23.

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Sowoon supo que ahí era el lugar donde residía la amada Eunmi, lo supo porque los detalles no se le escapaban. Allí lo vio descender del autobús un día, "Hogar de ancianos Wojoo", no sonaba como el nombre que le darías a un complejo de apartamentos.

Y frente a ese complejo se encontraba acomodándose el abrigo rosa y quitándose las indeseadas pelusas que fácilmente se impregnaban. No quería que las impurezas le rodearan, era lo más hermoso que había recibido en años y quería mantener su belleza intacta.

Esperó a que Yoongi le dijera por dónde caminar, y reanudó su paso cuando le señaló la dirección. Traía puesto también el abrigo y hacían juego, como un par de afelpados calcetines.

—Me queda perfecto, ¿no es así?— le preguntó Sowoon mientras no dejaba de admirarse.

—Así es— Yoongi respondió—Yo...elegí el color.

—¿De verdad?—sonrió—¿Cómo supiste que me gustaba el rosa?

El joven se aclaró la garganta y mientras le respondía miró hacia otro lado.

—En mi escala de grises—comenzó— te convertiste en un punto que no escandalizaba como el amarillo... ni entristecía como el profundo azul. Fuiste un rosa festivo, tenue y delicado.

Sowoon detuvo su caminata.

—¿Tú...pensaste eso de mí?

—Si— afirmó sin percatarse que marchaba solo—Cada vez que te veía. Ahora no irradias ese color...eres ese color.

—Yoongi.

Sowoon le llamó, allí se percató de su ausencia y se giró para verle.

—¿Qué sucede?

Ella sonrió.

—Tú en mi mundo imperturbable...fuiste mi puerta de escape.

Yoongi parpadeó perplejo y ante sus palabras está vez, fue capaz de sonreír. Sowoon reanudó su marcha invitándole a unirse a ella, no parecían incómodos ni avergonzados por tales confesiones, no lo admitían a los cuatro vientos, pero se habían confiado las intimidades que no le dirían ni a su propia sombra.

Acercándose al umbral del ancianato, Sowoon se planchó las arrugas del abrigo una última vez. Era irónico que lo que realmente le preocupaba no era verse peinada o bien maquillada, le importaba como lucía con el abrigo, le importaba esa prenda más que cualquier otra cosa porque iba en camino a conocer a su creadora. Llegó a la recepción junto a Yoongi, el muchacho solo anunció que subiría a ver a la abuela, pero rápidamente la joven recepcionista lo detuvo.

—Lo siento Yoongi, la señora Eunmi no se encuentra aquí.

—¿Qué? —preguntó aturdido— ¿C-cómo que no está aquí? ¿Por qué...por qué no lo estaría?

La mujer suspiro con fuerza.

—La señora Eunmi fue trasladada al hospital está mañana, tuvo un fuerte quebranto de salud. Tratamos de contactarlo pero su teléfono-

—¿Qué hospital?—la interrumpió con rudeza.

—Yoongi...-

—¿Qué hospital?—repitió.

—Nuestro hospital aliado. Realmente íbamos a informar-

Las disculpas y las excusas quedaron en boca de la joven mujer. Yoongi salió disparado de aquel lugar como una bala que conoce su destino. Sowoon le siguió desconcertada, la noticia los tomó a ambos por sorpresa siendo el impacto más significativo en Yoongi. Lo vio correr, por lo que dedujo que el hospital estaba cerca y corrió trás él, siguiéndole el ritmo a unas piernas desesperadas.

For 365. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora