Hombre caído
Con un tirón detrás del ombligo, como si un gancho invisible me arrastrara hacia adelante, fui empujada a la nada, girando incontrolablemente, mi mano pegada al Traslador mientras Nyx, Peque y yo nos alejábamos de la cocina de los Dursley.
Segundos después, mis pies golpearon tierra dura y casi caí sobre manos y rodillas en el patio de la Madriguera. Oí gritos. Mire a mi alrededor, Harry y Hagrid, los dos parcheados, estaban a mi lado. ¿Pero donde estaban los otros?
Vi a la Señora Weasley y a Ginny corriendo por los escalones de la puerta de atrás mientras Hagrid, que también se había derrumbado al aterrizar, se ponía laboriosamente en pie.
-¿Harry? ¿Eres el auténtico Harry? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde están los demás?-gritó la Señora Weasley.
-¿Qué quiere decir? ¿Nadie más ha vuelto? -jadeó Harry. La respuesta estaba claramente grabada en la cara pálida de la Señora Weasley.
-Deberíamos de haber llegado los terceros -dije mirando a mi alrededor-. Yo misma he programado los trasladores, y se perfectamente que nosotros éramos los terceros.
-Los mortífagos estaban esperándonos, -dijo Harry-. Nos rodearon en el momento en que despegamos... sabían que era esta noche... no sé que pasó con los demás, cuatro de ellos nos persiguieron, y todo lo que pudimos hacer fue huir, y entonces Voldemort dio con nosotros...
Podía oír la nota auto justificativa en su voz, la súplica para que entendiera porqué no sabía qué les había pasado a sus hijos pero...
-Gracias a dios que vosotros dos estáis bien, -dijo, empujándole a un abrazo del que no se sentía merecedor.
-¿No tendrás algo de brandy, verdad, Molly? -preguntó Hagrid un poco tembloroso-. ¿Por propósitos medicinales?
Podía haberlo convocado con mágica, pero cuando se apresuró a volver a la encorvada casa, supe que quería esconder la cara. Se giró hacia Ginny y ella me miró a mi; respondí a su súplica silenciosa de información al instante.
-Ron y Tonks deberían haber vuelto primero, y por lo que veo, ahí está su traslador -dije señalando a una lata de aceite oxidada que descansaba en la tierra cercana-. Y ese, -señalé a una vieja zapatilla deportiva-. debería haber sido el del Arthur y Fred, se suponía que serían los segundos. Nosotros los terceros -comprobé su reloj- si lo consiguen, George y Lupin estarán de vuelta en alrededor de un minuto.
La Señora Weasley reapareció llevando una botella de brandy, que ofreció a Hagrid. Él la descorchó y bebió de un trago.
-¡Mamá! -gritó Ginny señalando un punto a varios pies de distancia. Una luz azul había aparecido en la oscuridad. Se hacía más y más brillante, y Lupin y George aparecieron, girando y después cayendo.
Supe inmediatamente que algo había ido mal. Lupin estaba sujetando a George, que estaba inconsciente y cuya cara estaba cubierta de sangre. Harry corrió y agarró las piernas de George. Juntos, él y Lupin llevaron a George a la casa y atravesaron la cocina hasta el salón, donde le tendieron en el sofá. Cuando la luz de la lámpara cayó sobre la cabeza de George, Ginny jadeó y mi estómago se revolvió.
Una de las orejas de George había desaparecido. El costado de su cara y cuello estaban empapados de una húmeda y sorprendentemente escarlata sangre. Tan pronto como la Señora Weasley se inclinó sobre su hijo Lupin nos agarró a Harry y a mi por la parte superior del brazo y le arrastró, no muy gentilmente, devuelta a la cocina, donde Hagrid todavía estaba intentando pasar por la puerta de atrás.
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Lilianne y las Reliquias de la Muerte
FanfictionSolamente debía aguantar. Pero costaba fingir que no quería llorar, que no quería gritar de frustración, que me daba igual todo. La guerra nos había cambiado a todos, el miedo azotaba las calles y, entre los muros de Hogwarts, tenía que quedarme cal...