Mijaíl no podía apartar los ojos de Kira Lebedev, porque era tan diferente a todas las mujeres que habían pasado por su cama. Era una mujer pelinegra de ojos negros, su cuerpo no tenía las curvas más vistas para un hombre, tan normal que había torcido el gesto al pensar que alguien tan…sencilla, le haiga dado un hijo a Nikolay.
Su ovalado rostro parecía limpio de maquillaje, los suculentos labios rosados, el rubor en sus mejillas y sus tristes ojos negros, un color muy usual, pero que a Nikolay le atraían las mujeres de ojos claros, buena delantera y trasera, aquella mujer que estaba frente a él era todo lo contrario. Y eso la hacía especial para él, de una forma que le había hecho recordar a su hermana Nastya.
- Su vida nunca fue fácil, pasamos por diferentes momentos que nos llevaron a un mismo camino, Nikolay puede ser un hombre indispensable que no sabe lo que quiere. Pero debes saber que él, te ayudara mientras pueda.
- Nunca dije que la vida fuera fácil, no lo fue para mí. Quiero decir que lo conozco, pero en dos meses que solo eran por “necesidad” no es una forma de conocer a una persona. Mi felicidad depende de mi hijo. Es lo único que me da la fuerza suficiente para seguir.
- No deberías mirar el pasado, sino el futuro…- la voz ronca de un hombre llamarlo, lo calló. Los dos se dieron vuelta y miraron a Nikolay quien los miraba con cara no tan amigable.
- Tu madre está a punto de marcharse, pide verte. – este lo miro serio, esperando que su amigo se fuera- .Vete.
Una vez solos, el silencio reino en el jardín trasero de la mansión, Kira no quería mirarlo porque sabía que lloraría de tanta impotencia que sentía en ese momento por el padre de su hijo.
Kira levantó la barbilla como si no le molestase el escrutinio de Nikolay y se concentró en mirar nuevamente sus manos. La tensión en el ambiente era tan sofocante que le impedía articular palabra. Sabía que tenía que calmarse y hacerlo rápido porque estaba en juego el bienestar del niño. Si decía algo imprudente, sabía que Nikolay con un solo movimiento de mano ella sería una cucaracha aplastada por sus zapatos y el quedaría con su hijo que llamaría mamá a otra mujer. No, no podía arriesgarse. Y por esa razón mentiría y fingiría, aunque fuese en contra de sus principios.
Nikolay estaba sorprendido por el extraño comportamiento de la joven que tenía delante. Las mujeres no levantaban la barbilla con ese gesto insolente ni lo ignoraban con tal descaro. Al contrario, sonreían, flirteaban con él, intentaban atraerlo de cualquier forma. Nunca lo ignoraban, sin embargo, Kira lebedev estaba haciéndolo.
Desde la mañana que regreso de su viaje, aquella mujer que creía conocer no había nada de ella, su aspecto físico había cambiado, en sus ojos nunca vio el brillo risueño que veía en todas, cuando lograban estar una noche con él. Sus ropas de talles más grandes hacían verla desapercibida y poca cosa al lado de muchas, pero la atracción aún seguía hay para ambos.
- Quiero que se le haga una prueba de ADN al niño para comprobar que si es mi hijo – anunció Nikolay.
Su voz ronca, masculina, con ese fuerte acento ruso, hizo que se le pusiera la piel de gallina. Pero cuando entendió lo que estaba dando a entender irguió los hombros, ofendida.
- ¿Cómo te atreves? – le espetó.
En su boca, perfectamente moldeada, vio un rictus de desprecio.
- Me atrevo porque no puede haber ninguna duda de que sea hijo mío.
- Si eso es lo que quieres puedes hacerlo, no tengo duda de la paternidad de mi hijo y ¿sabes qué? – Lo miro con asco -. Hubiera deseado que Akim no fuera tu hijo, no a ver ido a ese club y conocerte. Me arrepiento de todo que te incluya Nikolay, si dudas de tu responsabilidad puedes decirme que Akim no está en tus planes, que a tu esposa le molesta un niño.
El recordatorio de lo que dijo Nikolay, calmó su furia y lo lleno de vergüenza. Estaba a punto de decirle que no era necesario una prueba para saber que solo a distancia se sabía que era su hijo, le dolió verla llorar llendo dentro del hogar, sabía que era una persona honesta, y no solo porque sus empleados se la pasaban riendo de sus bromas y hablando maravilla de ella. Debería contarle la verdad, por desagradable o peligroso que fuera, pensó.
Él era el padre de Akim. ¿Pero podía dar un paso atrás y ver como Kira ponía en peligro su vida junto al niño? Sabía que no podía hacerlo. Su deber era protegerlos. Akim era un niño indefenso y era su obligación pensar en su futuro y asegurarse de que tuviera todo lo necesario. Pero debía ser comprensivo, se recordó a sí mismo.
- La prueba de ADN – repitió Nikolay preguntándose si hacer lo que su tía y madre decían era lo correcto, si no era hijo suyo sería mejor descubrirlo cuanto antes. Podía hacer la prueba mañana mismo, era un procedimiento muy sencillo, hecho con un simple bastoncillo y tendrían el resultado en cuarenta y ocho horas.
¿Compartirian el mismo lazo? Si, la respuesta era positivo, aunque le preocupara quedar como una mentirosa. En fin, solo podía esperar a ver qué pasaba porque no estaba en condiciones de hacer nada más. Negarse a hacer la prueba solo aumentaría la animosidad de Nikolay Vólkov y la incertidumbre sobre el futuro de su hijo.
No tenía duda que fuera su hijo, pero la ley solo le había dejado un temor de solo pensar que su hijo podía crecer en un orfanato, si esa prueba daba negativo. Nikolay había sido su último encuentro y las fechas coincidían, cuando había sido secuestrada no había dejado que nadie se acercara a ella. Por lo tanto su porcentaje de seguridad iba de cien a mil que era el padre.
La puerta de la habitación fue abierta sin llamar, Nikolay entró a la habitación cerrando la puerta tras él.
- ¿Entonces estás de acuerdo? –le pregunto el en voz baja. La mirada de Kira conecto involuntariamente con esos ojos oscuros rodeados de aterciopeladas pestañas.
Su corazón se volvió loco y se sintió mareada, como si estuviera al borde de un abismo. Sentía un inesperado y alarmante cosquilleo por todas partes, su piel demasiado sensible como para soportar el peso de la ropa.
- Si.
- De hecho, estarás de acuerdo con todas mis exigencias –siguió Nikolay maravillándose del brillo en los pálidos ojos negros -. Porque no eres tonta y sería una tontería negarse a hacer lo que pido.
Con las cejas fruncidas, Nikolay estudio a la pelinegra asombrado de que no se haya querido negar su pedidos, aunque dudaba si lo que hacía estaba bien o mal.
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Sin Salida #1 (Serie Rudos Deseos )
Teen Fiction¿Que pasa cuando de la noche a la mañana no encuentras a la persona que querias? O mejor aún, como era sentirse traicionado por quien quieres?. Nikolay Vólkov, un hombre dispuesto a todo. Pero en su camino no estaba la idea de una luz en el oscuro...