Día de Hobi: un jueves en la vida de Hoseok

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El pelirrojo despertó y, al sentir los cálidos rayos del sol tocar su piel, sonrió mostrando su dentadura completa y con los ojos cerrados aún.

Porque si, todos los días el despertar era motivo suficiente para ser feliz pero los jueves en especial eran días llenos de dicha para Hoseok.

Después de terminar con su rutina matutina de belleza, el chico llegó trotando a la cocina. Su mamá ya estaba terminando de acomodar los platos humeantes en la mesa. Una mujer de tez bronceada con una mirada dulce que era responsable por la sonrisa que Hoseok portaba todos los días.

Hoseok se acercó a ella de puntitas y tratando de contener su risa. Al estar distraída, la mujer notó a su hijo hasta que al dar la vuelta de topo con él saltando de sorpresa. Hoseok no pudo contener más su risa y se soltó a carcajadas aplaudiendo efusivo. Su mamá tardó unos segundos en seguirle la risa y le golpeó el hombro de manera juguetona.

—Un día de estos me va a dar un paro cardíaco, Hobi— dijo la castaña sonriendo al llamarle con cariño.

El pelirrojo solo negó sonriendo tierno y se acercó a su mamá abrazándola fuerte contra su pecho.

*

Al terminar el desayuno, Hoseok normalmente se iba a la escuela pero estando en vacaciones simplemente regresaba a su cuarto por su mochila y salía a caminar un rato. A veces le hacía las compras del día a su mamá pero en esa ocasión no requería nada más que tortillas.

Caminó despacio por la banqueta, mirando todo a su alrededor con cuidado y siempre con una suave sonrisa. Se sorprendió algunas veces de las cosas tan inusuales que veía, como la señora Sosa tropezando con aquella rama caída o el gato del vecindario acercándose a él para que lo acaricie. Todos los días notaba algo diferente, aunque fuera muy pequeño.

Llegó a la tortillería y le sonrió al chico castaño detrás del mostrador. Le pidió lo usual, dos kilos, y esperó por su pedido. El chico era muy lindo, eso no lo negaría, además de que gracias a él existe una de sus mayores alegrías cada jueves.

El club en su honor es una de las cosas que Hoseok más agradecía. El estar compartiendo tiempo con personas de gustos similares le provocaba un sentimiento de calidez en su corazón. Siempre había sido una persona social y tomaba cada oportunidad que tenía para conocer a gente nueva. Así que el club KTH era perfecto en todo sentido.

El chico tortillería regresó frente a él con dos humeantes kilos de tortillas. El pelirrojo le sonrió logrando que él también le regalara una sonrisa. Es lindo, pensó Hoseok.

Hoseok consideraba la belleza de aquel chico como una obra de arte en museo, se puede admirar pero solo de lejos y por ningún motivo está interesado en tener algo romántico con él. De hecho, rara vez siente que tener una pareja seria una buena idea. Lo de él es la belleza estética, admirar a todo aquel que sea bello y simplemente apreciar su existencia.

Caminó de regreso a su casa, en el camino continuaba pensando en cuanto le debía a la belleza del chico, pero se detuvo bajo un árbol al notar un pequeño insecto tratar de llevar su comida consigo. La hormiguita llevaba un pedazo de chicharrón veinte veces más grande que ella. Hoseok no podía dejar de mirarla, su boca se abrió en un gran "Oh" y no tuvo más remedio que acercarse de cuclillas a observar a la pequeña batallar. El pelirrojo la miraba asombrado y un poco apenado pero se negaba a ayudarla ya que pensaba que le estaría quitando el crédito de su trabajo.

Después de un buen rato observando la hazaña del insecto, Hoseok regresó a casa entregando las tortillas tibias. Su madre entra a tarde a trabajar ese día y aún estaba en pijamas. Hoseok sonrió al ver que su madre estaba hablando con la televisión de nuevo al continuar con su serie de la semana. Era su todo, su única compañía.

Al llegar la hora de trabajar de su madre, Hoseok se entristeció al despedirla y desearle le fuera bien en el trabajo. Hoseok miró una fotografia enmarcada en la sala y suspiró. En ella dos personas sugetaban a un bebé en brazos mientras el hombre le besaba la mejilla a la mujer sonriendo. Extrañaba a su padre.

Se forzó a quitar cualquier pensamiento triste de su mente y corrió por su mochila al mirar el reloj. A este paso llegaría tarde a la junta del club.

Salió de la casa poniendo su gorra favorita mientras miraba al cielo en busca del sol. Se quedó unos segundos pensando en que tipo de día sería y después removió su cabeza apartando cualquier pensamiento sin sentido. "Tú haces tu propio día, depende de ti que sea uno bueno o magnífico", recordaba la frase que a su padre le gustaba repetirle cuando era niño. Lo extrañaba demasiado.

Al estar frente al club, un cuartito abandonado que parecía un matadero por fuera, se quedó mirando la puerta de este por unos segundos. Pensaba en lo mucho que agradecía tener la oportunidad de conocer a personas diferentes y lo mucho que apreciaba al presidente del club. Con una gran sonrisa se adentro al cuartito y el sonido de discusiones mezcladas le lleno los oídos. Era día de debate y algunos estaban practicando con temas comunes antes de que se revelara el tema principal de ese día. Casi siempre era algo normal como "Si el chico tortillería tuviera tres ojos, ¿Usaría gafas de sol personalizadas con tres lentes o un solo lente enorme al estilo X-Men?".

—Jhope, llegas a tiempo— saludó el presidente regalandole un sonrisa enorme —estaba a punto de revelar el tema de hoy.

—No puedo esperar para saberlo— contestó el pelirrojo.

—¿Participarás en el debate de hoy?— pregunto el de menor altura a Hoseok.

—No lo sé, sabes que mi fuerte es enfocarme en lo positivo así que veremos si puedo aportar algo al tema de hoy— contestó risueño.

—Claro que si— le dió una palmada en el hombro —por cierto, quería comentarte que estaré ausente por un tiempo y me gustaría te quedarás a cargo del club.

—¿Enserio? Pero Rocco tiene más similitudes contigo y podría organizar como tú— contestó sorprendido el pelirrojo.

—En eso tienes razón pero no quiero a un doble mío, me gustaría ver más de ti, de tu modo de organizar las cosas.— el presidente le apretó el hombro tratando de darle confianza.

—En ese caso, será un honor estar a cargo mientras no estés— sonrió mostrando los dientes y haciendo ademán de saludo militar.

Ambos chicos se rieron del gesto y continuaron hablando unos segundos antes de comenzar con las actividades del club.

Así era siempre, la felicidad que emanaba del chico pelirrojo hacia que cualquier lugar se sintiera como un hogar, como una zona libre de estrés y tristeza.


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¡Hola a todos!

Gracias por seguir leyendo esta historia que parece nunca terminará...

Este capítulo estaba planeado para publicar en el cumple de Hobi pero así es la vida😅

Espero les haya gustado y que me tengan un poco de paciencia ya que ahora tomo antidepresivos así que esperemos ya ande mejor para escribir más seguido.

Espero tengan (y hayan tenido) un excelente día.

Las tortillas©«TaeGi»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora