Capitulo II

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El pelinegro corría tomado de la mano de su amigo casi arrastrándolo con él. El pelimorado no podía creer que su amigo este tan emocionado por comprar tortillas ¡A las 8 de la mañana!

—Yoongi, ¿no piensas que es un poco temprano para comprar tortillas? ¿Y porque la prisa? Seguro aún no está abierto.— dijo el moreno tratando de forcejear con su amigo.

—Nam, de hecho es el momento exacto en que abren y ya tenemos un minuto de retrasó porque no te apuras— dijo jalando más fuerte de su brazo.

—No entiendo tu entusiasmo, creí que odiabas que tú mamá te mandara a comprar tortillas.— dijo Namjoon frunciendo el entrecejo.

—Eso era antes, ahora soy un chico diferente, ya sabes eso de crecer y afrontar tus responsabilidades.

—Ahora si que te pasaste, ya dime qué es lo que te tiene tan emocionado.— se detiene en seco soltandose del agarre de su amigo.

—Lo sabrás cuando lleguemos, ¡ahora mueve tu anémico trasero!— le gritó y tomó su brazo de nuevo.

Consiguieron llegar al local y ya estaban unas cuantas personas en la fila. No era tan larga pero aún así era probable que llegarán más personas en los próximos minutos.

Estuvieron esperando en silencio, Namjoon miraba un poco molesto a su amigo y este solo le sonreía ignorando por completo el ambiente poco amistoso. Cuando fue su turno de pasar al local, Namjoon sostuvo un suspiro mientras Yoongi lo miraba como niño en navidad. El chico hermoso de la tortillería los estaba esperando detrás del mostrador con una sonrisa cálida. Al preguntar lo que iban a comprar, Yoongi le respondió y le entregó el dinero una vez estuvo lista su compra. A comparación de la primera vez que lo vio, Yoongi había logrado dejar de babear y bloquearse al estar frente a él, aún sentía que estaba en el cielo pero por lo menos ya podía formar oraciones elocuentes.

Al salir de la tortillería, Yoongi tuvo que jalar a su amigo afuera ya que este parecía estar paralizado. Es el efecto del chico tortillero, pensó Yoongi. Sacudió un poco a su amigo poniéndose de puntitas y tomando sus hombros hasta que esté mostrara señales de vida mientras sonreía con los dientes de fuera. Cuando su amigo comenzó a parpadear en repetidas ocasiones, pensó que ya estaba listo para hablar.

—¿Desde cuándo lo escondes de mi?— preguntó el más alto con indignación.

—Te dije que no eran simples tortillas.— dijo ignorando la pregunta. —Vamos, en la casa hablamos que el sol ya se siente más fuerte.

Jalando de nuevo a su amigo que quería regresar a la tortillería, Yoongi reía emocionado por haberle mostrado a su chico de ensueño. Desde el día en que lo vio por primera vez, no podía dejar de pensar en él y anhelaba el momento de ir a comprar tortillas para volverlo a ver. Su voz diciendo unas cuantas palabras era suficiente para hacerlo flotar e imaginar cómo se escucharía si dijera su nombre. Le gustaría por lo menos saber el nombre del chico que ha logrado vivir en su mente por los últimos 10 días pero siempre que piensa en algún modo de descubrirlo o preguntarle termina recordando sus ojos miel y su curiosa sonrisa.

Al llegar a la casa de Yoongi, Namjoon lo miró expectante como un cachorro esperando por su pelota favorita. El pálido le indicó que subieran a su cuarto y ahí le contaría todo lo que supiera del chico, que era muy poco en realidad. Al llegar cerraron la puerta y el moreno se dejó caer en la cama de su amigo suspirando.

—Lo conocí hace como diez días, tuve exactamente la misma reacción que tú, ¿Es bello, no?— dijo Yoongi tirándose a lado de su amigo en la cama.

—¿Cómo se llama?¿Cuántos años tiene? ¿Tiene novio o novia? ¿Es homosexual, bisexual, pansexual? ¿Cuál es su nieve preferida?— bombardeo Namjoon a Yoongi.

—No se nada de él, solo se que es lo más cercano a un ángel que haya visto.— contestó y escucho un sonido de aprobación de su amigo.

—Yoongi, se sincero conmigo— se levantó quedando sentado en la cama frente al pálido —¿Él te gusta? Digo es obvio que a quien no le guste es porque es ciego, pero me refiero a que si él de verdad te interesa deberías hablarle.

—No lo sé— se levanta un poco sosteniéndose con los codos —nunca me había sentido así, ni siquiera con aquel chico que fue mi novio por dos semanas en la primaria.

—Yoongi, aceptaste ser su novio porque tenía los juguetes de laboratorio Mi Alegría que tú mamá no te quiso comprar y te dijo que te los prestaría si eras su novio— lo miró con aburrimiento —era obvio que no te gustaba él sino su oferta.

—Justo a eso me refiero, no estoy seguro de que me haya gustado alguien en realidad.— contestó sentándose frente a su amigo —Es un sentimiento extraño, nuevo.

Se quedaron mirando en silencio por unos dos o tres minutos, cada uno sumergido en sus pensamientos sobre aquel chico de la tortillería y la situación tan confusa que se estaba presentando. Si Yoongi no lograba identificar el sentimiento que tenía al ver o pensar en aquel chico, lo más probable es que fuera amor pero ¿quiénes eran ellos para saber de amor a sus 17 años?

—Yo digo que le hables, por lo menos así te haces su amigo— mencionó tranquilo el pelimorado.

—Muy apenas logré dejar de temblar al verlo y ¿quieres que ya me haga su amigo? Vives al extremo, Larry Langosta.— contestó levantándose de la cama y yendo hacia su clóset.

Su amigo solo lo miró sin decir más mientras este sacaba golosinas y frituras de una bolsa colgada entre la ropa. Tiene razón, pensó Namjoon. Muy pocas veces había visto a su amigo en tal estado de nerviosismo y confusión pero sabía que le era difícil lidiar con ello. Aunque está ocasión parecía diferente, estaba emocionado, feliz, y eso podría ser algo bueno a su favor. De algún modo lograría que su amigo hablé con aquel chico ya que pudo ver esa chispa de algo diferente en su mirada cuando iban camino a la tortillería, algo muy parecido a alegría que nunca le había visto expresar.

Se sentaron a comer golosinas en la cama y miraron una película que estaban pasando en la televisión. El tema del chico hermoso se esfumó por un rato pero no se iba a quedar escondido por siempre pues ahora que Namjoon se propuso ayudar a su amigo no descansará hasta ver qué esos dos se dicen más de tres palabras.




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Las tortillas©«TaeGi»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora