Capítulo III (y medio)

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Dos semanas antes del corazón roto...

Yoongi y su mejor amigo buscaban alternativas para averiguar información sobre el castaño de la tortillería recostados en la cama del pálido. Hasta el momento, no sabían su nombre ni su edad y mucho menos que relación tenía con el propietario del negocio. Namjoon sugirió que es su hijo pero Yoongi le aseguró que de todo el tiempo que lleva viviendo en ese vecindario jamás había visto a un niño con sus características. Lo habría notado al instante, pensó Yoongi.

Después surgió la idea de que podría ser algún sobrino que fue obligado a venir a ayudar en la tortillería por haberse portado mal o tener malas calificaciones. Por un momento pareció una buena opción, Yoongi hasta estaba pensando en corroborar con el dueño del negocio para salir de dudas pero recordó que desde que el castaño apareció ha visto menos seguido al señor Kim. Yoongi no es de hablar con muchos, menos adultos, pero siendo del mismo vecindario se acostumbró a ver al señor Kim desde pequeño detrás del mostrador.

Lo que Yoongi no sabía es que pudo simplemente haberle preguntado a su mamá.

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A Yoongi no le importaba en realidad si el chico era el príncipe de Xochimilco, él solo quería poder disfrutar de su belleza. Y eso solo era posible cada vez que compraba tortillas. Su mamá incluso comenzó a normalizar el hecho de que su hijo parezco feliz de ir a comprarlas aún en los días más calurosos.

El único problema de Yoongi era que solo podía admirar tímidamente a su chico de ensueño una vez al día por unos cuantos segundos, minutos si tenía suerte. El chico castaño en realidad era muy eficiente en su trabajo y casi nunca se tardaba tanto en atender a un cliente. Eso molestaba a Yoongi y lo hacía admirarlo al mismo tiempo. No es como si el quisiera trabajar pero de no haber sido por la presencia del castaño su verano sería bastante aburrido.

Yoongi debía encontrar una solución para su problema. Se sentía como un drogadicto que cada vez estaba necesitando una dosis más fuerte de droga para sobrellevar el día. Él necesitaba más del castaño, más que solo verlo una vez al día. Pero ¿Cómo lograría eso?

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—Yoongi, ve a comprar más tortillas— dijo su madre tendiendole el dinero y mirándolo con el ceño fruncido.

—Achis, ¿Apoco ya se las acabaron?— contestó el pálido con tono fingido de molestia.

—Pues si misero, nadamas trajiste medio kilo— dijo la amable dama en reclamo.

—Misero tu abuelo...¡No, con la escoba no!— gritó el pelinegro tomando el dinero y alejándose a toda velocidad de su amada madre.

El chiste de pelear con su mamá es disimular que algo trae entre manos. Algo tan sencillo como comprar medio kilo de tortillas cada vez que va a la tortillería le da la oportunidad a Yoongi de ver al castaño por lo menos dos veces al día. Y mi mamá pensaba que nunca sería bueno para algo, pensaba el pálido mientras daba brinquitos de camino a la tortillería.

Por el momento su problema estaba arreglando pero debería pensar en algún avance más óptimo porque las tortillas no se venden en dieciséisavos de kilo.




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Espero les haya gustado este mini capitulo extra. Esto es una forma de agradecerles por leer está historia y comentar. De verdad me pone muy contenta saber que les está gustando y les haga feliz.

¡Nos leemos el miércoles!

Las tortillas©«TaeGi»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora