Capítulo XV (y medio)

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Una mañana completamente normal, Namjoon se despertó y comenzó a realizar su rutina diaria. Todo era como siempre, con la excepción de que se terminó su pasta de dientes pero recordó que su mamá siempre tenía extras guardadas. Así que, fuera de ir a buscar una pasta de dientes nueva, todo era igual al día anterior.

Las mañanas del pelimorado eran así, rutinarias. Sin querer había creado una rutina que parecía funcionar le aunque fuera un poco aburrida. Después de lavarse la cara y los dientes, Namjoon meditaba por cinco minutos en el piso de su habitación. Siempre en el piso, así estuviera helando, siempre se sentaba en el piso.

Al terminar su meditación, se estiraba por unos segundos y suspiraba mirando su cama desacomodada. Después la acomodaba y abría la cortina de la única ventana en su cuarto para que entrara la luz del sol.

Eso mismo hizo Namjoon ese día, pero al abrir la ventana se percató de un castaño caminando por la banqueta a la que daba vista su ventana. Le pareció conocido y lo dudo por unos segundos hasta que el chico volteó su rostro y Namjoon logró ver su gesto de preocupación.

Sin pensarlo, Namjoon salió de su casa lo más rápido que pudo tratando de alcanzar al chico. Llego a dónde lo había visto hace unos momentos y miró a su alrededor, encontrando al chico a unos metros de distancia mirando a todos lados. Namjoon corrió para alcanzarlo y al estar suficientemente cerca de él le tocó el hombro llamando su atención. El castaño dio un brinquito reaccionado al toque y volteó a verlo con ojos saltados.

—Perdón si te asusté, te mire aquí y parecías perdido— dijo Namjoon intentando no tartamudear —Ah, cierto lo siento, soy...

—Namjoon— le interrumpió el castaño —el amigo de Yoobi.

Yoongi— corrigió el pelimorado sonriendo.

—Ándale ese— descartó con la mano el castaño —Y si de hecho estoy algo confundido con este croquis.

—Dejame verlo— Jungkook le tendió el dibujo —Esto es... ¿A dónde quieres llegar?

—A la papelería, necesito comprar pegamento o algún tipo de adhesivo— respondió el castaño tomando el croquis de nuevo.

—Ah, yo te puedo llevar si gustas— ofreció el pelimorado —no está muy lejos de aquí pero tú croquis es muy confuso.

—¿!De verdad!? Eres un ángel, muchas gracias— agradeció Jungkook con una gran sonrisa y tomando la mano de Namjoon.

—Claro, no me gustaría que te perdieras cuando puedo ayudarte— comentó sintiendo sus mejillas comenzar a picar a causa de la cálida mano del castaño junto a la suya.

—¿Lo ves? Eres genial, pero vamos— apuró Jungkook soltando la mano del pelimorado.

Namjoon solo suspiró en derrota y guío el camino hasta la papelería mientras él castaño tarareaba alguna canción muy animado.

*

Al llegar a la papelería, Jungkook le pidió a Namjoon que lo acompañara mientras compraba lo que necesitaba y el pelimorado no se pudo negar ante los ojitos de perro que le hizo el castaño. Al salir de ahí, Jungkook le agradeció de nuevo y lo invitó a su casa a jugar Mario Kart como agradecimiento. Namjoon amaba Mario Kart y pensó que sería un pretexto perfecto para pasar más tiempo con el castaño así que aceptó.

Caminaron hasta la casa de Namjoon ya que tenía que avisar a su madre. De ahí caminaron unas cuantas cuadras más para llegar a casa del castaño.

La casa de Jungkook era un poco parecida a la de Namjoon pero de dos pisos y con jardín bonito. Casi como la de Yoongi pero con jardín. Aunque pensándolo bien, la de Jungkook se veía más decente que la de Namjoon. Ese pensamiento intimidó al pelimorado.

Al entrar, Namjoon se sintió pequeño y fuera de lugar. La decoración de la sala era tan elegante con cortinas verde olivo y las decoraciones eran doradas en su mayoría. La sala de su casa muy apenas tenía cortinas.

Namjoon intentaba ocultar su sorpresa pero, a juzgar por la risa de Jungkook, no lo hizo muy bien. El castaño le aseguró que no era millonario pero su mamá tenía gustos muy específicos en cuanto a decoración del hogar. Eso calmó un poco al pelimorado y continuaron el recorrido hasta el sillón.

—Ponte cómodo, iré a buscar el Wii a mi cuarto— dijo el castaño palmeando el sillón frente a la gran televisión.

Namjoon solo asintió y tomó asiento. El lugar parecía intimidante pero unas cuantas fotografías enmarcadas rodeando la televisión le hicieron sentirse más relajado. Se acercó a verlas y eran, en su mayoría, de Jungkook cuando era niño. La única razón por la que sabía que era él era por su sonrisa de conejo y aquellos ojitos adorables. En las fotos estaban los que pensó eran sus padres y en algunas otras se le veía con otros niños. Eran simplemente adorables.

Escuchó pasos acercarse y rápidamente se volvió a sentar en el sillón. Jungkook llegó frente a él con la consola y unas bolsas de papitas.

—Oye, espero que no te moleste pero Jimin y Taehyung vienen en camino— dijo Jungkook bajando la mirada —de algún modo Jimin me llamó y se me salió decirle que íbamos a jugar así que se apuntó.

—No me molesta, digo son tus amigos y no puedo decirte que no los invites— mencionó el pelimorado sonriente.

—Si me dijeras que quieres estar a solas conmigo no me molestaría...— dijo en voz baja el castaño.

—¿Decías algo?— preguntó Namjoon.

—Que si quieres puedes invitar a Yoongi y no me molestaría— contestó de inmediato.

Aunque Namjoon creyó haber escuchado la primera vez pero su mente de cacahuate simplemente quiso negar lo que eso significaría.






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¡Hola a todos!

Espero les haya gustado este capítulo y que estén de maravilla este día (y los que siguen.)

Nos leemos luego🥰💜🖤

Las tortillas©«TaeGi»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora