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Le molestaba que Kira no le importara su hijo, que no sintiera  el dolor que aquel niño sentía en ese momento  y en su corazón de padre igual. Le dolía pensar que casi amaba a esa mujer, pero sentía que ya la amaba por necesitarla tanto y no tener nada en este momento.  

Miro a la niñera, no llevaba maquillaje, la sencilla falda vaquera llegaba casi hasta las rodillas y doblaba las piernas a un lado de forma primorosa. Estaba simulando ser lo que no era, razonó, exasperado consigo mismo. Posiblemente había entendido enseguida que los tacones de aguja y mostrar demasiada piel no era su estilo.   El sexo no era tan importante, pensó, impaciente. Esa era una verdad que había descubierto mucho tiempo atrás. No tenía tiempo para el sexo y tal vez eso implicaba su reacción ante la madre de su hijo. Posiblemente le pasaría lo mismo con cualquier mujer razonablemente atractiva. 

Pero la niñera no lo excitaba en lo absoluto, y tampoco ninguna de sus empleadas. No, Kira lebedev tenía algo especial, algo insidiosamente sexy que aún no podía entender o catalogar  y que lo atraía como un imán. Y odiaba que fuera así porque era todo lo que el despreciaba en una mujer.   El silencio estaba cargado de tensión y la niñera podía sentir un extraño calor extendiéndose en su cuerpo. Él le hacía eso. Hacía que sintiera mariposas en el estómago y una sensación húmeda entre las piernas. Hacía que sus pezones se distendiesen y empujasen contra la barrera del sujetador.   Esa borrachosa realidad le recordaba a su primer amor adolecente, cuando su cuerpo se había vuelto loco por un deseo que no entendía y no estaba dispuesta a abrazar. Pero aquello era diferente porque esas respuestas atacaban un cuerpo adulto.  Se encontró observando el hermoso rostro masculino, aunque no quería hacerlo. No quería notar la perfección de sus altos pómulos, la nariz clásica, la fuerte mandíbula o esa boca soberbiamente masculina. Y entonces cayó en el hechizo de sus ojos oscuros. 

La puerta se abrió y una mujer joven entró  con una bandeja de café. Nikolay tomaba el suyo sin leche y sin azúcar.  Tomando la taza con una elegante mano de largos dedos, Nikolay murmuró:

  -Te quiero fuera de mi casa.  

La sorpresa dejo a la mujer boquiabierta y tuvo que hacer un esfuerzo para respirar.

  -¿Qué sucede señor Vólkov ? Hice todo lo que me pidió. 

-La transición de mi hijo esta llendo difícil, pero su condición de un contrato firmado por usted, implicaba no el uso de celulares dentro de la casa, estar pendiente al niño las veinticuatro horas del día. Su informe de trabajo vital es falsificado, no se compromete con niños. ¿A que la llevo entrar en mi casa y meterse con algo valioso de esta mansión? –añadió Nikolay con frialdad.  

La mujer intento tragar saliva mientras describía su papel. Estaba diciéndole lo que ella había mentido en su informe.  

-De verdad lo siento señor, necesito el trabajo, no soy calificada para un niño pero se lo básico de él. Me recomendaron mentir pero no creí que usted pudiera contratarme.

  -¿Señorita Nelli, cierto? Una mujer tan poco calificada como usted sería la última opción de dejarla entrar en mi casa. La equivocación fue de mi mano derecha en no investigar quien entra a mi mansión. Una mujer que es adicta al Crack entra a mi casa…-rio burlesco sin humor -¿Creíste que podías pasar por alto la seguridad de mi casa y no ver lo que haces? Largo de mi casa si no quieres salir tirada en algún acantilado. 

-Sí señor.   Camino apresurada hacia la puerta en el momento que Mijaíl entraba por ella, mirándola raro. 

-¿Qué le sucede? ¿Otra más?

-No te tomaste el tiempo de ver que solo falsifico su informe vital y es una adicta al crack. No dejare que mi hijo dependa de una adicta. 

-Lo lamento, tienes razón. ¿Qué harás ahora? Tú no puedes cuidarlo, la carga está completa. Un avión llegara con el cargamento.

-¿Cómo se distribuirá la seguridad? 

-En el avión abran un mínimo de veinte personas de total confianza y muy calificados en su trabajo, la cabeza serán dos hermanos latinoamericanos Franco y Christian, en la pista estará un camión blindado y bien resguardado por cincuenta hombres, yo estaré allí. No debes preocuparte.  -Quiero que ese cargamento, llegue sano y salvo a Londres. Se traerá al bunque para el conteo. ¿El bunque está listo? 

-Claro que si.-tomo asiento en un sillón de tapiz caro –.Ahora dime que sucede, ¿Piensas en Kira, verdad? 

-Así es, pienso que cuando le confesé que quería casarme con ella, ella solo se burló en mi cara. Utilizo a un indefenso niño para su plan macabro que no logro entender con qué propósito. Su hermana era la mala de la película y ella su víctima –sonrió débilmente –. Las apariencias engañan Mijaíl, solo era un lobo vestido de cordero, no le importo dejar a su hijo. Todo el maldito tiempo hizo de la podre víctima.  Siento que le fallé  no solo a mi hijo, sino a Natasha.

  -lo siento, estaba cegado  en ver a una mujer indefensa en busca de cariño, por un momento creí que era Nastya y quise protegerla como tal, odie que Natasha se sintiera perfecta, que quisiera estar colgada de ti todo el santo tiempo. Pensé que era la típica perra operada que iba detrás de tus millones.   

-Fue nuestra culpa. Por no saber ver, aun creo que somos unos niños idiotas que solo ven detrás de una falda, Mijaíl. Pero juro que haré  pagar a Kira y Kiara de lo que están causando.

  -Estoy a tu lado en todo momento, incluso si me pides buscar a Natasha y besarle los pies, tal vez lo haría por nuestra amistad. –sonrió, tratando de aligerar el ambiente.   Nikolay torció el gesto.   -No seas idiota, me dejo claro que no quiere saber nada de mí. Lo mejor que hizo fue alejarse de mi lado y ser feliz con un hombre que la valore por como es. Lo último que ella quiere es tener un vínculo conmigo. Vamos…sacare a Akim un momento, creo que le hará bien salir de estar cuatro paredes. 

Sin Salida #1   (Serie Rudos Deseos )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora