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-No creí que la cosa fuera tan severa –espetó  Nikolay, mirando la gran ciudad atravez del inmenso ventanal de su oficina.

—Los cargos pueden ser grandes si se encuentra algo ilegal. Oculte todos los últimos movimientos del contador, lo importante es que estos hombres se vallan y luego arreglaremos con el contador. Sabes que si esta empresa cae, sospecharan sobre tus altos ingresos.

—Lo sé, pero es lo último que pienso. Quiero tener lo que me pertenece y hacer pagar a quienes me  lo quitaron. –hundió  sus manos en los bolsillos de sus pantalones, sin dejar de ver la urbanización.

Aun con inquietud, Mijaíl pregunto; — ¿Qué harás cuando pase lo que tiene que pasar?

Nikolay se tomó su tiempo en responder, ¿El que haría, se abatiría por su muerte? La respuesta era ¡No! El no dudaría un minuto, podían llamarlo egoísta, narcista. Pero así era el, un hombre impulsivo que acuesta de todo, el llevaría siempre las riendas de ser primero.

—No dudaría un minuto por su vida –dio media vuelta, posando sus fríos ojos sobre su compañero –, Si fuera una verdadera  madre, nunca hubiese puesto su ambición ante que un hijo, no hubiese utilizado un indefenso bebé para tenerlo todo junto a su hermana. Porque una madre lucha hasta el final por sus hijos. Y Kira solo lucho por poder. Así que no, no dudaría en posar una bala en su frente. –su ronca y seria voz expreso cuanto odio les tenia.

— ¿Y qué harás con el pequeño paquete? –los ojos negros de Mijaíl miraron cada movimiento de su amigo.

—Pasando esta noche, se lo dejara en una casa. ¿Has ido a verlo? –cuestiono, recogiendo su chaqueta.

—No, la última vez que fui, fue el mes pasado y se lo veía bien. ¿Dónde iras?

Nikolay paro a mirarlo.

—No se puede hacer nada aquí. Ya no aguanto, iré con Natasha.

— ¿No te resignaras con ella, verdad? –comentó  Mijaíl.

—Nunca podría. Le hice mucho daño, y lo sé, soy egoísta. Pero aún hay tiempo para remediar los errores cometidos. ¿Vienes?

Los dos salieron de la oficina rumbo a la casa de campo, donde la desdichada mujer se encontraba.

Kira no podía quedarse quieta. Se levantó, y volvió a pasear por la cocina. ¿Cuánto tiempo más estarían ellos en  aquella habitación? Se dijo que seguramente para ese momento ya se habían dado cuenta de que se habían equivocado de persona. Nikolay no sería muy importante para los planes macabros que el árabe y Kiara tenían.

Por otro lado, se dijo que Kiara no era ningún angel. ¿A caso ella lo era? No, pero era más inteligente y astuta que su hermana. Quería un futuro prometedor, donde el dinero fuera lo que le sobrara y la felicidad le desbordara. No tardaría en realizar su propósito y tenerlo todo.

Miró  al niño que estaba sentado en una silla infantil, en el fondo de su corazón sintió dolor por el destino que le tocaría. Aunque no quería encariñarse con el niño, lastima sentía al ya hacerlo.

—No tendrías que pagar por esto –acaricio su pequeña mejilla, con la mirada atenta del bebé –. El mismo destino que tu hermano, él no tenía la culpa de nada. Tu tía así lo quería cuando no se hizo lo que ella quería. Y tal parece que tu padre es quien te lleva a un destino cruel.

Kira completo su pequeña cara, había aprendido a vivir con aquel trágico dolor. Todo era tan igual a ese momento.  Nikos era un hermoso niño de dos años, con una larga vida por delante, pero solo traído al mundo con un solo propósito y era garantizar millones. En ese tiempo, el objetivo era un millonario que con los mismos encantos inocentes que cautivaron a Nikolay, lo hicieron con él. A diferencia que Kira su corazón le había traicionado, enamorándose de aquel hombre y su hijo, olvidando el plan que tenían con su hermana. Robar los millones del pobre hombre.  

La capacitación mental de Kiara nunca fue buena, su mente siempre le jugo malas pasadas y allí estaba Kira para salvarla, fue tan egoísta como feliz cuando se olvidó de su gemela y eso le había traído una consecuencia grave. La deludes de Kiara, la llevo a secuestrar a su sobrino a cambio de millones. Kira se vio en la obligación de contarle todo al padre del niño, llevándose una golpiza por parte de él y la muerte de su primogénito. Nunca culpo a Kiara por el hecho, sabía que hermana sufría psicológicamente por lo que ella tuvo que vivir con el dolor de la muerte de un hijo y apoyar en cada paso a su hermana.

Lo que ella no sabía, era que su mente jugaba cada pasada, la muerte de su hijo, apoyar a la asesina y volver a jugar el mismo juego de años atrás. Todo aquello la llevo a escuchar una lejana voz en su cabeza contra su hermana, y obsesionarse con Volkov.

—Fuiste un error y nunca cambiara –susurró  apretando la mejilla de Akim, produciendo que largara un llanto –. No llores.

— ¿Qué sucede contigo? Calla a ese mocoso –ordenó Kiara al llegar donde ambos estaban.

— ¿Ese es el niño? –El hombre camino hasta estar frente del bebé que lloraba desconsoladamente –. Es un buen niño, ¿No hay noticias de su padre? 

Pregunto sin dejar de mirarlo.

—No. Pero confiamos en que hará todo lo posible por recuperarlo. Me alojare en un hotel, tendrán solo 72 horas para hacer que este niño no este mas aquí y que Nikolay se retire de su cargo.

—72 horas es muy poco tiempo –dijo Kiara seria tratando de convencerlo.

—Les di más de un mes y fallaron. Se acabó el tiempo.

El árabe salió de la vieja casona seguido por sus diez hombres vestidos de negro.

—Esto no puede estar sucediendo –se lamentó Kiara desesperada –. ¿Acaso ves la  gravedad del asunto? Nos mataran si no hacemos lo que pide. ¡Calla a ese mocoso! –grito.

Kira saco al niño de su silla y lo llevo a su habitación, dejándolo sobre la cama.

—No te deseo el mal porque ya estas dentro de él. Solo espero que tu padre venga por ti.

Sin Salida #1   (Serie Rudos Deseos )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora