12.

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¿Era su sangre? Aquel hombre que al igual que Mingdo se escondía como una rata para alimentarse, a ese... Sowoon había llamado, ¿padre?

Cuando quiso preguntarle, era guiado involuntariamente hacia otra dirección. Sowoon, quién con sus torpes pies corría, le agarraba la mano para alejarlo de allí.

—So-Sowoon, espera.

Yoongi le llamó pero la nombrada no oía, era sorda, era ciega, era muda y al tiempo también quería ser invisible. Segundos fueron los que necesitó para reemplazar sus pies por frenéticas llantas y huir de la escena, con su cómplice, como una criminal.

El joven estudiante se presionó el abdomen porque de repente, por el trote, comenzó a doler.

—Sowoon, espera, ¿estás bien?

Cuando los pasos de la morena disminuyeron, eso fue lo primero que le preguntó. Sowoon soltó lentamente su mano, levantó su cabeza y echándose la melena hacia atrás exhaló un fuerte suspiro. Odiaba en quién se convertía cuándo Im Seung Nul le acechaba.

—Discúlpame por eso, no quise lastimarte. Pero Yoongi creo que lo mejor es que...por ahora vayas a casa y descanses. No debí hacer que vinieras en ese estado.

—¿Estás bien?

Volvió a repetirle, pero Sowoon sólo asintió sin poder abrir su boca para confirmarlo.

—Bien, entonces me iré. 

—Pero...espera— se apresuró y lo tomó nuevamente del brazo— ¿Puedes irte solo? ¿Estarás bien?

—Siempre he ido solo, Sowoon.— sonrió — No es un gran problema para mí.

—E-entonces, por lo menos déjame acompañarte a tomar el autobús.

De camino a la parada lo invitó a tomar un café, su remordimiento podría calmarse invitándole a una bebida, para que recuperara la energía y el esfuerzo que perdió al acompañarla. Pero Yoongi lo rechazó.

—Está bien, Sowoon, no te preocupes.

Lo quiso así porque la confianza aún no les cobijaba totalmente, aunque hubiese sido la oportunidad perfecta para preguntarle que clase de turbia conexión tenía aquel hombre que para ella era un vagabundo con ese otro, que había llamado papá. Un café para él era sinónimo de conversaciones y charlas amenas...de las cuáles era un inexperto principiante.

—Lo-lo siento. Siento haberte hecho perder tiempo y energía, fui una tonta. Debí seguir el consejo de la enfermera, debí acompañarte a casa.

Yoongi negó con su cabeza, estar en la calle le era más gratificante.

—No es nada. No es como si hubiese sido la primera vez.

Aunque, de hecho, si lo era. La primera vez que alguien le ayudaba, y la primera vez que lo agradecía.

Al despedirlo en la acera y perderlo de vista, se golpeó la cabeza. ¿Qué pensaba? ¿Qué pensaba al traerlo a un lugar tan pérfido como este? ¿Qué pensaba al exponerlo de esa manera tan tonta a Im Seung Nul? Si siempre era precavida, si todos los días mantenía un par de ojos en su espalda, ¿por qué hoy se relajó? ¿Por qué lo dejó pasar?

Y lo que era aún más desconcertante, lo que realmente la enojaba, no era el hecho de haber revelado que ese hombre era su padre...sino, el simple hecho de encontrárselo y no haber  culminado su aventura como detective.

Tener que huir de él para que no les hiciera daño, le molestaba.

Pero no haber encontrado su bicicleta, eso, esa pequeña cosa, era lo que más la enojaba.

For 365. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora