009

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Kira miro al bebé de tres meses de nacido en el cochecito y sonrió por que el niño era el sol, la luna y las estrellas para ella.

Akim la estudiaba con sus hermosos ojos oscuros. Era el niño más adorable del mundo y les había robado el corazón a todos desde el día que lo conocieron, cuando solo tenía un mes de nacido.

Miró hacia arriba, donde por la ventana se veían los dos hombres hablar, al menos no habían peleado como se lo imaginaban al ver llegar a Nikolay en ese estado.

—Te he visto desde adentro ¿Qué haces aquí afuera con el niño? —Escucho una voz femenina tras ella. —No entiendo por qué estás aquí, si te sientes mal.

—Por favor, no digas nada.

Kira se volvió para mirar a Lydia, la mujer alta y pelirroja.

—Pero si es la verdad, y tienes que cuidarte. Estas demasiado baja de peso para tu estatura, pareces una bolsa de huesos. Perdón que te lo diga, pero te ves fatal. Ahora que el señor llego, te recomiendo que hables con él y vallas a hacerte un chequeo.

Kira no quería discutir con su nueva amiga. Después de todo, cuando estuvo sola, ella había estado a su lado, ofreciéndole su hombro para llorar en sus noches de soledad, además de consejos. Le había demostrado su leal confianza y amistad. Además, discutir no serviría de nada y no podía soportar que fingiera que se preocupaba por ella.

—Como tú quieras Kira, solo procura cuidarte. —Dijo Lydia, sin poder disimular su preocupación. —No debes agobiarte demasiado con tu hermana que te robo tu identidad, te metió en problemas.

—Kiara nunca fue una persona mala —Replicó Kira, con los dientes apretados. —Bueno, vamos a dejarlo.

—Muy bien —Asintió Lydia. —El señor Nikolay la llama, quiere que lleve al niño con usted.

Después de despedirse de su amiga, que había entrado antes que ella a la casa, Kira se alejó del jardín con el paso lento de una persona enferma. Había pensado mucho en el padre del niño. Aparte de ser un hombre rico con mucho poder que ella ni en su miserable vida lo tendría, no sabía nada de él o porque nunca la llamo en estos dos meses fuera de la ciudad. Se había dado cuenta que nunca le pregunto si tenía alguien más en su vida, si tenía hijos. Solo sabía que era un capo ruso, lo que importaba entre ellos solo era la pasión y no las preguntas.

Pero aun sin saber nada de aquel hombre ella como ilusa había caído en sus trampas de mujeriego, agradecía no a ver llegado a amarlo, pero la atracción era incapaz de dejarla seguir sin volver a tener una noche a su lado. Pensaba que una vez más, sería la prueba que no lo amaba, solo le atraía su masculinidad.

No estaba dispuesta a sufrir por amor, pero su mente y corazón decían otras cosas. Tuvo que admitir, resolver la insostenible situación que su hermana había creado e intentar que Akim no sufriese por las locas decisiones de su madre.

Kira entro en la mansión, yendo hasta donde siempre Nikolay solía refugiarse, toco la puerta esperando el —Pase —Entró primero el cochecito con el niño y luego ella, cerrando la puerta. Nikolay se acercó y levantó al niño en brazos, quien le sonreía sabiendo que aquel hombre era su padre. Era una imagen digna de una familia verdadera para Kira, una familia que tenía y ya no, una familia que podría construir ella, pero era imposible para ambos.

—¿Todo bien? —Cuestionó el padre. —Sus controles —Aclaró.

—Si, ha subido de peso. Es lo normal —Respondió cortante, y la verdad es que ni ella sabía por qué. Si no tenía nada con aquel hombre como para darle una explicación de con quien estuvo estos dos meses.

Sin Salida #1   (Serie Rudos Deseos )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora