34.

214 31 7
                                    

Sowoon tomó asiento en la mitad de su sala, el viento que se filtraba por la grieta de la ventana movía las campanas en una suave melodía; que la tranquilizaba y le daba denuedo para continuar con su cometido. Frente a ella se encontraba Yoongi acomodando la cámara para que se enfocara solo su rostro, sonriéndole a medida en que ajustaba el aparato. Más atrás le seguía el oficial Han, quién atendía una importante llamada mientras esperaba que todo estuviese listo.

—¿Estarás bien?— Yoongi le preguntó.

Asintió con su cabeza para no preocuparle, pero en realidad estaba un poco asustada. No quería equivocarse ni que juzgaran su testimonio como un factor atenuante, y que pudiese ser liberada con solo una multa...pero entre más ahondaba en ello más se enojaba consigo misma, no había posibilidad de que hiciesen algo así teniendo en cuenta la principal razón por la que seria condenada. Así que suspiro con fuerza y enderezó su espalda.

—Puedes decirme cuándo estés preparada.

El detective se acercó posicionándose a un lado del muchacho.

— Y si no quieres hacerlo ahora, también.

—No—aseguró de inmediato— Quiero hacerlo ahora.

El hombre sonrió y caminó hacia ella, poniéndose de cuclillas una vez la enfrentó.

—Sowoon, no hay necesidad de aprenderse un guion. Puedes equivocarte, llorar y pausar el video cuando quieras. Yo estaré aquí.

Lo que pedían los oficiales parecía fácil, cuando tocaron a su puerta Sowoon pensó que se trataba de algo peor y tuvo miedo de sentarse a escucharles. Pero a penas oyó su petición, estuvo rápidamente de acuerdo ignorando cómo habría de sentirse cuando lo hiciera.

—Estás nerviosa, lo sé. Pero no estás sola.

Sin embargo Yoongi fue su freno, y logró convencerlos de testificar por medio de una grabación. Quería ahorrarle el malestar de presentarse ante un juzgado con su verdugo de frente; quería protegerla y evitar que sus emociones le traicionaran al recordarla. El par de detectives no objetó y estuvo de acuerdo en proceder de esa manera, eran menores de edad y gracias a ellos habían llegado tan lejos que atosigarlos era lo menos que querían ahora. Tenían recluido al hermano de uno de ellos y eso les era suficiente.

—Min Yoonjae se encuentra bien. Se ha sometido a unos exámenes en el hospital después de que la señorita Naeun nos informara sobre su estado de salud. Si las cosas no resultan favorables, tendrá que cumplir con su condena en una clínica de psicología y psicoterapia para tratar su adicción y...su posible trauma. No habrá reducción a su condena si esto sucede.

Y eso era lo más probable. En circunstancias normales el trato que se hacia con el criminal era este, pero Yoonjae era un caso aparte y no podían darse el lujo de derrochar beneficios hacia un malhechor.

—Estoy lista.

Sowoon afirmó inflando su pecho con entereza.

—Hagámoslo por Junha, por mí y por nuestra nueva vida.

Exclamó observando a Yoongi, este asintió firmemente con su cabeza y se acomodó ágilmente detrás de la videocámara. El detective sonrió y se puso de pie, arrastró una silla frente a ella sin entorpecer la vista del lente. Al tener todo listo, el joven comenzó la cuenta regresiva levantando sus cinco dedos.

—Uno. Ahora— susurró, y oprimió el botón que inmediatamente inició su grabación.

—Comencemos por presentarnos. Yo soy Han Jung So, detective a cargo de este caso.

La muchacha se acomodó en el asiento y planchó las arrugas de su uniforme, sabiendo que ya era su turno.

—Mi nombre es Im So Woon, actual estudiante de la secundaria Jeongdae.

For 365. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora