Capítulo X

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Lo había estado mirando por casi cinco minutos y no podía soportarlo más. Si Seokjin no hablaba o siquiera parpadeaba Yoongi le aventaría la chancla de su mamá en la cara.

Después de la comida con su tía, al llegar a casa Yoongi se sentía agotado y se fue a dormir de inmediato. Ni siquiera le importó en ese momento el cuestionar a su primo. Al despertar al siguiente día, caminó hacia el baño aún medio dormido e hizo sus necesidades.

Al salir del baño, apagó la luz y, como era aún demasiado temprano como para que saliera el sol, miró al pasillo oscuro como ya acostumbraba. Siempre miraba al pasillo para asegurarse de que no había nadie despierto o, la verdadera razón, que no habían fantasmas o monstruos. Esta vez Yoongi casi sufre de un paro cardíaco al ver una sombra alta parada a unos metros de él. Yoongi se impulsó de reversa hacia el baño olvidando que la puerta estaba cerrada. Santo golpe que se dio el pobre y vaya milagro que el sonido no despertó a nadie.

La sombra se acercó a Yoongi y este solo pudo ponerse a rezar "el padre Maria" con los ojos apretados y lágrimas cayendo a chorros. El pálido sintió algo tocar su hombro y pudo casi jurar que su alma estaba abandonando su cuerpo hasta que una voz vagamente conocida lo hizo abrir los ojos y callar.

—Primo, ¿Estas bien?— susurró la sombra ahora conocida.

—¿Seokjin? ¿¡Que demonios haces a medio pasillo oscuro!?— susurró más alto de lo que esperaba levantándose del suelo.

—No sabía que hacer, no conozco la casa y... No creo que debas...,¿Necesitas ayuda?— contestó interrumpiendose a si mismo mientras veía a Yoongi batallar para levantarse.

—No, gracias, ya hiciste suficiente con casi matarme y sacar mi religioso interno— dijo el pálido sobando sus posaderas mientras se alejaba de su primo.

—Bien— fue lo único que dijo el castaño para volver a quedarse parado a medio pasillo oscuro.

Yoongi lo miró entrecerrando los ojos ya que no quería prender aún la luz y suspiró.

—Puedes venir a mi cuarto mientras sale el sol si quieres— dijo girando los ojos y arrepintiendose en el instante en que terminó de hablar.

Seokjin lo siguió en silencio y juntos entraron al cuarto oscuro de Yoongi. Yoongi se volvió a meter a la cama al ver que apenas eran las 5:47 de la mañana y Seokjin se quedó sentado de piernas cruzadas en el piso mirando a la nada.

*

—Entonces... ¿Hablarás o solo te quedaras mirando?— dijo el pálido con un majestuoso gesto de nariz arrugada adornando su rostro. 

Seokjin lo seguía mirando, creyó verlo parpadear pero pudo haber sido él quien parpadeo en realidad. Su mamá los había dejado solos en la sala para que se "conocieran" mejor pero lo único que habían conocido del otro era quién ganaría en un reto de miradas. Seokjin ganaría por mil. 

El castaño se levanto de repente aun sin pronunciar una sola palabra dejando a un Yoongi aún confundido pero esta vez su estomago comenzaba a burbujear ardiendo. Estaba a punto de ir detras de él cuando lo vio llegar con un paquete de papitas en sus manos. El castaño se acerco a Yoongi y dejo las papitas frente a él, eran unas takis fuego. Yoongi no sabia si llorar, besar su mano, o hacerle reverencia pero definitivamente él hablaba su idioma a pesar de no haber dicho nada en casi una hora. El pálido acepto las papitas y le sonrió, Seokjin solo sonrió de vuelta por unos segundos y se volvió a sentar. 

 **

—Tal vez solo tiene pena, ya sabes, llegar a una escuela nueva puede ser intimante ahora imaginate a una casa nueva— dijo el rubio recargandose en sus manos con los  codos sobre el mostrador.

Las tortillas©«TaeGi»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora