Algo brillo en su oscura mirada, iluminando esos ojos negros como el cielo al anochecer, y Natasha tragó saliva, como un animalito enfrentado de repente con un depredador.
-Aun no me has dicho que estas embarazada. Habla –le advirtió Nikolay, mirando los generosos labios rosados y el nacimiento de sus pechos. Algo dentro se removió, deseaba a esa mujer como desde un principio.
Pudo ver, diferenciar entre ella y Kira. Las dos mujeres tenían su cuerpo de reloj de arena que podían llamar la atención de cualquier hombre, pero no creía que uno le atraía más, vio que todas sus mujeres tienen el mismo cuerpo de arena. Pero todas tenían algo diferente que él no quería ver más que su cuerpo.
El deseo era sano y la indiferencia no, razonó. Y debía reconocer que por primera vez en mucho tiempo se sentía vivo de nuevo. Inquieta de repente, Natasha camino lejos de ellos que le seguían los pasos.
-Estas intentando intimidarme.
-¿Tu crees?
-Hare lo que sea razonable, pero no voy a dejarme intimidar y tampoco voy a hablar contigo. Te dije que no estaría mas en tu vida, no te interesan mis cosas.
-¿Ah, no? –el tono de Nikolay era suave como la seda mientras se acercaba como un amenazante depredador. Y debería dar un paso atrás; sabía que eso era lo que debía hacer, pero una corriente de inexplicable excitación la hacía temblar de arriba hacia abajo.
-No, no lo haré –confirmó con voz temblorosa.
-Pero la idea de tenerte a mis pies es muy excitante, bella mía –dijo Nikolay con voz ronca, los ojos negros de depredador clavados en su rostro –. Imaginarte dándome placer en esa postura me hace sentir….
Al principio Natasha no podía creer lo que estaba diciendo y se dijo a si misma que debía estar equivocada. Pero no, no lo estaba. Una oleada de vergüenza e incertidumbre hizo que se sonrojase y parpadeó rápidamente, intentando rescatar de su celebro las eróticas imágenes que él había creado con sus palabras.
Mijaíl al ver el ambiente en tensión sexual, camino en silencio con el pequeño en brazos hasta una tienda de ropa. No quería que el pequeño viera a su padre en modo seductor. A Natasha algo en Nikolay Vólkov le afectaba a un nivel primitivo, básico y eso no le había pasado nunca con otro hombre.
-¿De verdad acabas de decir lo que creo que has dicho? –murmuró, nerviosa. No quería que las pocas personas que pasaban por su lado, escucharan las palabras vulgares que Vólkov decía. Una ronca risotada escapo de la garganta de Nikolay.
-¿Es así como hechizas a los hombres? Pestañando y ruborizándote a voluntad, actuando como una ingenua, tímida. Me gustan las mujeres que no temen decir lo que piensan porque yo soy un hombre que no teme admitir cuando le apetece acostarse con una mujer.
Natasha no sabía dónde mirar o que decir. No podía decirle que era el padre de su hija. Nikolay podía ser tan despreciable cuando lo desease. Pero no entendía que quería ahora de ella, él tenía su familia feliz y no pensaba ser la amante.
¿Nikolay había dicho que quería acostarse con ella? Involuntariamente levantó la mirada y sintió un ardiente escalofrío entre las piernas cuando se encontró con los brillantes ojos negros. Sentía el empuje de su fuerza magnética, el impulso de su poderosa sexualidad.
-Y tampoco me da miedo actuar –siguió Nikolay. Alargo una mano hacia ella, tocando su suave piel. Natasha consiguió moverse, pero era demasiado tarde. Nikolay había conseguido robarle la serenidad y romper su compostura con ese comentario tan descarado.
La había sorprendido de verdad, pero también la había excitado porque, por alguna razón que no quería examinar, era un halago que un hombre tan impresionante como Nikolay Vólkov la encontrase atractiva aun embarazada.
-Creo que te estas sobrepasando, tienes mujer e hijo. No te permito que te vuelvas a acercar a mí, Nikolay. Lo nuestro ya termino. –consiguió separase de el.
- Hasta que no me digas quien es el padre de tu hijo, no te dejare. ¿Sabes verdad que tu vientre me muestra que me fuiste infiel? Tu bastardo no será la prueba de que me fuiste infiel.
-No tienes porque llamarlo bastardo. El único bastardo aquí eres tú, tú por no saber valorar, por creerte que todo el mundo te debe algo. No eres más que un bastardo Nikolay, así que con mi bebé no te metas. –lo miro enojada, su hija no merecía ser tratada así y aun sabiendo que aquel hombre despreciable quería dañarla. Atrapada por su mirada, sus pulmones se hinchaban buscando oxígeno.
Nikolay Vólkov la deseaba. ¿A ella? Pensar eso la asustaba, ella no quería eso. No quería que su pequeña corriera peligro.
-Tus pupilas están dilatadas… -susurró Nikolay, colocando un mechón de pelo negro detrás de su oreja mientras inclinaba la cabeza hacia su boca.
¿Qué estaba haciendo? Pensó, el impulso besar sus labios le llamaba. Recordar su último encuentro, recordar que lo engaño con otro hombre, le enfadaba, ella le debía fidelidad, al igual que Kira. Mijaíl camino apresurado hasta los dos, angustiado.
-Debemos irnos, Ekaterina desapareció.
Inmediatamente Nikolay lo miro enojado.
-¿De qué hablas? ¿No tenía seguridad?
-Ella estaba en una actuación, de un momento a otro desapareció. Nadie sabe de ella, debemos volver. Tu familia está en la mansión.
Los dos miraron a la mujer.
-¿Qué?....a no, no. Yo no iré con ustedes, estoy embarazada, no quiero estar en peligro.
-Querida Natasha, es por esa razón que iras con nosotros, corres peligro. Muchos saben que eres su mujer.
-¡Pero no lo soy! –los miro histérica, no quería volver allí ni estar con la mujer de Nikolay.
-Nadie lo sabe –murmuró Nikolay, sosteniendo su mano y llevándola hasta el ascensor.
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Sin Salida #1 (Serie Rudos Deseos )
Teen Fiction¿Que pasa cuando de la noche a la mañana no encuentras a la persona que querias? O mejor aún, como era sentirse traicionado por quien quieres?. Nikolay Vólkov, un hombre dispuesto a todo. Pero en su camino no estaba la idea de una luz en el oscuro...