Sentimiento oprimido.

CAPITULO CINCUENTA Y DOS.

Tal como habían acordado omega y alfa un mes atrás, estaban en el cementerio justo al frente de la tumba de la madre de Tae; Kim Moonbyul era el nombre que los ojos del alfa recorrían una y otra vez, tal vez en busca de algún recuerdo de su infancia, su adolescencia o parte de su adultez. Pero no había nada, no podía recordar, ni una sola imágen se cruzaba por su mente que le ayudará a recordar a su madre, su voz, el como se sentía cada que ella lo envolvía en sus brazos, su aroma, nada, no había nada solo el enorme vacío que sentía que le atravesaba el pecho como si estuviera recibiendo una puñalada.

El lazo que tenía con su progenitora rompiéndose con el pasar de los días, Taehyung sabía que llegaría el día en donde el lazo se volvería inexistente y para ese entonces dejaría de tener cualquier tipo de conexión con la que alguna vez fue su madre. Le asustaba, le aterraba la idea de que lo único que lo mantenía unido con su pasado desapareciera, su mente era como una laguna el agua era cristalina, tan cristalina que solo lo dejaba ver su reflejo más no lo que había en la profundidad, le aterraba perderse así mismo, perderse y no encontrarse.

- En la universidad eras el típico chico que iba de cama en cama pero cuando se trataba de tu madre ponías cara de cachorro y corrías hacia ella, siempre la cuidaste, su lazo va más allá del que sus lobos crearon, no porque el lazo se rompa dejará de ser tu madre ni tu su hijo, su cachorro.

- Me da miedo perderme y no lograr encontrarme después, quedar vagando en una barco sin rumbo alguno.

La mano que entrelazaba lo sujeto con más fuerza su mirada por fin de varios minutos desviándose de la tumba que tenía al frente para ver al omega que había estado a su lado todo el tiempo.

- Si te pierdes mira mis ojos, estoy ciego pero mi alma logra ver la esencia de la tuya, así que siempre que te estés perdiendo a ti mismo mira mis ojos en ellos verás lo mejor de ti, porque para mí siempre serás lo mejor que pudo llegar a mi camino.

- Que habré hecho en mi pasado para tenerte en mi presenté.

- Amarme, eso hiciste en un pasado, eso haces en el presenté y se que lo harás en el futuro.

- No dudes jamás de ello amor mío.

Los labios de Taehyung fueron directamente a la frente de Jungkook luego a su mejillas y por último a sus labios en donde beso lento, guardando el momento en su memoria, creando nuevos recuerdos e intentando dejar ir los olvidados.

- Papis- Y ambos sonrieron encima de los labios del contrario al escuchar el pequeño grito de su pequeño, los pasos de este sonando en las hojas secas debido al otoño.

Taehyung fue el primero en separarse para agacharse y abrir sus brazos Beomgyu entendiendo la referencia y corriendo más rápido a los brazos de su padre, segundos más tarde siendo levantando por el aire, mientras daba giros, tiernas risas resonaban por el cementerio el lugar de repente para Jungkook dejando de sentirse tan frío.

- Le dejaste las flores a tu papi Yugy.

- Si también le conté de un nuevo amigo que hice en el colegio y de lo amable que es conmigo.

El ojo del alfa de repente había desarrollado un tic cada que el cachorro nombraba a su dichoso amigo y Jungkook podía jurar que su ceguera no le impedía ver los celos del alfa.

- Si tú estás así lo más probable es que Yugyeom se esté revolcando en su ataúd.

El cachorro no entendía lo que decían pero le resto importancia empezando a contarle a sus padres de como su amigo Min-gi le había regalado una flor cuando salieron a recreo.

- Tan bonito tu amigo- la sonrisa de Taehyung daba miedo, hasta la sonrisa de Cruela de Vil se veía más bonita en estos momentos.

- Papi Kookie, papi Tae se está riendo raro.