Capítulo IX

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—Sigo sin poder creer que no te hayas orinado de la emoción— mencionó el pelimorado recostado en la cama viendo al techo —eso debe ser algún tipo de Yoongi-evolucion.

—Te hablo enserio y me sales con tus cosas de anime— dijo Yoongi y le dio un golpe en la frente —igual no tengo la menor idea de cómo es que sigo entero.

—Yo digo que hiciste algún hechizo o traes algún talismán de la suerte que deberías compartir con tu mejor amigo— sugirió el moreno —eso o estás en una secta satánica y vendiste tu alma al diablo por el amor de Taehyung.

—¡La secta!— exclamó Yoongi quedando sentado en su cama —que diga el club de fans— se corrigió.

—¿De Satanás?— preguntó Namjoon levantándose también de su lugar.

—No, de Taehyung. Un chico llamado... ay no me acuerdo de su nombre pero, me invitó a la inauguración del club o algo así y no me atreví a entrar porque se veía medio rascuache el lugar— contestó el pálido recostando de de nuevo.

—ah bueno— suspiró aliviado —no todo es belleza y lujos Yoongi, no deberías de ser tan prejuicios.

—¿Tu qué sabes? Hasta hace poco seguías teniendo ganas de vomitar al pasar por la casa de don Alfonso— atacó el pálido.

—¡Ah no! Pero eso es diferente, ese señor debería de limpiar su patio de vez en cuando, es un crimen contra la naturaleza— finalizó el pelimorado.

Ambos se rieron por el comentario y después se quedaron en silencio por unos minutos. Un silencio cómodo y relajante que les dejó saber porque eran mejores amigos. Yoongi podía confiar en Namjoon ya viceversa. Se podría decir que son almas gemelas, no del tipo romántico pero si afectuoso.

*

A la mañana siguiente, Yoongi despertó con ánimos de comprar tortillas pero su mamá ya tenía otros planes para él. Ese día iban a visitar a su tía Chonita que vivía a tres horas de su casa. Conociendo a su mamá, la visita se alargaría más de lo planeado y terminarían estando fuera de casa todo el día.

El camino fue largo y aburrido, aunque los momentos en que su mamá se peleaba con su papá por qué le quería cambiar a las canciones de Luis Miguel fueron un poco entretenidos. Yoongi pensaba en como es que su papá se enamoró de su mamá. Ya le habían contado la historia hace tiempo pero lo único que recordaba era que su mamá estaba de intercambio en Corea en la universidad de su papá y así fue como se conocieron.

Llegaron a la casa de su tía, hermana de su mamá, y fueron recibidos con abrazos fuertes y el exquisito olor a menudo recién hecho. En cuanto el aroma a pan fresco llegó a las cosas nasales de Yoongi, el pelinegro esquivó a todos sus primos y sus pies lo arrastraron directo a la cocina.

—Yoongi, ¿Cómo has estado mi niño?— preguntó la castaña limpiando sus manos en un trapo.

—Mucho mejor ahora que llegamos, ¿Es...?— se interrumpió acercándose a la estufa.

—Si, es menudo, tu favorito— dijo sonriendo y acercándose al palido —pero salúdame.

Yoongi sonrió y se abalanzó a los brazos de la mujer. Aspiró su fresco aroma a rosas mezclado con menudo maravillado. Nunca hubiera esperado que ambos olores combinarán tan bien, pero así era su tía, inesperada.

Al separarse, ya estaban más personas en la cocina. Sus primos pequeños llegaron a abrazarlo casi tirándolo al colgarse de su cuello y piernas. Su tío SeoJoon también lo saludó con una palmada en el hombro y despeinado su cabello. Por más que lo quisiera negar, no podía, amaba a su familia numerosa.

Las tortillas©«TaeGi»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora