Capítulo 36

1.4K 264 82
                                    

Estoy tan débil que todo lo percibo como un sueño, quizás eso es. Estoy rodeada de tinieblas una vez más, en el suelo, vestida con telas delicadas bañadas de luz de estrellas. Hay una decena de sombras oscuras alzadas sobre mí, muy difusas, es imposible saber quiénes son.

Pero lo averiguo cuando empiezan a enervarse.

-¿Qué es esto? Envíe a un monstruo y se me es de vuelto esto -está disgustado-, ¿Qué pasó con ella?

Otro dios de voz más suave contesta, pero no menos disgustado.

-Ese es el problema con los mortales, hermano. Se rompen con facilidad.

-Era una bestia. Era...aterradora, ¿Dónde quedó todo aquello, Lilith?

Ni siquiera me muevo cuando acercan una mano fantasmal hacia mí, estoy tan cansada. Yo me pregunto lo mismo, ¿dónde está?, ¿dónde quedó?, ¿fue cuando le sonreí sin malicia a alguien por primera vez?, ¿O cuando sentí la muerte volviéndose contra mí? Ella y yo siempre habíamos sido solo una, la misma cosa, separadas en esquinas diferentes de la misma habitación, pero aun así reconociendo nuestra fortaleza.

¿A dónde fue?, ¿Se perdió cuando llegó el miedo?

-Sigue siendo lo que es. Pertenece con nosotros -brama uno de ellos con rotundidad.

-No hasta que ella misma tome su lugar, ¡mírala!, esta cosa no será capaz de tal cosa.

Me encojo.

-¡Callad! -ordena la voz de una mujer-. Lilith -me llama, pero no puedo moverme-, no olvides que ese es tú nombre. Lilith. Tú tomaras la magia de Zachcarías Losher y reinarás sobre los seguidores. Toma lo que es tuyo, no dudes, no vaciles, no resistas. Y como un esclavo a su amo la magia responderá ante ti.

Puedo imaginármela, una mujer sin rostro, sin ninguna figura exacta. Ella gruñe, escupe veneno sobre mi rostro y sisea como una serpiente enfurecida.

La visión se esfuma y yo lo hago también.

*****

El pequeño campamento en la selva de La encrucijada pierde su silencio cuando se corre la noticia de un nuevo asesinato, Kortian fue amado de la forma más correcta y profunda que pueda existir en el mundo, nadie lo niega. Los primero en llegar son Evander Rowclay acompañado por su mujer, el insoportable pesar de sus rostros rompe primero a la delicada mujer humana que es abrazada tomada en los brazos de Ariel, sus sollozos aún siguen erizándome la piel. Más tarde llega el resto de la familia Rowclay, los hijos varones acompañados con sus respectivas parejas. El lugar se va llenando con amigos de la familia que se destrozan al ver el cadáver de piel reluciente bien colocado en la tierra, la muerte no fue malvada con él, le dejó su belleza.

Aunque no es como si yo lo viera bien, no puedo mantener la mirada por mucho tiempo allí, decido apartarme, escuchando una y otra vez la historia que Johan o Ariel relatan. Los vigilantes que acompañaban al demonio blanco aparecen también y seguido de ellos Wanda con el hombre del bosque.

Estoy lo suficientemente lucida como para saber que estamos arriesgándonos mucho, Diana debe estar furiosa y no se abstendrá de hacer un movimiento agresivo. Soy incapaz de decirle a alguien lo que pienso y es cuando agradezco poder compartir el pensamiento por el hilo que me conecta con Johan. Él entiende, por supuesto, sabe que tengo razón.

Una hora más tarde está pidiéndoles a todos volver a sus posiciones y...le pide a los Rowclay tomar una decisión acerca de Kortian.

-Lo llevaré a casa y tendrá una despedida digna de su memoria -murmura Evander-. No ahora, por supuesto -su compañera esconde el rostro en su pecho y él la atrae más cerca-. Pero no dejaremos que su valentía sea opacada u olvidada por los actos de Diana.

La sangre de los mágicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora