a su tarea le dio la espalda.

—¿Crees...que Yoonjae se encuentre bien?— le preguntó de repente— Comenzaba a agradrarme.

—Yoonjae...— La espalda de Sowoon se recostó en la pared con fuerza— Realmente espero que sí.

—Yo también... aunque si tienes alguna duda, ¿sabes que puedes llamar a los oficiales, verdad?

—Uhum— Asintió— Lo sé y eso me tranquiliza.

—Por cierto— Se giró— ¿Cómo fue...el encuentro con tu padre?

Sowoon lanzó un sonoro suspiro y se acercó al mesón dónde Naeun situó los ingredientes para jugar con una lima.

—Fue amargo como esta fruta...pero agradable una vez la agregas a la mezcla— Sonrió—. Pensé que no sería capaz, que tendría miedo de solo verlo pero me llené de tanta ira, de tanta frustración que...simplemente le dije todo lo que había querido decirle durante años.

Naeun le bajó al fuego y separó una silla para sentarse frente a ella.

—Sentí que finalmente desataba la cuerda que me unía a él. Naeun, me siento...libre.-Se rio con sus ojos llorosos.

—Y lo eres...eres libre de toda atadura. Libre para vivir tu vida como siempre quisiste... lejos del dolor, de la maldad y más cerca al amor, a la bondad— Tomó sus manos y las enrolló en un fuerte apretón— Sé...que sabes muy bien lo orgullosa que ha de sentirse tu madre de ti.

—Por supuesto que lo sé y me siento tan feliz, Dios mío, Naeun...¿E-está bien sentirse así?— preguntó con su corazón palpitando de alegría.

—Sí— Naeun le respondió enjugándose las lágrimas— lo está.

Al percatarse de que no estaban solas, se despegaron de la conmoción. Cada una volvió a dirigirse a dónde estaba y a charlar mientras la torta se cocinaba, pero Naeun no pudo evitar volver al tema y sutilmente lo trajo a flote.