El discurso de Bellatrix
Silencio. Tensión. Miedo. Tacones.
-¡Lily! -Bellatrix se acercó hacia mi-. ¡Bebita linda!
Los niños, los de primero más que nada, se estremecían con cada "Tach, tach, tach" que retumbaba por las pareces por culpa del eco de los malditos tacones.
Los tacones repiquetearon por lo largo del pasillo que había entre la mesa de Ravenclaw y Hufflepuff. Su pelo, negro y rizado, saltaba hacia arriba volvía a caer al ritmo de los pasos. En su cara, una sonrisa sarcástica. Una maldita pantera negra sexi demasiada retorcida con los ojos llenos de locura.
-¡Has decidido venir, que niña más aplicada! -sonrió con la más pura inocencia.
Esa misma sonrisa no tenía nada que ver con la última vez que le había visto la cara, cuando mató a su propio primo Sirius Black.
Silencio. Tensión. Miedo. Tacones.
-Llega tarde, señorita Black -la voz arrastrada y embelesada del nuevo director era como un suave ronroneo, peligroso-. Ya no la esperábamos por aquí.
Sus ojos, fueron a parar en el dúo de seguidores que temblaban bajo la mirada envenenada.
-¡Lo sentimos mucho señor Snape! -gritó en voz temblorosa el alto, quien ya tenía los dos ojos abiertos, pero el ojo con marcas de garras por encima se e empezaba a hinchar-. ¡Queríamos pararla pero...
-¡Silencio! -le cortó-. No habló con vosotros.
A su izquierda, Minerva McGonagall, Filius Flitwik, Pomona Sprout, Aurora Sinistra (astronomía), Ronalda Hooch (vuelo) y Rubeus Hagrid. En la derecha, Amicus Crrow, Alecto Carrow, Horace Slughorn, Séptima Vector (aritmancia) y Bathsheda Babbling (runas).
Los únicos que faltaban eran Sybill Patricia Trelawney, Firence (los dos de adivinación), e Irma Pince (la bibliotecaria). Argus Filch seguramente estaría con su asquerosa gata haciendo los preparativos para el nuevo año.
Los fantasmas tampoco se encontraban entre nosotros.
-Aún me falta un año de estudios -mi cabeza alta, mi mirada penetrante, mi voz suave-. No entiendo porque habéis llegado a esa conclusión. He venido a cursar el curso que me falta.
Pude ver a los profesores (los competentes, porque los mortífagos no cuentan). Estaban todos con la boca abierta. Hagrid se mordía las uñas nervioso.
-El curso empezó cuando los nuevos integrantes de las casas terminaron su selección -gruñó-. Yo no soy tan tolerante como mi predecesor.
Ante la mención de Dumbledore, los hermanos Carrow lanzaron unas risitas estúpidas que intentaban reprimir con las palmas de su mano. Pero los otros profesores no: sus ojos se escurecían ante la ira.
-Si, eso lo he notado -admití.
Si la tensión se hubiera podido cortar, en esos momentos el aire estaría sangrando por todos lados.
Silencio. Tensión. Miedo. Tacones.
-Vamos, vamos -calmó la loca-. ¿Por qué tanta seriedad? ¡Hoy es un día espléndido! ¡Hemos conseguido algo magnífico! Me había preparado un discurso y todo. Siéntate Lily.
Pero el ambiente mostraba todo lo contrario. Neville, allí, parecía apretar tan fuerte la mandíbula que se le iban a romper los dientes.
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Lilianne y las Reliquias de la Muerte
FanfictionSolamente debía aguantar. Pero costaba fingir que no quería llorar, que no quería gritar de frustración, que me daba igual todo. La guerra nos había cambiado a todos, el miedo azotaba las calles y, entre los muros de Hogwarts, tenía que quedarme cal...