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Una semana había pasado desde aquel incidente, una semana desde que no veía a su hijo, pero confiaba que Lidya le decía la verdad al decir que su hijo estaba bien en manos de dos mujeres experimentadas y Nikolay, quién solo basto esa semana para saber que su hijo era su nueva debilidad en cada ocasión que lo veía moría de amor. A pesar de tener dos mujeres a su cuidado, Nikolay cuando estaba en casa tenía a su hijo en su despacho sin permitirse que nadie lo tocara.

La semana siguiente había sido diferente, la puerta fue abierta y por ella apareció Nikolay con su fino traje negro, pero la manta de Akim era un resalte para la madre al saber que hay estaba su hijo.

Ella lo abrazo con fuerza. Casi todos los empleados eran considerados con ella para decírselo, todos pensaban que Akim había sido producto de un amor al conocerla y ver su forma de ser, se había ganado el respeto y cariño de todos al ver como ella se interesaba en su vida como ninguna otra persona lo hacía, cuando decían para quien trabajan pensaban que su vida era fácil. Supusieron que su jefe se había obsesionado o enamorado por cómo era ella para no dejarla escapar.

Sin embargo, cuando su vida se torció, sólo la perspectiva de tener aquel bebé le había dado fuerza para seguir adelante y la confianza en que en el futuro sería más feliz cuando todo llegara a su fin. Akim había sido como un sol en su vida y cuando salió de ella por unas semanas, y días de nacido, se hizo una oscuridad eterna.

Kira miro al padre de su hijo con el ceño fruncido.

—Antes de que vinieras a vivir aquí tenía una vida diferente; No era padre ni tenía cautiva a una mujer, desde que llegaste cambiaste todo al igual que Akim. No confío plenamente en ti como para dejarte libre por la casa sin que te vallas y te lleves al niño. Te dejaré al niño, a la noche vendré a buscarlo.

Kira sabía que su conocimiento a su vida era escaso, pero no le gustaba estar lejos de su hijo quien era su salvación. Sin embargo, la verdad era que en ese momento no podía concentrarse en lo que le resultaba un problema mínimo cuando el bebé ocupaba toda su cabeza.

Mientras acostaba a Akim, los recuerdos dolorosos y estimulantes la arrastraron a once años atrás, al verano que ya parecía que había pasado hace un siglo, el último verano que había estado con Kiara y su padre juntos.

Podía recordar que, durante toda su infancia, su familia tenía la costumbre de ir a Anadyr de vacaciones. Todo se sentía perfecto en su infancia.

Sin embargo, en el otoño de sus quince años, su vida feliz y risueña que ella había tenido por segura se derrumbó con la partida de su madre. Su padre había quedado destrozado por la pérdida de su amada mujer, pero seis meses después contrajo matrimonio con una mujer diferente a su madre.

Dina, su segunda mujer era lo opuesto de una mujer alegre, risueña y amable. Ya no les dedicaba tiempo a sus hijas porqué su esposa tenía ataques de celos si le prestaban atención.

Para contentar a Dina se compró otra casa, y se gastó una fortuna en mantenerla alegre. A Dina le disgustó las gemelas desde un principio y les dejó muy claro que eran las terceras en discordia y que eso la molestaba.
Nunca se tomaba la molestia de hacer un esfuerzo por caerle bien a la familia de su esposo.

Kira era una adolescente, hipersensible, se había muerto de la vergüenza mil veces cuando su madrastra se comportaba como una reina ante sus parientes.

Además, por desgracias, también se había sentido como una extraña en compañía de sus amigas y Kiara quien no tenía complicidades en integrarse y ser liberal era lo contrario a ella, una joven que solo se mantenía en las sombras de su gemela. Pero el día había llegado, su padre las había abandonado en un orfanato, los días se volvían más grises allí dentro, había tanto buenas como malas personas, lo veía con sus propios ojos como ella era conocida por ayudar a todos, tener buenas notas. Trataba de ser una buena chica, mientras que su hermana había ganado una mala fama, era difamada y en boca de todos los guardias del lugar. Desde su adolescencia su problema había empezado al confundirla con Kiara y querer sobrepasarse con ella. Era tanto el calvario que había pasado que decidió escapar de allí, dejando a su hermana que no hacía nada por desmentir que era Kira su gemela.

Dejó sus pensamientos atrás, concentrándose en su pequeño bebé que dormía con una mano empuñada en su pequeña boca.

La puerta de la habitación fue abierta bruscamente, miró mal a Nikolay que había hecho despertar al niño que había empezado a llorar, lo alzó llevándolo a su pecho materno.

—Lo siento, creí que...

—Que me había escapado con el niño. Como vez, sigo aquí. Dijiste que vendrías por él.

—Tuve un problema, pensé que lo habían venido a buscar ¿Cómo está? —Se acercó al otro extremo de la cama mirándola darle el pecho. Por un momento ver esa imagen, era como ver una familia. Su familia.

—Está bien, me alegró pasar el día con él. Necesitaré ropa —Este asintió. —¿Akim tiene todo lo necesario? Pronto llegará el invierno y necesitará estar bien abrigado, un médico debe verlo todos los meses...

—Lo amas demasiado, ¿verdad? ¿Porqué?

—¿Porqué? ¿qué?

—¿Por qué todos aquellos problemas? ¿En qué te metiste? Puedo ayudarte. Pero para eso es necesario saber dónde estoy.

Kira temía por su hermana, temía que Nikolay la encontrará y diera la noticia a los que la buscaban. Pero ahora tenía una responsabilidad que la necesitaba viva.

—Kiara es mi hermana, mi padre nos dejó a mi hermana y a mí en el orfanato. Mi hermana era una chica problemática, no tenía pudor en meterse en uno, pero había veces que me veían y me confundían con ella. Muchas veces dije no, pero aún querían sobrepasarse. Nunca les conté a mis superiores por miedo a que apartaran a Kiara de mi lado como ella me decía. Decidí escapar, cuatro años viví en lugares abandonados. Puedo decir que en ese tiempo solo robaba por necesidad. Un tiempo después decidí retomar mis estudios para ayudante de un orfanato. Ya después puedes imaginar lo que pasó. —Miró al bebé, dando a entender su encuentro y su resultado de aquella pasión. Cuando vi aquellas fotos, sentí, que nuevamente me abandonarían y no quería esperar a que me digas que ya todo había terminado sea lo que sea que habíamos tenido.... al salir de aquel departamento fui al mío a las dos semanas me enteré de que llevaba a Akim en mi vientre, en esa semana fui secuestrada por Akdan. Nuevamente me habían confundido con mi hermana, estuve con él todo mi embarazo. No le servía embarazada, él sabía que era su hermana, pero tenía información de Kiara y la necesitaba para encontrarla y saber por qué utilizaba mi nombre, ya ves en donde estoy. Te puedo asegurar por la vida de Akim que lo que digo es verdad, nada de lo que dicen de mí es verdad. No puedo usar mi nombre ni decir que soy Kira y fue Kiara quién mancho mi nombre.

—No sé de qué fotos hablas, te prometí serte sincero y fiel en el tiempo que estemos juntos, pude ser una basura de hombre. Pero nunca andaría con dos o tres a la vez. No tuvimos una relación oficial, pero sí estábamos juntos.

La miró por varios minutos, lo dicho podía ser creíble, podía dejarla en la calle si así lo quisiera. Pero ahora su hijo los necesitaba juntos para enfrentar todo. No se arrepentía de nada en su vida, hasta podía decir que no se arrepentía de su pequeño, que fue producto de una noche pasajera.

—Me llevaré al niño. Descansa —Se acercó a ella y con cuidado de no despertar al pequeño, lo sostuvo en sus fuertes brazos el frágil cuerpecito que dormía sin saber el problema que lo rodeaba, eso que el hombre por minutos se olvidará de todo. —Mañana lo mandaré a traer.

¿Que sentía? Ni él lo sabía. ¿Sería correcto confiar en ella? Mientras se hacia esas preguntas al salir de la habitación, Kira suspiro de alivio, el niño era su salvación y su guía se repitió una y otra vez.

Sin Salida #1   (Serie Rudos Deseos )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora