Capítulo 11

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La Comisión de Registro de lo Nacidos Muggle

     Cuanto más bajábamos, menos personas quedábamos en es ascensor, dejándonos al final a mi acompañante y a mi.

     -La familia Weasley es sospechosa?

     -Si -respondió inmediatamente-. Se espera pillarle hablando con un Indeseable. 

     -¿Vigilado? 

     -Las veinticuatro horas -admitió-. Consiguieron apagar las llamas de su casa, pero está bastante hecha polvo.

     -¿No se les proporcionó ayuda alguna ante la situación? -pregunté-. Son una familia de sangre pura, su hijo estaba enfermo de gravedad y su hija menor no puede hacer magia aún.

     -En el nuevo régimen, los traidores de sangre son tan malos como los sangre sucia -concluyó-. Vigilamos a la familia como apagaba el fuego sin intervenir, parece ser que el enfermo sobrevivió, y Anita está ahora mismo vigilado como los gemelos Weasley acompañaban a su hermana menor a la estación. Ahora mismo Anita estará volviendo a su puesto.

     -¿Porque se le ha cambiado de puesto repentinamente? -pregunté-. Ella era la que debía venir a buscarme hoy.

     -Smith y Enervans eran los encargados de vigilar a los gemelos, pero Smith desapareció ayer por la noche -relató-. Enervans afirma que Desapareció y no volvió a aparecer, pero los gemelos no pudieron ser porque estuvieron bajo su mirada todo el rato.

     -¿Que hacéis con los nacidos de muggle?

     -Encarcelados, no vemos en serio las pruebas que presentan.

     -¿Los que se niegan a aparecer?

     -Tienen recompensas por su captura. Vida o muerte, da igual.

     -¿Algún pillado de momento? -pregunté.

     -Trece -contó-. Los carroñeros son los encargados de atraparlos. Ellos trajeron a cuatro sin vida, y dijeron en su defensa que se habían resistido, pero todos sabemos que los mataron por interés. Una de ellos era mujer: su cadáver mostraba signos de violación.

     Me detuve en medio camino hacia el atrio. Un panfleto completo estaba pegado en la pared. Su portada rosa estaba grabada con un título dorado: SANGRES SUCIA Y los Peligros Que Suponen para una Pacífica Sociedad de Sangre Limpia. 

    Bajo el título había un dibujo de una rosa roja con una cara de sonrisa tonta en el medio de los pétalos, siendo estrangulada por una mala hierba verde con colmillos y el entrecejo fruncido. En el panfleto no figuraba el nombre del autor, pero de nuevo, las cicatrices en la parte posterior de mi mano derecha parecieron hormiguear mientras lo examinaba. 

     -¿Alguien sabe si la vieja arpía se pasará todo el día interrogando a sangres sucia? -se escuchó a lo lejos.

     -Cuidado -dijo la voz de mago a su lado.

     -¿Qué pasa, ahora tiene orejas mágicas además de un ojo? 

     Mi compañero se alteró un poco ante eso. Y pestañeó un poco. Le quité la varita del bolsillo de la túnica.

     -Imperius -lancé con su propia varita-. No te resistas. Cuéntame a que refería con eso. ¿Un ojo?

     El mago volvía a estar calmado.

     -El ojo de Alastor Moody -contestó docilmnte-. También conocido como Ojoloco.

     Me chocó tan fuerte esa información y preferí verla por mi misma.

Lilianne y las Reliquias de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora