Extra #5

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"Tú también tienes alas"

La luz se filtraba por la cortina de la ventana, se movía como si respirara gracias al aire del ventilador frente a la cama que giraba de derecha a izquierda sin premura. Dawson miró hacia esa dirección, los pies de Sheyla se habían salido del cobertor para recibir el aire que proporcionaba el aparato. Ella todavía estaba profundamente dormida a su lado, su cabello revuelto, una camiseta de él puesta y nada más.

Quería seguir observándola, estar allí cuando ella despertara, pero estaba sudando, su piel tenía esa sensación incomoda de estar pegajoso, aunque Sheyla no se quejara, él presentía que apestaba.

Con ese pensamiento fue hacia el pequeño y destartalado baño.

Al menos hoy sí hay agua, pensó cuando abrió el pomo de la ducha y un chorro de agua salió directo hacia su pecho.

El lugar era un asco, ninguno de ellos se molestaba en decir lo contrario, pero estaban trabajando por la reconstrucción, esforzándose por mejorarla desde los cimientos. Habían comprado la vieja casa ese mismo año, luego de que Dawson pasara por más de dos años de luto por su hermano, durante ese tiempo fue con su familia humana y los acompañó cerca de seis meses, después de eso solo se entregó a Sheyla, viajando, investigando y recolectando información sobre el alcance de los Seguidores en la tierra humana, era bastante, eso ya lo sabían.

En algún punto Sheyla sugirió que quería tener un lugar al cual llamar hogar, un lugar que fuera solo de ellos, un refugio que no tuviera nada que ver con Seguidores.

La casa de los mil y un defectos fue encontrada por ellos gracias a un agente inmobiliario que supo hacer un trabajo increíble, les vendió la casa con la promesa de un futuro nuevo y refrescante, mencionando que era codiciada por sus vistas a los terrenos secos hacia las montañas. Cayeron en sus palabras como un par de mocosos ingenuos que solo pensaron en lo maravilloso que sería tener un lugar que fuera para ambos.

Meses después allí estaban, no se aburrían, cada día encontraban un defecto diferente.

—Al menos no tendremos que preocuparnos por ladrones —había mascullado Sheyla una semana después, cuando la ilusión estaba perdiendo el encanto.

Dawson se bañó rápidamente, tendría que despertar a Sheyla para que aprovechara el agua antes de que la tubería dejara de funcionar. Mientras salía de la ducha secando su cabello miró la puerta y por un instante no estuvo en ese lugar, él estaba en la casa que había sido de sus padres, un baño mucho mejor que este, pero bastante desordenado, el dentífrico abierto, ropa sucia por el suelo y…Benett tocando la puerta para apresurarlo.

Un parpadeo después la visión se había ido.

Recordaba a su hermano, cada maldito día y su sangre se encendía como si estuviera dentro de una hoguera. Benett había sido calcinado junto con otro grupo de rebeldes, las autoridades nunca pudieron cerrar el caso, pero Dawson lo había hecho, Sheyla lo ayudó en todo el camino, su rabia igualando la de él.

Dawson hizo que pagaran con la misma moneda.

Libriana, su amiga de años, era una mestiza agresiva y experimentada en el arte de matar, ella le había contado lo que le hizo a los Seguidores que quisieron quemar a mágicos en Telasia. Ella dijo: Ellos querían una hoguera, entonces hice que se consumieran en una.

La sangre de los mágicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora