Trazamos un plan, uno que yo dirijo y en el que tengo total autoridad. La Encrucijada debe evacuarse, pero no podemos hacerlo por completo, eso hará que los rumores corran y puedan llegar —incluso en el mar— a oídos de Diana, y la creo lo suficientemente inteligente como para dar marcha atrás sabiendo que la estoy esperando.
El pozo de los destinos esta hacía la frontera con Telasia, a tan solo un par de metros sigue el ancho río de las aguas mixtas, por allí es donde deduzco que Diana llegara y tendrá que arribar en tierra justo hacia la frontera con Victoria, no en el centro, hacia donde se dirige, para llegar allí tiene que hacerlo a pie y es ese camino el que quiero que evacuemos de inmediato.
—La detendremos antes de que pueda llegar al corazón de La encrucijada —contemplo.
—Antes —concuerda Johan observando el mapa como yo—. Si llega al corazón estaremos perdidos.
El corazón de La encrucijada es esa vida que no tiene el resto de Drawgie, allí es donde todas las razas se unen, donde nada tiene sentido, es la vida tan viva de la tierra de todos los mágicos. Si permitimos que Diana llegue allí, ese corazón morirá.
—¿Es necesario que yo vaya con ustedes?
La voz de Odett es vacilante, como si temiera que la respuesta fuera afirmativa. Giro mi rostro hacia ella, está sentada cerca de la chimenea que resguarda un fuego manso y cálido, intercambia una mirada con su compañero, pero rápidamente regresa la mirada hacia mí. Abro mi boca para responder, pero es la mujer de piel nívea quien lo hace.
—No, ya has hecho más que suficiente y te lo agradecemos.
Wanda tiene la capa abajo y las llamas del fuego proyectan su luz hacia su cabello azabache, parece un espectro, algo diferente a lo que fue alguna vez.
—Quiero ayudarlos, estoy a su disposición, pero no dejaré a Massy.
Alguien importante, puedo suponer, por la convicción en su voz. Evan viéndola apoyado desde la chimenea tiene una expresión aliviada, sus manos se apretujan entre sí y parece tener la intensión de ir más cerca de ella, pero no lo hace.
—Permanece aquí, señora de los arboles —digo—, mantente escuchando.
Asiente una vez, se pone de pie y seguida por Evan abandona la habitación. Segundos después ingresa Boyd, tiene varias hojas en una de sus manos y un celular en otro.
—He recibido noticias —aclara su garganta yendo hacia Ariel, su cuerpo se destensa con su cercanía—. El…aquelarre de Gilbert está en Osara reunido con los Spark, están cazando a los seguidores que huyeron hacia allá.
Escucho apenas un jadeo pequeño salir de entre los labios de Wanda, su mano se estira y se aferra al brazo del hombre de piel canela que la ha acompañado desde su llegada.
—¿No te has reunido con tus padres aún, Wanda? —pregunta Johan, con demasiado cuidado.
Los ojos grises de la mujer van hacia Ariel, ellas se miran como recordando cosas que no podría adivinar, pero que sí sé están llenas de profunda agonía.
—No —contesta la aludida—. No puede ser ahora, tiene que ser después…Necesito sobrevivir primero, ellos no soportaran perder a su hija una vez más.
Todos los cuerpos en la habitación, a excepción de mí, se tensan.
—¿Piensas que vas a morir? —la enfrento, poniéndome de pie.
—¿Tú no? —reta—. Estamos aquí hoy, es imposible saber si estaremos mañana.
Muevo mi cabeza negativamente, discrepando su argumento.
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La sangre de los mágicos
FantasyUn héroe no terminará con esta guerra. Un monstruo sí. Nota: No es necesario haber leído ninguna historia anterior, aunque puede resultar beneficioso.