EXTRA DOS.

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Iba en el autobús con su cabeza recargada en la ventana, recordaba diferentes etapas de su infancia, algunos recuerdos más borrosos que otros y otros que simplemente no podía recordar. Hoy a sus veinte años de edad aún recordaba a su padre, aquel que dió la vida por el y por su actual familia, su parada se acercaba, así que decidió levantarse y tiempo después bajo de su transporte para caminar hacia su universidad, solo le faltaban dos años para terminar su carrera, casualmente la misma de su papi Kookie y si aún a sus veinte años de edad el seguía llamando con ese apodó a sus dos padres.

-  ¡Ey!  Beomgyu quieres mover tu trasero se nos hace tarde.

-  También es un placer verte Jay.

-  Si, si, lo que tú digas muévete, que estabas haciendo para que tardarás tanto.

-  Mis padres tuvieron que salir temprano para un nuevo lanzamiento en la compañía así que tuve que ir hasta la escuela de mis hermanos.

-  No están muy grandes para que tú los estés cuidando.

-  No, siempre van a ser mis bebés.

-  Que tierno, ahora muévete.

Beomgyu torció sus ojos con una sonrisa en su boca, Jay, lo había conocido en sus últimos años de escuela y se habían hecho buenos amigos, lo ayudó bastante cuando unos alfas y betas intentaron meterse con él por su presentación tardía. Se supone que los cachorros dejan de ser cachorros cuando se presentan entre los trece y los dieciséis años, bueno para el fue diferente, su presentación fue cuando cumplió sus veinte años, hace seis meses para ser exactos.

Siempre se sintió excluido entre sus compañeros, todos eran alfas, omegas o betas, pero el seguía siendo un cachorro, todos sus hermanos se habían presentado menos él, pero como siempre sus padres estaban ahí para tranquilizarlo, siempre lo apoyaron y le hicieron ver qué no era un cachorro, y tampoco era débil o estaba enfermo como sus compañeros decían.

"Eres fuerte hijo, no estás enfermo y tampoco eres débil, tu eres la viva imagen de la fortaleza y de la bondad, nunca dejes que los demás te hagan menos solo por no ser como ellos, siempre haz sido único, nunca seas una copia de los demás"

Esas fueron las palabras que su papi Tae le había dicho aquella tarde que llegó con lágrimas en los ojos y unos pequeños golpes, a su lado iba Jay sosteniendolo de los hombros para que no se desplomara en el suelo. Bueno al otro día sus dos padres fueron a la escuela y aquellos alfas no salieron ilesos, menos cuando su padre omega los había hecho mostrar su cuello en sumisión.

"La próxima vez que molesten a mi cachorro, yo mismo haré que unos alfas los hagan deltas ¡Entendieron!"

Ellos solo pudieron mostrar el cuello y agachar la cabeza, mientras sus lobos soltaban alaridos como verdaderos cachorros en peligro, su padre alfa no se quedó atrás cuando se acercó amenazante hacia ellos y con un gruñido y sus ojos brillando en ámbar los hizo caer de rodillas al suelo. Eran alfa y omega puro después de todo, el director prefirió no meter sus narices en el asunto y dejo que mis padres se encargarán.

-  Ey en que piensas.

-  En aquella vez que mis padres se hicieron cargo de los alfas que me golpearon.

-  Ese día fue muy épico, jamás había visto que un alfa le bajara la cabeza a un omega.

-  Bueno mis padres son algo peculiares.

-  Ni que lo digas amigo.

Ingresaron a su salón de clases para tomar la primera hora del día, casualmente tenía clase con su tío Nam, claro que eso nadie lo sabía, solo Jay que iba a sus almuerzos familiares a final del mes.

Sentimiento oprimido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora