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Nikolay no estaba del todo convencido y sabía lo vulnerable que Kira podía ser por culpa de su buen corazón y su naturaleza confiada. Cualquiera en su lugar hubiera dejado de buscar a quién le mancho de por vida y seguir su vida, pero Kira no quería dejar a su hermana. Se sentía culpable por dejarla allí y pensar en su bien al escapar.

Kira y Kiara Lébedev eran dos mujeres que habían sido conscientes del peligroso efecto que tenían en el sexo contrario. Las dos tenían el pelo negro, los ojos de color negro, hoyuelos y una figura increíble. La única cualidad que le sobraba a las gemelas era un atractivo sexual que causaba estragos.

Cuando Kira iba por la calle, los hombres no dejaban de mirarla y se sabía que esa causa había provocado algún accidente de coche. En realidad, parecía como si la mala suerte persiguiera a Kira.

Pero era algo que Nikolay no sabía y no lo quería saber, si él ya había caído en ese encanto de mujer y él producto de dicha aventura lo tenía en sus brazos bostezando.

El flash y el ruido de una cámara hizo que mirará donde Mijaíl que tenía su celular en mano.

—Quería dejar grabado este momento, déjame tener a mi sobrino —Se acercó, con cuidado alzó al bebé que lo miraba con su ceño fruncido. —Sería muy de ciego no ver el parecido que los dos tienen, aunque tiene la nariz de su madre. Dios se apiade de darle la belleza a ella y no de ti. Será feo si es igual a ti. —Bromeó, Nikolay lo miro con mala cara y después río.

—Te aseguro que esta belleza de padre, robo dos veces tus conquistas.

De seguro mi hijo será igual de encantador.

—No me lo recuerdes —Respondió fastidiado, hasta eso era bueno el idiota de su amigo. Si quería jugar. —Aún Akim puede tener un padrastro, no es impedimento para ti. Tu ya tienes novia y su madre esta soltera, el pequeño Akim no se hará problema de tener un padrastro como yo ¿No lo crees?

Al decir esas palabras, Nikolay sentía algo subir de su estómago a pecho. No quería decir algo que no sabía. Pero el sabor amargo al pensar en Kira y su mejor amigo juntos no le gusto.

—Mi hijo no puede tener otro padre mientras yo viva. —Dijo amargado Nikolay.

—Entonces no seré su padre, pero igual lo intentaré con su madre.

—No puedes, ella no puede estar con nadie. —Respondió bajo, pero aun así Mijaíl había escuchado y sonrió para seguir.

—¿Por qué no? La tienes encerrada, no te interesa, solo está aquí por el bebé, y quiero estar con ella. Me atrae... eres mi amigo tú lo tienes todo, ayúdame con ella. —Lo dijo con tanta lástima, que Nikolay pensó que estaba siendo injusto al querer todo para él, aunque sintiera eso en su pecho respondió con un; sí, en seco.

Mijaíl podía ser un manipulador de primera si lo quería en el sexo contrario, pero también podía usar su arma de mejores amigos con Nikolay a veces, nunca estaría con la madre de su hijo. Su código de amigo era fuerte, pero se divertía al ver que Nikolay no admitía lo que sentía, y él se había dado cuenta en el tiempo que lo vio a él y a ella juntos. Era como ver un Nikolay distinto.

—Akim es un bebé tranquilo, todavía no logro asimilar que tienes un hijo del día a la noche.

—Ni yo lo asimilo, pero saber que un pequeño ser indefenso depende de ti hasta que crezca y pueda sólo, es sentir calor en tu cuerpo, ser el primero en enseñarle el mundo el cuál un día va a pisar y mandar. Puede sonar feo para él, pero ya sabemos las respuestas a esto; y aunque intentemos o queramos salir de esta, no podremos. Y él será el siguiente en el mando de todo. Solo una semana bastó, para que el niño se pusiera en mi piel, para velar por él. Lo quiero, y daría todo lo que su vida vale, algún día cuando tengas a tu hijo lo entenderás, solo esperó que su madre no sea una prófuga.

Los dos hombres rieron, Mijaíl le paso el niño y se sentó al igual que Nikolay con el niño en brazos, el silencio reinó el lugar.

—¿Piensas contarles a tu madre y a tu hermana que tienen un nieto, sobrino? Sabes que no le puedes ocultar esto a tu familia.

—Aun no entiendo como logran saber todo lo que pasa. Mamá ha cambiado demasiado la última vez que la vi, no me creerás si te dijera que parece una adolescente enamorada. Y tu madre como su fiel amiga no quiere decirme la razón.

—Déjala, ya es mayor. Puede estar enamorada tal vez. —Murmuró Mijaíl, viendo al pequeño dormir. Pensando en las palabras que le había dicho su amigo, anhelaba algún día poder tener a su hijo en brazos. — Esta noche, llega el cargamento de armas. Debes ir.

—¿Porqué? ¿No puedes encargarte tú? —Contratacó, sin dejar de ver a su hijo.

—No, Josh Hamilton estará allí y pide personalmente darte el dinero y pactar un nuevo cargamento. Mañana nos tenemos que presentar en la empresa, hay un nuevo proyecto y se necesita tu firma para continuar, puedes dejar a Akim con su madre, le hará bien. Recuerda que no podemos fallar. En el momento que se traigan los nuevos materiales, un cargamento de drogas estará dentro del camión....

—Ekaterina vendrá en una semana —Habló de golpe, para cambiar el tema. —Sólo espero que no quiera pasar su estadía aquí y valla con nuestras madres a tomar té todo el día mientras hablan de todos sus vecinos. ¿Mijaíl me escuchas? —Miró a su amigo que estaba ido del lugar al escuchar que la hermana de su amigo regresaba después de tantos años. Éste asintió en respuesta.

—Si, recordé que tenía cosas que hacer. Esta noche te esperó para irnos.

No dejo que contestará su amigo, que salió, dando un portazo haciendo que él niño llorara. Tal parecía que cerrar con fuerza una puerta era lo suyo cuando Akim descansaba.

Sin Salida #1   (Serie Rudos Deseos )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora