16.

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Era Yoongi.

Horas vagando por una zona que desconocía lo llevaron a acercarse a su morada. La otra pista que le dejó en bandeja de plata era su parada de autobús. Así que decidió seguir su rastro, decidió seguir su esencia quién le guiaba y lo acercaba inconscientemente hacia ella. Por una tripa que rugió se detuvo a comprarse algo y la tienda más cercana la encontró en el callejón en donde una casa, en particular, robó su atención. Sigilosamente se acercó a la singularidad; la puerta semiabierta y un hueco en el vidrio de la ventana. Se guardó el paquete de frituras y permaneció de pie en el anden, esperando por algo, no sabía exactamente qué. 

Escuchó gritos que provenían de una de las habitaciones, un hombre y una mujer, gritándose. Pensó que lo mejor seria no involucrarse pero entonces lo oyó: un nombre, Sowoon. Y al reconocerlo instantáneamente reconoció su voz. Asumió entonces que quién estaba con ella era Seungnul y con la rama puntiaguda que convenientemente encontró se armó de valor y tocó a su puerta, tres golpes decisivos que lo comprometían. Bajo la penumbra ingresó sin saber a que se enfrentaba pero sujetando la rama con firmeza. Al escuchar un estrépito en la parte de afuera corrió a revisar, pero para cuando quiso darse cuenta el cuerpo rápidamente se reponía y huía desbocado del lugar. Entró a la primer puerta que encontró abierta y la luz de la luna alumbró lo que tanto buscaba. A Sowoon. 

Su cuerpo acurrucado en una cama de cristales rotos, llorando e hipando como una niña pequeña. El panorama lo entumeció, ¿era esto lo que tanto escondía?

—¿So-Sowoon?

Dejó caer la rama y sin tener que pensarlo demasiado se acercó a ella, apartó los vidrios que pudo con su mano pero al intentar tocarla, Sowoon se removió.

—¿Qué... haces?

Al ser descubierta, murmuró una pregunta dejando de lado sus lamentos. Pero Yoongi no respondió e insistió en ayudarla.

—Por favor...vete.

Sowoon negó con su cabeza sin despegar la frente del piso, y dejó que su lacio cabello cubriera su rostro afligido. 

—Nunca me viste aquí...vete. 

—¿Estás loca? ¿Pretendes que te deje así?

—¿Así?

Poco a poco la muchacha logró estabilizarse y se arrastró más hacia la oscuridad, para evitar que Yoongi le viera en ese estado.

—Estoy bien, no te...preocupes.

—Sowo-

—Estoy bien. 

Su voz iba en caída, ¿bien? ¿Cómo podía estar bien cuándo ni siquiera esa palabra se oía? Pero Yoongi se sentó frente a ella y poniéndose cómodo se quitó la mochila y los zapatos. 

—¿Qué haces? Dije... que te fueras. 

El joven suspiró con fuerza y ya no la obligó a recibir su ayuda, en vez de eso, en silencio se quitó el abrigo y dejó al descubierto sus brazos, arremangó su largo pantalón y desbotonó los primeros botones de su camiseta, todo esto con el fin de mostrarle algunas zonas donde su cuerpo fue gravemente maltratado. 

—No quieres ser vista en estas condiciones. Pero ahora mismo, eres mi reflejo. 

Extendió sus brazos, con la intención de que sus moretones fueran notados por la cohibida muchacha.

—No es algo que mostrarte con orgullo, pero parece ser algo que tenemos en común. Sal de ahí Sowoon, déjame ayudarte.

Sowoon se recogió las rodillas y se escondió entre ellas, negó con su cabeza, no quería ser tan obvia, no quería ser expuesta. Yoongi dejó caer sus brazos y asintió.

For 365. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora