El secreto de la voz de mi cabeza
Me dolía todo, y las cadenas no ayudaban para nada.
Yo solo sabía que estaba transformándome bajo la luna y después tengo una visión inútil donde me entero que (seguramente por lo de la luna) todos saben que soy mujer lobo, que a Remus le importó muy poco mi opinión sobre lo de la canción, y que encima lo más importante es que pillarían al trío de oro y solo habían sido treinta segundos.
Y claro, después de esto me despierto dentro de una camisa gigante y encadenada en una silla y con un bozal.
-Lily, tienes mal aspecto -el eco era profundo.
Bueno, la parte positiva es que al menos había visto a Luna.
Di un corto cabezazo hacia arriba en forma de saludo.
No me habían curado las heridas, supuse que había sido una pelea contra mi forma lobuna. Habrían intentado aturdirme, por supuesto. No querían matarme, y eso me había más peligrosa. Rebosaba magia oscura... estas heridas dejarían un montón de cicatrices.
Luna se acercó hacia mi.
-Me alegra de ver que has despertado, Lily -me dijo apartándome los mechones de la cara para que no estorbaran-. ¿A ti también te han atrapado cuando iban en tren?
Negué.
-¿No lo has escuchado? -escuché una voz a mi derecha. Era Griphook, un duende de Hogwarts que había puesto la espada falsa de Gryffindor en la cámara de los Lestrange antes de huir-. Estaba peleándose con unos humanos. La han atrapado después de que volviera a ser humana y matara a unos cuantos.
¿Y encima he matado a alguien?
Joder, peor que cuando conocí a Sullivan. No me sentía orgullosa, pero al menos me acordaba de lo que hice con el vampiro. Era como tener resaca pero sin habérmelo pasado bien y el cuerpo lleno de cortes en vez de chupetones.
Recuerdo haber arrastrado a un Carroñero conmigo para que no atraparan a Remus... le di mis cosas a Nyx... Si claro, seguramente ella habría vuelto con Andrómeda.
Buena chica.
También significaba que había dejado que Remus cogiera el casete de música.
Mala chica.
-Te has llevado a unos cuantos -la voz venía de un poco más al lado del duende, pero estaba tan agotada que no tenía ganas de hacer demasiados esfuerzos-. Lo siento, ahora voy.
Intenté pasar la vista por lo que mi rango de visión alcanzaba. En el fondo había una pesada puerta: era la única que había. La habitación era oscura, húmeda y mohosa.
Di un suspiro por la nariz. Apenas se podía ver nada, no había ventanas, pero en cierta forma la magia de la antigua casa daba un casi imperceptible resplandor que hacía posible desplazarse si se iba con mucho cuidado.
La voz que me había hablado era vieja y pesada. Cansada, sin lugar a dudas. Luna desapareció un momento de mi vista, y poco después aparecieron delante de mi vista. La rubia ayudaba a un hombre a caminar. Estaba hecho una ruina, todo andrajoso y cojeaba. Parecía caminar simplemente porque se obligaba, y en un momento se desplomó cayendo al suelo con tal fuerza que Luna solamente pudo amortiguar pero no frenar.
El anciano se sentó casi acurrucándose, y me miró.
-Mucho tiempo ha pasado, Lilianne -dijo en un susurro lastimero.
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Lilianne y las Reliquias de la Muerte
FanfictionSolamente debía aguantar. Pero costaba fingir que no quería llorar, que no quería gritar de frustración, que me daba igual todo. La guerra nos había cambiado a todos, el miedo azotaba las calles y, entre los muros de Hogwarts, tenía que quedarme cal...