5.

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Ya se había acostumbrado a las constantes burlas que lo hacian ver como un completo idiota, porque cada movimiento era considerado "torpe" incluso para los maestros. Opinar o tan siquiera moverse lo encontraban molesto, soso e inservible.

Pero Sowoon vio a un ser humano, que podía equivocarse y despistarse como cualquier otro, y que no por eso merecía ser acribillado.

—Bien.

Comentó la maestra, sin más nada que añadir respecto al tema.

—Entonces maestro Gong, preséntese ante sus nuevos estudiantes.

El hombre dejó su maletín en el escritorio y se fue quitando su chaleco. Ya era parte de la institución así que irse adaptando desde ahora se le haría más fácil. Sowoon decidió acercarse a Yoongi con disimulo, aprovechando que todas las miradas se fijaban en el carismático suplente.

—Oye— le susurró— ¿Trajiste el libro, verdad?

Yoongi se sobresalto al volver a sentir su precipitada cercanía, sin embargo se había corrido lo suficiente con su silla, que el borde sobresaliente de la pared fue su límite.

—Si.

Aun así le respondió.

—Qué alivio.

Agregó volviendo a acomodarse en su silla.

—¿Te importa si lo compartes conmigo?

La inocente pregunta alcanzó más oídos de los que esperaba y las miradas indiscretas comenzaron a acecharla. Aceptó el trato de Heeyoon pero impuso su propia condición, parecía no darse cuenta pero con su actitud desafiaba al auto-proclamado hijo del presidente, que podía sacarla de aquella secundaria con solo un lamento que empezara con la palabra "padre".

O era muy ingenua o realmente no le importaba.

Pero así, justo como estaba, tan cerca de su ser intocable, perjudicaba no solo a ella, sino al salón entero. Porque nadie se le acercaba tanto y nadie duraba a su lado lo suficiente.

—Si no quieres, está bien. No te preocupes.

—¿Quieres el libro?

Le preguntó sin mirarla y escuchó una afirmación eufórica. Esta vez levantó su mochila para pasar desapercibido y buscó entre su desorden el libro sucio y machucado de historia. Al encontrarlo, lo deslizó por la mesa.

—Tómalo. No lo voy a necesitar.

—¿Cómo? Si estás en la misma clase que yo.

Yoongi sonrió.

—Parece que eres la única que se ha dado cuenta.

Dicho esto cortó conversación con la pelinegra y dirigió su mirada al novato que decidieron ingresar por Dong Hee. Recordó esa tarde en la que fue llamado, su nombre nunca había estado en la boca de los maestros como lo estuvo ese día. Le fue impuesta una sanción de cinco días por alterar el orden en el aula y le pareció una broma, la víctima recibiendo tal castigo...cuando el culpable cumplía 5 horas de ayuda comunitaria. Pero eso sucedía cuando eras el último en su pirámide.

Sin embargo cuando se replanteo la idea, incluso esperó más. Una sanción indefinida por alterar el orden en que Heeyoon llevaba las cosas, o una expulsión definitiva por ser la mancha de su pulcra institución.

Dong Hee siempre cuestionó las acciones de Heeyoon pero necesitaba pruebas para demostrarlo, incluso sabiendo que debía dejar algo atrás. Su necesidad como persona le hacia ignorante, mas su moral como instructora le pesaba. Esto la llevo a proponerle al director realizar un comité especializado en la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar, pero fue como si le hirieran el orgullo, a sus ojos la escuela era perfecta y un ejemplo para las otras escuelas en el sector ¿un comité únicamente para la violencia escolar? Solo levantaría los rumores y se esparcirían hasta llegar al ministerio de educación, manchando a sus directivas, quitándoles sus reconocimientos y, sobre todo, dejando sin estudios a más de 200 mil estudiantes.

For 365. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora